El 59 Jazzaldia está a punto de comenzar. Pero no le tengan miedo. El pianista donostiarra experto en jazz Iñaki Salvador responde a la llamada de este periódico para que el lector no iniciado pierda cualquier tipo de temor a un estilo tan variado como el jazz. Salvador, que en 2020 recibió el Premio Donostiako Jazzaldia por toda una vida entregada al jazz y por ser uno de los músicos que más veces ha participado en este encuentro, actuará este domingo en Chillida Leku, en una previa al inicio de la programación oficial el próximo martes. El donostiarra, que también es profesor de Musikene, defiende que en un evento de este tipo tiene que haber periodismo especializado, sí, pero también "divulgación".
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¿Existe el miedo al jazz?
El jazz lo puede disfrutar cualquier persona. Es una música muy joven, que nace a inicios del siglo pasado, pero que ha tenido un desarrollo espectacular. En comparación con otras tradiciones como la música culta o clásica, que tienen siglos de historia, el jazz, siendo tan joven, ha experimentado un desarrollo explosivo y vertiginoso. Por su propia naturaleza, se ha fusionado con multitud de estilos. Se podría decir que es pura contaminación, de la buena en este caso, y pura fusión de estilos. No es un estilo único y unívoco. No es una música difícil, aunque es cierto que es importante que cada uno busque su acomodo. Metafóricamente, la música de jazz es como un edificio muy acogedor, pero con habitaciones muy distintas. Cada uno tiene que buscar la que está decorada más a su manera y que le puede dar una sensación de paz. Pero cuidado, porque a veces podemos equivocarnos de habitación y entrar en una donde hay una fiesta tremenda, cuando lo que queremos es irnos a dormir.
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¿Qué es el jazz?
El jazz, en origen, es una música afroamericana. Eso lo define todo. Es una fusión de la música americana y los ritmos africanos. Lo que llamamos estándar de jazz, que es un poco la literatura básica, son, en realidad, canciones del musical americano de Broadway tratadas rítmicamente desde el punto de vista de la raíz africana. La gran novedad que incorpora el jazz es el asunto de la improvisación. No es la primera vez en la historia de la música que se improvisa. Ya lo hacían, por ejemplo, autores barrocos como Johann Sebastian Bach, que era un gran improvisador. Pero en el jazz, a partir de esas melodías conocidas de Broadway, los músicos no se conforman con tocar la canción. Primero se toca lo bonito, es decir, la melodía reconocible, y a partir de ahí el músico de jazz improvisa.
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¿Cuál sería la estructura básica del jazz?
Primero, se expone la melodía, aquello que todo el mundo conoce. Esto capta la atención del público y lo reconforta. A continuación, comienzan las improvisaciones, que se realizan sobre la propia estructura de la melodía. El público podría seguir canturreando la melodía original mientras el improvisador crea una serie de piruetas y vueltas alejadas de la melodía, pero hechas sobre la estructura de la canción. Cuando acaba la ronda de solos (improvisa el saxofonista, el trompetista, incluso el contrabajista y el batería), la manera de cerrar la pieza es volver a tocar la melodía original, recordando al espectador que se ha hecho un viaje, quizá un vuelo, pero volvemos al aeropuerto de salida.
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¿Cuáles son los instrumentos más habituales en el jazz?
Los instrumentos imprescindibles en el jazz son el bajo eléctrico o contrabajo, batería, guitarra y piano, que componen la sección rítmica; el saxofón, la trompeta y el trombón, que son instrumentos de viento; y la voz. Estos nueve instrumentos se encuentran en el 95% de los casos en el jazz y son las nueve secciones que trabajamos en Musikene.
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Qué es el swing?
Es un elemento fundamental. En la música de jazz, el aspecto rítmico es muy importante. Los músicos de jazz tocan las corcheas de una manera especial, no de forma matemática como en la música clásica, sino de una manera más personal. Juegan con el ritmo, no son estrictos con lo que está escrito. El swing consiste en tocar rítmicamente un poco por detrás de lo que sería el tiempo original, con una sensación cadenciosa, un poco más vacilona y juguetona. El swing a la música es como el acento de un idioma.
