En el último día de los conciertos del auditorio del Jazzaldia en el Kursaal, sold out de nuevo para disfrutar con una nueva presencia de Diana Krall. Y ya van unas cuantas. Qué mejor manera que clausurar los conciertos con una sesión sosegada, muy digerible y en la que la cantante canadiense se ha dedicado a dar un repaso a una serie de canciones, la mayoría versiones, en un show que se ha movido en términos de mainstream y donde nada se ha salido de la norma.

A pesar de que el concierto era a las 17.30 horas, el ambiente generado evocaba nocturnidad. Diana Krall se ha hecho acompañar por Matt Chamberlain en la batería y Sebastián Steinberg en el contrabajo.

Ha empezado con Almost like being in love, donde ya nos hemos percatado de cuál iba ser el ambiente del espectáculo: tranquilidad, parsimonia y quietud. En All or nothing at all ha jugado con la voz, con pequeñas variaciones vocales, pero sin sobresaltos y en algún momento se ha acordado del piano...

El clásico de Cole Porter I´ve got you under my skin ha sonado lentísimo, sin apenas acompañamiento, susurrando, y parecía que entrábamos en fase de recogimiento tras una vertiginosa semana. Ha sido como una terapia de desconexión emocional, con más de uno dando cabezadas. Comes love ha resultado delicada, frágil, con bellos pasajes del Sr. Steinberg y Diana demostrando con timidez sus dotes como pianista.

Se ha atrevido con Bob Dylan y ha hecho una exasperante lentísima versión de Queen Jane Approximately. No se ha parecido nada al original. La ha llevado a su terreno, la ha mimado y le ha dado una emoción diferente. Está claro que es una gran canción.

Lost mind nos ha despertado un poco y ha traslucido un poco de vitalidad. El público estaba como abducido, como si los hubieran hipnotizado. Nadie ha levantado la voz.

La versión de Just you just me exige el protagonismo de bajo y batería, y este último nos ha brindado un excelente solo.

Sola sobre el escenario, Krall nos ha ofrecido una atractiva versión de In the wee small hours of the Morning. Tras un pieza instrumental cercana al ragtime, ha llegado un Gershwin They can´t take that aeay from me, de nuevo más baja de pulsión que en su versión en disco.

Otra versión, ahora de un tema de Buffalo Springfield, Mr Soul, ha sacudido un poco la tarde con sus giros y variaciones. Ha mantenido ese registro cercano al susurro. Ahí se ha sentido cómoda. Lets fase the music and dance, de Irving Berlin, se ha convertido en uno de los puntos álgidos de la tarde, y ha removido al personal y las buenas sensaciones. La cantante ha hecho tan solo un bis, a diferencia de otros conciertos de la gira, y se ha marchado con Take the A train. Ha parecido cansada, cantando hacia dentro y no proyectando su voz.

No ha molestado, pero tampoco ha asombrado.