Ya no quedan junglas adonde regresar es una novela escrita por Carlos Augusto Casas ambientada en Madrid y que está siendo llevada al cine por el productor gaditano Álvaro Ariza, en un rodaje dirigido por el mexicano Gabriel Beristain y protagonizada por el neoyorquino Ron Perlman, que se desarrolla desde hace más de un mes en Donostia. Parece un chiste, pero se trata del séptimo arte. Ariza y Beristain conversaron ayer con la prensa, en una jornada que se ha desarrolló en una lujosa villa en Miramon en la que se filmó una escena “clave” de la producción de la que prefirieron no revelar su contenido para no hacer spoilers. Lo que sí desvelaron es cómo será la Donostia que se verá en la película: “Mostraremos una ciudad en la que puede pasar cualquier cosa”.
Y tanto que sí. Por las calles de la Donostia noir de Ya no quedan junglas adonde regresar, pasearán antihéroes algo torpes como Theo, el Gentleman americano y exmilitar, al que da vida Perlman y que clama venganza debido a que tres procuradores (interpretados por Unax Ugalde, Diego Anido y Daniel Grao) han asesinado a Olga (Natti Natasha), una prostituta a la que pagaba por charlar. Además, por las avenidas de esta capital guipuzcoana, abogados de clase alta y sin escrúpulos viajarán en Hummers con escolta. Es la misma ciudad en la que un sicario (Marco de la O) venido de México para encargarse de Theo descubre su lado sensible en brazos de Lorena Bernal.
Ariza cuenta que hace seis años que conoce Donostia, desde que visitó el Zinemaldia. Se quedó “enamorado” de la ciudad. Nada más leer la novela de Casas, decidió que quería adaptarla y compró los derechos. También tenía claro que quería producir el primer largo de Beristain, pero no sabía qué proyecto adaptar.
Cuando Beristain leyó la novela, sintió la misma fascinación que Ariza y qué mejor que rodarla en la ciudad de la que fue su mentor. “¡Fue Antxon Ezeiza quien me dijo que debía dedicarme a dirigir!”, cuenta con orgullo el realizador que conoció al director de Ke arteko egunak (1990), durante su exilio mexicano. Su “gran maestro” fue el que le dijo que debía venir a Europa. “Y yo, como era gente muy de izquierdas, me vine a Europa”, rio Beristain, que añadió que a él no le interesaba trabajar en Estados Unidos. Fue nada menos que Sergio Leone quien lo recibió en Europa y quien le encaminó a estudiar cine en Reino Unido. “Las condiciones de la vida” lo pusieron en el camino de la dirección de fotografía, pero él quería dedicarse a la realización.
Después de encargarse de la fotografía de Caravaggio (1986), de Derek Jarman, el realizador vizcaino José Julián Bakedano le llamó a Inglaterra para que colaborase con él en la “primera película con sonido en directo en euskera”, Oraingoz Izen Gabe (1987), que se rodó entre Bilbao, Durango y Donostia.
Más allá del “misticismo” de las casualidades que cosen tiempo y espacio, el productor añadió que si bien la novela original está ambientada en la calle Montera de los 90, la actual ha perdido la “oscuridad” de la que gozaba antaño. Una vez roto ese corsé, y con el beneplácito del autor original, decidieron localizarla en Donostia, debido a su aroma “internacional”.
Beristain, de ascendencia vasca e hijo del actor mexicano Luis Beristain, se ha forjado una larga trayectoria como director de fotografía en superheróicas sagas de acción como las de Marvel. El “estigma” de estos técnicos de la imagen es que se les presupone que “no saben dirigir a actores”. Con intención de romper con ese prejuicio y demostrar que él sí es capaz de esta labor, se decantó por adaptar la novela de Casas, dado que era un proyecto para el que era indispensable un trabajo profundo con los intérpretes. “Sin eso no tienes película”, aseguró, para después añadir que el mayor reto ha sido convertir a un gran héroe de acción como Ron Perlman en un “héroe algo torpe”.