El northern soul sigue siendo un gran desconocido para el público general. Aunque ya había sido adoptado por los mods en los años 60, el subgénero saltó a la fama una década más tarde, cuando un grupo de pinchadiscos del norte de Inglaterra empezaron a redescubrir rarezas soul que volvían loca a la gente. Era una música trepidante que invitaba a desfogarse en la pista de baile y que, por lo que sea, había pasado desapercibida entre una parte de la juventud inglesa. El club Wigan Casino, ubicado a medio camino entre Mánchester y Liverpool, fue el templo del northern soul a mediados de los 70. Allí, cientos de acrobáticos bailarines, ayudados por el polvo de talco esparcido por el suelo, lo daban todo durante los fines de semana en las míticas allnighters, que se prolongaban hasta las 8 de la mañana del día siguiente.

De aquella escena de soul underground quedan los singles y algunas sesiones de DJ revivalistas, pero, sobre todo, ha trascendido el famoso lema Keep the faith (mantén la fe) con el logo del puño alzado que muchos melómanos han popularizado en parches, bolsos, chapas y camisetas. Recientemente, el grupo británico Pulp, estandarte del britpop de la década de 1990, ha homenajeado las frenéticas noches del Wigan Casino con el videoclip Got to Have Love en una invitación a revivir esa explosión de baile y libertad. El colectivo Gasteiz Soul Club, creado en septiembre del año pasado por varios aficionados a la música negra y sus aledaños, también ha adoptado la característica insignia del northern soul en su logo con el mensaje en euskera ‘fedeari eutsi’. Gracias a sus periódicas sesiones musicales, presentaciones de libros y otras actividades, están dinamizando la oferta de ocio y cultura en la capital alavesa. 

El centro neurálgico de estos amigos unidos por su amor por el soul es Ttipia Taberna, reabierto en 2023 como pub especializado en cerveza artesanal en la calle Zapatería. El bar Sua, más enfocado al rock and roll y también ubicado en el Casco Viejo, es otro de los lugares de reunión. Son como sus dos iglesias. Hace unos días celebraron en este local una pinchada de soul, rythm and blues clásico, funk y bugalú a la hora del vermú. La actividad del colectivo se puede seguir a través de la cuenta de Instagram @gasteizsoulclub_.

Según cuenta Ion ‘Okantza’ Etxebarria (Arrasate, 42 años), uno de sus principales impulsores y miembro asimismo de otro colectivo musical gasteiztarra llamado Beat artean, el proyecto nació de un golpe de casualidad. Su amigo Igarki lo invitó a participar en una fiesta en la que iban a contar a los platos con el DJ Txema Urdampilleta, alias Dancing animals, del Ciares Soul Club de Gijón. Fue entonces cuando a ambos se les encendió una bombilla: en el cartel del evento, celebrado el 21 de septiembre en el bar Sua, decidieron rotular Gasteiz Soul Club debajo del alias de DJ de Ion (Ok!antza). Aquel improvisado gesto fue el pistoletazo de salida. 

Mejor en singles de vinilo

“Lo que queremos es que, al igual que sucede en otras ciudades, Gasteiz también acoja eventos relacionados con el soul. Prácticamente cada fin de semana hay sesiones de música electrónica, lo que cual está muy bien, pero nos gustaría trasladar el mensaje de que el soul es un género musical que sigue muy vivo”, explica Ion, profesor en la escuela IDarte y que también ha hecho sus pinitos en el periodismo musical vasco (ha sido colaborador de la revista en euskera Entzun! y codirigió el programa Hiru Kortxea de la radio comunitaria y libre Hala Bedi). Calcula que su colección personal supera los 500 singles en vinilo, además de atesorar cerca de 1.000 elepés y otros tantos cedés que, entre risas, confiesa tener almacenados sin apenas darles uso. 

El soul es un género musical que sigue muy vivo

En este mundillo, el vinilo es el formato rey indiscutible. Los singles de siete pulgadas (ligeros y cómodos de transportar en unos prácticos maletines con asas) son los favoritos de los DJs. Las normas son bastante estrictas a la hora de pinchar música. Pero además de algunas líneas rojas (¡solo en vinilo!), hay cierta manga ancha en cuanto a estilos musicales (además del soul, en las sesiones tienen cabida el funk, los ritmos latinos e incluso sonidos relacionados con la escena mod y sixties) y no es obligatorio que los singles sean originales. Las reediciones, más asequibles, también tienen cabida en las fiestas de Gasteiz Soul Club

Ion 'Okantza' Etxebarria

Pero, por encima de todo, la música soul es el auténtico eje sobre el que pivota toda su actividad. “El soul es dulzura y rabia, amor y tristeza, energía y calma, emoción y poder, en definitiva. Abarca el rythm and blues, el góspel, el blues y otros ritmos afroamericanos. Y es una música que entra bien tanto por la mañana, mientras lees o haces deporte y antes de acostarte. O sea, en cualquier momento del día. El soul lo tiene todo y lo tiene todo bueno”. Fuera de los pesos pesados de los años 50 y 60 (Ray Charles, Sam Cooke, Otis Redding, Aretha Franklin) parece extenderse un gran desierto en el que no hay más figuras que reivindicar. Sin embargo, la lista de nombres subterráneos y minoritarios es casi infinita. 

