Arantza Urkia, directora de la Biblioteca Central de Donostia, ama su profesión, le apasiona, y con pasión habla de las bibliotecas, de los libros, de la lectura. A punto de culminar su carrera profesional, ha convertido en libro impreso el blog Liburutegiaren ahotsa. El título en castellano es Entre estanterías y páginas: un viaje por las bibliotecas

¿Qué es este libro?

Es un libro-blog impreso. No es habitual recoger la información que hay en los blogs y editarlos, pero a veces se hace. En el Servicio de Bibliotecas de Donostia lo hemos hecho, por una parte, para que quede, porque en la nube ya no está en su totalidad. Como bibliotecarias creemos que el contenido es interesante, no para quien vaya buscando una novela, sino para un público más vinculado a nuestra profesión. Pueden ser libreros, porque menciono muchas librerías; arquitectos, porque en algunos post hablo de la arquitectura de las bibliotecas; puede ser el lector que quiere formarse más en la materia y, por supuesto, las propias bibliotecarias. 

¿Qué va a encontrar quien bucee en este trabajo?

En el blog me centraba en los temas de interés para las bibliotecas de cada año. Por ejemplo, entre los post en 2011 se halla uno dedicado al nuevo catálogo online para las bibliotecas o del libro escrito por Jacques Bonet, Bibliotecas llenas de fantasmas, que se editó ese año...

¿Cómo lo cuenta Arantza Urkia?

El estilo es muy ligero. No es un libro en lo que lo importante sea el estilo, lo que importa es recopilar las referencias bibliográficas y las temáticas que no se recogían en otros blogs. Yo me lo planteé como un reto, todo el mundo hacía blogs y ¿por qué no en las bibliotecas? Para darlas a conocer y para que se conozcan mejor. En 2011 había muchos blogs, ahora estamos en otro momento. El tema de las redes varía mucho.

¿Qué criterio ha seguido para estructurar el libro?

Hemos seguido el criterio cronológico. Yo escribía, una vez al mes, un post en euskera y castellano en un blog de temática profesional, que estaban muy de moda en 2011. No me daba para más. Mantenemos esa cronología entre 2011 y 2018. No tenía muchos seguidores pero sí recogía comentarios sobre los temas que trataba.

Hace referencia a otras bibliotecas. ¿Cuántas ha visitado y cuáles le han gustado más? 

Que estén recogidas en este libro, he visitado en torno a quince. Me llamó la atención que cuando fui a Amsterdam, en el aeropuerto de Schiphol había una biblioteca de aeropuerto, me pareció muy interesante y curioso. Me pregunté, ¿para cuándo una en Loiu? Me gustó mucho la biblioteca de esa ciudad, la de OBA. Es una gran biblioteca moderna, muy dinámica. La visité en el día del Orgullo y la biblioteca estaba inmersa en la ciudad. Es una gran biblioteca, como hay muchas en Europa. También me gustó una biblioteca que se llama la Dama Blanca, en Eindhoven. Tenía un bar dentro en el que podías pedir una pizza. Estaba llena de estudiantes y se podía ver la vida.

“A Amazon le da igual vender una mesa que un libro, y eso no puede ser. Yo reivindico una ciudad con bibliotecas y librerías”

Un largo listado. 

Sí. Cuando fui a Shangai visité la Biblioteca Pública, cuyo lema era Saber es poder. Me gusto mucho, era muy tecnológica pero con mucha gente, consultando prensa digital, estudiando... Pero estaban allí.

¿Por qué hay que visitar las bibliotecas? 

Yo siempre lo recomiendo. Vete a la biblioteca, es pública, es libre, te podrás tomar un café, te podrás hacer una txartela (a veces te cobrarán algo)... Es una referencia en la ciudad.

¿Gozan las bibliotecas de buena salud? ¿Va la gente joven?

Yo creo que sí va. No van como antes, no consultan la prensa como se hacía antes. Van con el ordenador, con el teléfono. Y están cerca de los libros. Van para estar. La marca biblioteca se mantiene, pero los usos que se hacen de la biblioteca son distintos. Las bibliotecas se tienen que ir adaptando a lo que quiere la sociedad. Cuando hay una fiesta tiene que tener reflejo, tienes que sacar los libros relacionados con la temática que sea. La biblioteca es el tercer lugar de referencia. En otros países lo tienen muy claro desde hace décadas: al primer lugar el que tienes que ir es a la biblioteca. Tienes café, tienes el carné de la biblioteca que te permite coger libros y material para el ocio, vas a poder cargar el móvil, tener wifi gratis... Eso es lo que se lleva ahora, pero pueden surgir otras demandas y la biblioteca tiene que ser capaz de adaptarse, de cambiar los espacios.

¿El servicio de préstamo sigue funcionando? 

Sí. Este último año no hemos bajado y el pasado año fue de recuperación. ¿Nos causa preocupación el tema de la lectura? Mucho. En el blog hablo de la lectura, de leer en la nueva era, de la diferencia de leer en papel o en un soporte electrónico. La diferencia es que en estos soportes se lee con menos atención. En un móvil, por ejemplo, ¿cuánto texto puedes abarcar? Es algo que cualquiera hemos experimentado. Con un libro impreso te concentras más. Tengan cuidado con los niños. El mundo digital me preocupa y me preocupa Amazon, la gran librería. A Amazon le da igual vender un libro o una mesa, y eso no puede ser. Si el objeto libro no lo diferenciamos de los demás objetos, vamos mal. ¿Quiere decir que Amazon ha hecho todo mal? Pues tampoco. Funciona bien, es muy rápido.