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¿Y cuáles son los formatos más habituales en el jazz?
Los combos más habituales van desde el músico solista hasta los sextetos. Puede ser desde, por ejemplo, un piano solo, seguido por dúos, tríos (como el clásico trío de piano, contrabajo y batería), cuartetos (con un solo saxofonista o trompetista), quintetos y sextetos (tres vientos y tres músicos de acompañamiento). Del sexteto pasaríamos a la big band porque los septetos, octetos y nonetos son muy raros, apenas se dan. Una big band, por su parte, suele tener unos 17 músicos aproximadamente: tres filas de vientos (cuatro trompetas, cuatro trombones y cinco saxos), acompañadas de una sección contrabajo, batería, piano y guitarra.
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¿Cómo ha evolucionado el jazz a lo largo de la historia?
El jazz se ha relacionado muy bien con el espacio y con el tiempo. Se ha adaptado bien al paso del tiempo, incorporando las innovaciones musicales que han ido apareciendo. Por ejemplo, cuando llegaron los sintetizadores y toda la parte electrónica de la música, esto supuso una revolución absoluta en el jazz. Músicos como Herbie Hancock o Miles Davis, que venían de la tradición, abrazaron completamente estas nuevas tecnologías. Además, el jazz ha tenido un gran desarrollo en zonas geográficas muy distintas. Aunque nace en Estados Unidos, llega a todo el planeta y cada lugar le aporta sus características propias. Es como una planta que nace en un lugar y cuyas semillas se extienden por el viento, creciendo de forma diferente en cada sitio.
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¿Qué le recomendaría a alguien que desea iniciarse en el jazz?
Empezar por las big bands, las grandes orquestas de jazz de los años 30 y 40, y luego ir recorriendo la historia del estilo. Suelen tener, habitualmente, cuatro de cada tipo de vientos (trompeta, saxo y trombón) y la sección rítmica (batería, contrabajo, piano y guitarra). Después yo iría poco a poco hacia el bebop de los 40, y al hard bop y al cool jazz de los 50. Después llegarían las músicas de fusión y el jazz rock. Si uno recorre con naturalidad lo que los músicos fueron creando, es una buena manera de adentrarse en el jazz. Empiezas con una música simpática y divertida y vas avanzando hacia estilos más complejos. Por ejemplo, en la época del bebop, se siguen tocando estándares, pero la improvisación se vuelve más furiosa y enfadada, reflejando el momento social y la lucha racial de la época.
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¿Dónde se encuentra lo más interesante del jazz en la actualidad?
Es una pregunta difícil de responder porque el jazz actual es muy diverso. Hay músicos jóvenes increíbles en todos los continentes, desde América del Norte y del Sur hasta Asia. Cada uno puede encontrar interesante una cosa diferente: algunos prefieren el jazz fusionado con la música popular de cada sitio, que se conoce como jazz étnico, pero otros disfrutan más del jazz rock o el jazz fusión. Hay también quienes prefieren versiones muy improvisadas de discos referenciales de la música pop o rock pero lo importante es buscar tu lugar, porque la casa del jazz es muy grande y diversa.
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¿Qué recomendaría del 59º Jazzaldia?
Es una pregunta difícil. Reconozco que quizá la respuesta es muy donostiarra. Lo que recomiendo es ir a coger pintxos, es decir, picar musicalmente de diferentes bandejas. Soy fiel a los conciertos en San Telmo, que suelen ser de piano solo o pequeñas formaciones en torno al piano. Es una experiencia íntima y acústica. También suelo ir a un concierto en el Kursaal, para ver el gran espectáculo americano de este año: Diana Krall. Siempre se aprende algo. Y también haré una noche en la Trini para ver a Brad Mehldau. El Jazzaldia alberga la misma diversidad del jazz, desde conciertos que puedes disfrutar tomando una caña y charlando con amigos como en los orígenes del jazz, hasta otros que requieren toda tu atención y silencio, por supuesto.