Diego Vasallo. La posteridad para más tarde, dirigido por Beatriz Echeverría, es un documental centrado en el proceso creativo del donostiarra, tanto en su faceta de músico como en su faceta de pintor. El audiovisual se proyectó ayer por la tarde dentro del festival Dock of the Bay, mientras que hoy Vasallo repetirá en la programación al actuar en la sala Kultur Kluba de la Kutxa en Tabakalera. Será un concierto especial, cuenta este fundador de Duncan Dhu. No en vano, tardará en volver a subirse a un escenario, al menos hasta bien entrado 2025. Para entonces, prepara un nuevo proyecto musical.

¿Cómo surgió la propuesta de protagonizar este documental?

Javier Escorzo me trasmitió la propuesta de Beatriz Echeverría. Le apetecía hacer un documental sobre mi obra y mi trayectoria. Dije que sí desde el principio.

¿No le dio vértigo? 

La verdad es que sí. Le dejé vía libre para filmar y hacer lo que quisiera. De hecho, ha sido la primera persona que ha entrado con una cámara a mi estudio de pintura. Al principio tenía mis dudas de cómo iba a funcionar todo, pero ha sido una experiencia muy gratificante y muy placentera.

En este repaso de su trayectoria musical y pictórica, ¿ha aprendido algo nuevo sobre sí mismo? 

Una de las cosas que me gustó de la propuesta era que se iba a centrar en mi trayectoria como músico y como artista, no en mi biografía. Siempre que te pones a recordar tu trayectoria, se aprenden cosas porque lo vuelves a analizar y a desmenuzar. Diría que la conclusión es que seguimos sabiendo tan pocas cosas como al principio. El proceso creativo no deja de ser un misterio, algo inaprensible... Por mucho que intentemos racionalizarlo, es algo que se escapa a las definiciones, afortunadamente, dado que ahí se encuentra la magia del arte.

Además de entrevistarle a usted, el documental se completa con otros artistas que colaboraron con usted. Uno de ellos es Mikel Erentxun, que dice de usted que es un creador que necesita cerrar etapas para seguir adelante. ¿Es así?

Sí, creo que es así. Lo que me parece fundamental en esta forma de vivir, que es el mundo del arte, es que se mire adelante. No creo en la nostalgia ni en mirar atrás, porque mirar al pasado, en mi caso, es algo frustrante. Cuando veo mi obra anterior, solo acabo reparando en los errores, en las cosas que me gustaría corregir. Seguir trabajando es eso, intentar corregir lo que crees que podría haber sido mejor. A mí me gusta mirar hacia adelante, siempre. La única manera de avanzar es que creas que tu mejor obra no ha llegado y está por hacerse.

¿Eso es lo que ve cuando mira hacia el futuro? 

No es que lo vea, es lo que quiero creer. Si no pensara así no tendría la motivación suficiente para seguir.

En el documental, Harkaitz Cano recupera una cita de Rafael Berrio que lo describió como un hombre que basculaba entre la timidez y el aplomo. ¿Se ve representado en esa descripción?

Rafael Berrio me conocía muy bien, así que si lo decía él, seguro que estaba en lo cierto. Además, era una persona verdaderamente sagaz y muy acertada en sus observaciones. No voy a desdecir al gran Berrio (ríe).

Diego Vasallo y la directora de su documental, Beatriz Echeverría, este martes en los cines Trueba. Javier Colmenero

Para ser tan tímido, lleva subiéndose a los escenarios desde los 80.

Vivo en una contradicción permanente, pero la reivindico. Creo que es buena, me hace avanzar. Yo me levanto y puedo desdecirme de todo lo que dije la noche anterior. Nunca hubiera pensado que iba a pasarme media vida de escenario en escenario, no era ni siquiera mi intención. La vida, muchas veces, discurre por donde ella quiere. Por ejemplo, soy una persona que no es nada viajera y que se ha pasado media vida viajando, en furgonetas, coches, hoteles y, realmente, donde más cómodo estoy es en mi casa y en mi taller. Hay mucho de contradicción en ello, pero no pasa nada.

