La última vez que Bruce Springsteen pisó Donostia fue el 17 de mayo de 2016, en la gira que homenajeaba The River (1980), uno de los discos más importantes de su carrera. El concierto en Anoeta fue soberbio y enlazó sus éxitos más comerciales con canciones menos conocidas que hicieron las delicias de sus seguidores más acérrimos.
En una actuación de tres horas y cuarenta minutos, el boss interpretó 35 canciones, 13 de ellas pertenecientes a The River. Estos fueron algunos de los momentos más destacados de una noche que, a buen seguro, está en las retinas de quienes la disfrutaron:
‘Working On The Highway’
Fue la primera canción de la noche, un punto de partida perfecto que auguraba una velada imborrable. Un sonriente Springsteen se subió al escenario ante un público entregado desde los primeros acordes que emanaban de su guitarra acústica. La fiesta no había hecho más que empezar.
‘The Ties That Bind’ y ‘Sherry Darling’
Los dos primeros temas de The River sonaron uno tras otro para poner el estadio de Anoeta patas arriba. Springsteen, a sus 66 años en aquel momento, y su E Street Band desplegaron su inapelable energía en unas versiones que recrearon a la perfección el inolvidable inicio de un álbum mayúsculo, que marcó un antes y un después en la trayectoria del de Nueva Jersey.
‘Independence Day’
Esta majestuosa balada representó, sin lugar a dudas, uno de los puntos álgidos de la noche. El artista puso el sentimiento necesario a cada palabra que salía por su boca, en una deslumbrante interpretación. Mención especial a Jake Clemons, quien se marcó un hipnótico solo de saxofón que hizo recordar los mejores momentos de su tío, el legendario Clarence Clemons, fallecido en 2011. Independence Day es una de esas canciones por las que merece la pena pagar la entrada de un concierto del boss. Los que estaban en Anoeta aquella noche pueden corroborarlo.
‘Fire’
Cuando comenzaron a sonar las primeras notas de bajo de Fire, seguro que los fans más fieles de Bruce dibujaron una sonrisa en sus rostros. No es para menos, ya que es una canción que en los últimos años no acostumbra a interpretar en exceso. Fire es un vívido recuerdo de la época dorada de su autor, la de finales de los setenta, cuando su incandescente talento dejó una sucesión de discos y conciertos impagables que hoy forman parte del canon del rock.
‘The River’ y ‘Point Blank’
Ni los más optimistas podían prever que Springsteen enlazaría The River y Point Blank, dos pesos pesados de su repertorio. Pero aquella noche de mayo fue especial, como lo fueron estas dos interpretaciones que dejaron al público boquiabierto y sin palabras.
Sucesión de ‘hits’ para cerrar un concierto épico
El fin de fiesta estuvo a la altura de un concierto tan intenso como vibrante. No faltaron en la tanda de bises sus canciones más recordadas: Thunder Road, Badlands, Born In The U.S.A, Born to Run, Glory Days o Dancing in the Dark encendieron, más si cabe, a un público que no podía ocultar sus radiantes sonrisas. Miraras donde miraras, todo eran caras de felicidad. Springsteen tiene ese poder: durante tres horas consigue que el mundo se detenga y que solo importen sus canciones.