El pasado 14 de noviembre la Euskadiko Orkestra (EOS) lanzó el proyecto Abestu Euskadiko Orkestrarekin, que hizo un llamamiento a la sociedad para todos aquellos que quisieran cantar junto a la agrupación. ¿Los requisitos? Tener una formación musical mínima y saber leer partituras. María Mendiola, Imanol Galdós y Puri Martínez cumplían con ambas, y no dudaron en completar la inscripción.
Mendiola, que lleva cerca de un año cantando en el coro donostiarra Itxaso, explica que se enteró de la oportunidad a través de “unos compañeros de la agrupación que son americanos” y acto seguido pensó que “si ellos se habían apuntado, ¿por qué no iba a hacerlo yo?”. Galdós, natural de Oñati, en cambio, no tenía relación con el mundo musical desde que cantó en un coro infantil de su localidad hasta los 14 años. No tiene buenos recuerdos de su etapa como estudiante de solfeo, y afirma que se apuntó por “un impulso”. "Estar aquí me está reconciliando con la música”, explica.
La música clásica es una de las pasiones de Martínez, y la donostiarra, que es parte del coro de la Escuela de Música de la ciudad, recuerda que les avisó una compañera en un ensayo de la "oportunidad”. “Al principio sentí vértigo de apuntarme, pero después recapacité y no quise dejar pasar la opción de poder vivir la experiencia de cantar en un grupo tan emblemático”, añade.
Tras recibir 500 inscripciones en varias semanas, la Euskadiko Orkestra cerró el plazo para entregar candidaturas y seleccionó a los 120 participantes que le acompañarán. El mensaje de que habían sido seleccionados les alegró las navidades a los tres, y tanto Mendiola como Martínez sintieron “una gran ilusión” al recibirlo. Para la segunda, en concreto, haber sido seleccionada fue “el regalo de Navidad” de este año.
No obstante, haber sido aceptados incrementó el nerviosismo y la intriga de saber cómo sería ensayar y participar en un concierto con la orquestra. Al no haber necesitado hacer ningún casting para ser seleccionadas, tener miedo al primer o día o sentir vértigo de cantar delante de muchas personas, son pareceres que comparten Martínez y Mendiola. Para acceder a uno de los puestos, tan solo tuvieron que rellenar un cuestionario con diferentes preguntas.
Primer día
El día de la presentación, los tres coinciden en que les "quitaron los nervios rápidamente, porque la acogida fue muy cálida" y les transmitieron "mucha tranquilidad”. “Nos han hecho sentir cómodos desde el primer momento, y ver que todos los participantes venimos de diferentes sitios y situaciones me relajó mucho”, afirma Galdós, quien también cree que “este programa da oportunidad a gente que no es experta en la materia”.
Finalizado el primer ensayo, Martínez se marchó a casa con la sensación de que el ambiente que se encontró fue “muy familiar”. La incertidumbre era elevada entre los participantes, y aunque ya conocían la sede porque habían acudido a ella para disfrutar de diferentes conciertos, Martínez aclara que “no es lo mismo sentarse en una butaca como espectador que subirse al escenario y ver desde allí el salón de ensayos”. “Nos sentimos protagonistas y el programa nos ha acercado a un mundo que antes podíamos ver muy lejano”, explica Galdós.
"Nos han hecho sentir cómodos desde el primer momento, y ver que todos los participantes venimos de diferentes sitios y situaciones me relajó mucho"
Los 120 participantes en la iniciativa interpretarán tres obras junto a la agrupación: Va Pensiero y Coro di Zingari, de Giuseppe Verdi, y Maite, de Pablo Sorozábal. Para ello, ya van por el cuarto ensayo, que se llevo a cabo el pasado miércoles. “Están yendo de maravilla, porque todo está muy bien organizado”, afirman.
Mendiola, por su parte, ya había cantado dos de las piezas que interpretaremos en el coro y la tercera “es muy conocida”, por lo que la tarea de memorizar y perfeccionar la interpretación ya la tenía avanzada antes de recoger las partituras en el primer encuentro en la sede de Miramón. “Son obras pegadizas, y creo que todos los estamos haciendo realmente bien”, añade.
En cambio, Para los que conocían las obras y solo las habían “tarareado”, como Martínez, no será tan sencillo memorizar las letras, porque “cada obra tiene sus características”. “El hecho de tener que aprender las letras de canciones italianas va más allá de cantar”, para Galdos, que afronta “un reto personal”.
Una oportunidad abierta
El programa lanzado por la EOS en noviembre no iba dirigido a ningún sector de la sociedad en concreto, y “ver que los 120 participantes somos de lugares diferentes, no compartimos edad ni tampoco aficiones, humaniza mucho el proyecto”, explica Galdos, a lo que suma que la iniciativa promueve la “integración y la inclusión”. “Hay gente de Gipuzkoa, Bizkaia o Araba, y no todos venimos de los mismos lugares”, detalla Martínez.
De cara al concierto, Galdós y Martínez creen que “será un momento de liberación y por encima de todo, para disfrutar”. Mendiola, en cambio, está convencida de que lo vivirá con nervios porque “estar encima de un gran escenario como el Kursaal o el Euskalduna delante de tanta gente impresionará mucho”. La donostiarra ha estado en ambos auditorios como espectadora, pero tiene claro que esta vez su experiencia “será inolvidable”.
Para repetir
Aunque todavía les queden varios ensayos para preparar los tres conciertos en los que participarán, están disfrutando mucho el camino y ninguno duda: “Es una experiencia recomendable para todo aquel al que le guste cantar”. Martínez espera que “otros participantes den su nombre la próxima edición, Mendiola “repetiría la experiencia sin dudar” y, Galdos abre la puerta para volver a ser parte de un coro cuando se jubile y "tenga más tiempo libre”.
Los tres son conscientes de la magnitud de un programa como este y antes de que este termine ya agradecen "de corazón" el esfuerzo realizado por todos los organizadores, preparadores y directores, que desde el primer día les acogieron "con los brazos abiertos”.