Se dedica a la música y a la pintura. ¿Tienen algo que ver?

Todas las artes tienen mucho que ver. El impulso que lleva a alguien a la creación es universal. Luego te decantas por unas disciplinas u otras en función de circunstancias o de habilidades más innatas. Creo que el impulso inicial es el mismo en un poeta que en un pintor, un actor o un cineasta... Es un impulso de querer compartir y de querer que a alguien le llegue tu propuesta o tu mirada. Lo que ocurre es que las metodologías discurren por caminos distintos que, incluso, son difíciles de compaginar.

¿Nunca ha sentido el impulso de escribir una canción que haya acabado convirtiéndose en un cuadro?

No. Por lo general, si estoy en un proceso de componer canciones para un álbum ya he tomado esa dirección. El material va hacia las canciones. Y si estoy pintando, también toda mi energía se enfoca en ello. De hecho, cada vez separo más un trabajo de otro. Puedo pasarme meses o, incluso, más de un año componiendo y en los que dejo de pintar o al revés.

¿Qué es lo que le ayuda a convertir sus impulsos creativos en una obra?

Me parece muy importante alimentarse de otras cosas y tener tiempo a tu disposición. No creo en la sobreproducción, en estar creando todo el rato. Hay que tener periodos largos de aprendizaje, de absorción, de ver cine, de leer, de viajar, de lo que quieras. Eso que vas absorbiendo acaba bañando tus obras. Si estás todo el rato produciendo, no te da tiempo a absorber cosas nuevas y es posible que te acabes repitiendo. Es muy importante ver a otros artistas. Todo eso me parece fundamental. 

¿Cuál es la práctica que más le alimenta?

En mi caso es la lectura, es casi primordial.

¿Qué es lo que está leyendo ahora?

Acabo de terminar un libro de ensayos de Wendell Berry que me ha gustado mucho. Y estoy con una novela negra, que es un género que me gusta mucho y que frecuento entre lectura y lectura. Se trata del último de Dennis Lehane, Golpe de gracia. 

Con el concierto de Kutxa Kultur Kluba de este miércoles hará doblete en el Dock of the Bay.

Actuaré con la banda completa. En principio, además, será una especie de despedida. De momento, será el último concierto en una buena temporada, a menos que salga algún otro. Mi intención es parar durante un tiempo para salir el año que viene con un nuevo proyecto musical, que me gustaría desarrollar. No quiero dar muchas pistas.

¿Tocarán temas de ‘Malo ni bueno’, su último EP?

Tocaremos tres de las cinco canciones del EP y luego haremos un repaso a casi todos mis discos en solitario.

El EP cuenta con cinco canciones largas.

Son muy largas. En el disco anterior, Caemos como un ángel, las canciones comenzaron a alargarse. No es mi intención, ni algo premeditado, que las canciones se alarguen, pero van saliendo así. Los temas, últimamente, se van conformando a través del texto y cuando salen textos largos, la canción acaba siendo larga. En el proceso, ni me planteo la duración.

En su carrera en solitario se ha acostumbrado a tocar en clubs, un tipo de escena que parece que en Donostia está desapareciendo.

Es una pena. A mí me gustan mucho. Mi lugar natural son los clubs y los sitios de aforos pequeños. Es donde he desarrollado toda mi trayectoria musical. La sala de toda la vida, con un pequeño escenario, me gusta mucho. Es algo que parece que estuviera desapareciendo. Cuando oigo reflexiones sobre que las bandas al crecer y tener éxito dan el salto de las salas a los festivales, muchas veces pienso que es una pena. Me parece que las salas son lugares mucho más apropiados para conciertos de rock y para escuchar música que grandes recintos y festivales.