Queremos que Gasteiz también acoja eventos relacionados con el soul

Ion Etxebarria afirma que todavía hoy sigue descubriendo a artistas soul de todas las épocas. Y recuerda que en Euskal Herria no faltan los festivales especializados en música negra y R&B de la vieja escuela. Destacan el Mojo Workin’ donostiarra y el Beltza Weekend de Iruña, dos de los certámenes dedicados a la música soul y cultura afroamericana más consolidados. El DJ gasteiztarra de adopción sostiene que en nuestro entorno hay cierta tradición de grupos que beben de estos sonidos, como los históricos The AllnightersMissisipi Queen & The Wet Dogs, Noa & the Hell Drinkers o Arima Soul. “Yo, que vivo en Gasteiz, miro con cariño al colectivo Gautxoriak de Iruña, que llevan ya bastantes años desarrollando una actividad muy interesante”, comenta Ion. 

LOS CHICOS DEL SÁBADO

Hace tiempo que se oye la misma cantinela en algunos circuitos musicales: que a los conciertos de grupos de rock ya no van los jóvenes porque están más interesados en otros estilos contemporáneos como el hip-hop, el trap o el reguetón. Puede que haya una parte de verdad, pero también otra de espejismo, cuando se dice que la música de guitarras, asociadas durante décadas a la juventud, es cosa del pasado. Fuera de la radiofórmula y los grandes festivales, la realidad es que multitud de chavales de 20, 25 o 30 años orbitan en escenas musicales que triunfaron en décadas anteriores. El rock, el pop y el punk, como el soul, el reggae, el hardcore o el garaje, sigue formando parte de varias generaciones. 

En las fiestas de Gasteiz Soul Club la media de edad del público ronda los 40 años, aunque, según cuenta Ion Etxebarria, se ven también cuadrillas de veinteañeros atraídos por el “mundo del vinilo” y que estéticamente encajarían con tribus urbanas clásicas como mods, punks o skinheads. “Hay mucha chavalería a la que le encanta el punk o el oi! [un subestilo del punk, más macarra aún], pero vienen en cuadrillas heterogéneas donde les gustan cosas distintas”. Recientemente, ha surgido en la capital alavesa un nuevo colectivo llamado Saturday Kids, como la canción de la banda inglesa The Jam, asociado, en este caso, al pop británico y a la cultura del fútbol. “Lo llevan chavales jóvenes, así que, sí, hay relevo”, asegura Ion. 

Exposiciones y libros

En sus primeros nueve meses de vida, han apoyado e impulsado algunas iniciativas expositivas y literarias relacionadas con la música. Del pasado 18 de febrero al 15 de marzo, por ejemplo, la tienda de discos Old Tower Stuff acogió una exposición sobre modzines (fanzines dedicados a la subcultura mod) de los años 80 y 90 gracias a la colección particular de Iñaki ‘Igu’ García, líder de los Allnighters de Gasteiz. Siguiendo con la misma temática, en febrero presentaron el libro En mi ciudad, del catalán Álex Vallet Pons, que retrata, a través del testimonio de sus protagonistas, el desarrollo de la escena mod en la Barcelona preolímpica. Por último, junto al colectivo gasteiztarra de música reggae Zuretzako Mezua, también presentaron otro libro, La leyenda de Toots Hibbert… Y el reggae tuvo soul. 

“Nuestro objetivo principal son las pinchadas y pasar un buen rato con los amigos bailando música soul, pero tampoco nos centramos solo en eso”, cuenta el cocreador de Gasteiz Soul Club. Ion Etxebarria creció escuchando en Arrasate la música punk de formaciones clave de los ochenta como RIP o Cicatriz hasta que, poco a poco, se le fue metiendo el gusanillo por el soul. El colectivo funciona sin prisas ni agobios: cuando surge una buena oportunidad, se lanzan a por él y ya está. Montan sus saraos sin unos días fijos o preestablecidos para no pillarse los dedos. La clave de todo, ya lo dice el eslogan, es mantener la fe. Keep the faith.