Pero... 

Yo reivindico una ciudad con librerías. Si la librería me va a traer el libro, pues me espero un poco. No hay que tener tanta ansiedad. Libros tenemos muchísimos. Esa necesidad de inmediatez en tener el objeto... ¿Tienes que tener ya la última novela? ¿No puedes esperar? ¿No puedes ir a la librería y ojear otras? El librero es un buen prescriptor. ¿Prefieres que Amazon te diga que quizá te puede gustar porque has comprado antes esto o aquello? Yo reivindico la ciudad, con librerías y con bibliotecas. No me gusta que todo sea digital. Me gusta lo presencial. En el libro, por ejemplo, hay un post sobre la dieta digital, para que se desconecte un poco. El mundo digital evoluciona rápido, pero mucha gente dio por muerto el libro impreso y no ha sido así, se confundían. Recientemente han salido unos datos que indican que el libro impreso ha subido y el digital ha bajado. Lo que está funcionando muy bien y ha tenido un gran incremento es el audio libro, y tenemos poco en las bibliotecas.

“Todavía existe la censura. Cuando un político dice que no hay que comprar tal o cual libro por su temática, la está practicando”

¿De qué fuentes se ha nutrido para este libro?

De lo que pasaba en mi entorno y acudiendo a los libros, a lo que se editaba de cultura, historia del libro, el mundo digital...Siempre buscando la anécdota bibliotecaria y señalando los tópicos bibliotecarios. Al final se enumeran los 287 libros a los que hago referencia.

Habla también de censura en las bibliotecas. 

La censura todavía existe. Por ejemplo, el político de Vox que dice que no hay que comprar tal o cual libro practica la censura. Le pones la palabra y suena duro, pero es así.Siempre está ahí. Por ejemplo, cuando hay una guerra siempre existe la tentación del político porque algunos libros no estén. En una biblioteca tiene que haber libros de todas las materias, tenemos que hacer caso al ciudadano. El único libro que no puede estar es el que está prohibido por el juez. Los demás, si tienen calidad, tienen que estar. Tú eliges si coges ese libro o no. Tampoco estamos de acuerdo en que no hay que leer libros de princesas. Los cuentos tradicionales se demandan, se leen. Si una madre o un padre quiere dar otro tipo de educación a sus hijos tiene otro tipo de libros. Pero los otros no los vamos a retirar, porque forman parte de nuestra cultura. Para ir contra de algo o defender algo, tienes que conocerlo.

Hace usted referencia a la gran Biblioteca Central de Donostia. ¿Una asignatura pendiente?

Para mí es un fracaso no haber podido dar a los donostiarras la biblioteca pública central que me hubiese gustado. Tenemos una buena red de bibliotecas en las casas de cultura. Pero en Euskadi no parece que se entienda la idea de la gran biblioteca. La de Amsterdam tiene 20.000 metros cuadrados, y no tienes solo libros. Puede acoger numerosas actividades, tener un restaurante, me gustaría que estuviera unificado el público adulto e infantil... Tenemos una Biblioteca Central muy bien ubicada, porque la ubicación de Alderdi Eder es inmejorable. Pero no es el edificio. Yo creo que una ciudad de más 180.000 habitantes podría tener una gran biblioteca pública. Tenemos Carlos Santamaría, Tabakalera, el Koldo Mitxelena pero...

¿Sin esperanzas?

Hasta ahora no ha podido ser. Pero quizá en un futuro pueda ser. Igual el nuevo Koldo Mitxelena junto con una Biblioteca Central renovada... Podemos seguir dando un buen servicio, que es de lo que se trata.Pero me hubiera gustado ese gran espacio en el que se pudiera reunir todo el mundo y que se abriera de lunes a domingo mañana y tarde. Porque reivindico que la biblioteca sea para el ocio, que atienda a la gente que no puede ir entre semana. Y no echo a los estudiantes, que en un futuro pueden ser un padre o madre lectora que utilizará otros servicios. Me gustaría hacer exposiciones de libros, de nuestras colecciones. Y luego está la arquitectura de las bibliotecas, solo hay que ver las de muchos países. Reivindico que los arquitectos diseñen los edificios de forma conjunta con las bibliotecarias para que sean funcionales

¿Sería compatible con la red existente?

Sí. Somos una red. Tenemos un protocolo y adquisición centralizada. Estamos en muchos sitios y a veces cuesta a la gente identificarnos, pero funciona así, como la red de bibliotecas de Barcelona, que es nuestro modelo. Falta ese gran edificio con esa gran biblioteca central.

¿Cómo se puede conseguir este libro?

Está en todas las bibliotecas. Si alguien tiene mucho interés, que me lo pida. No se va a vender. Hemos hecho pocos ejemplares pero me queda alguno para quien tenga verdadero interés. 

¿Será su último libro?

Sí, más allá del que estamos haciendo sobre los 150 años de la biblioteca, que espero que salga el año que viene. Pero no lo estoy haciendo yo sola. No soy escritora, soy lectora y bibliotecaria.