Montaña, historia y memoria dentro de un libro. Páginas para disfrutar, conocer y descubrir a través de la veintena larga de recorridos que Esther Merino Ruano propone en Rutas a frentes de guerra 1936-1945 en Euskal Herria (Sua Edizioak). A través de estas páginas se mira a lugares cercanos que a día de hoy siguen guardando vestigios de un pasado no tan lejano. Espacios en los que ahora se respira paz aunque hasta hace no tanto resonaba el conflicto.

Recreación guerra civil de Elgeta Iker Azurmendi

Es esta, sin duda, una propuesta novedosa, una obra en la que confluyen intereses y conocimientos distintos. No hay historia muda, dejó escrito Eduardo Galeano en un poema que Merino recupera en el prólogo de su obra. Búnkers, trincheras, refugios... siguen presentes –aunque a veces cueste encontrarlos– en los montes de Gipuzkoa, Álava, Bizkaia, Navarra e Iparralde, huellas que son memoria, “aunque en las generaciones actuales haya mucha gente que no sepa de esto”, de lo que ocurrió hace poco más de 80 años.

La curiosidad de la autora está en el origen de esta singular propuesta, en su necesidad de identificar lo que se ha ido encontrando en las rutas realizadas por diferentes lugares. A eso se une la intención de compartir la sensación de tranquilidad que ha respirado en los bosques de la guerra: “Es como si la naturaleza hubiera absorbido lo que pasó. Son lugares de memoria y, ahora, de paz”.

Un libro sencillo y manejable

Tras publicar Rutas montañeras a castillos medievales en 2021, la escritora –que también colabora con la revista Pyrenaica– aceptó el reto propuesto por Sua Edizioak para afrontar una segunda publicación. Eso sí, no quería caer en lo ya contado una y mil veces en este tipo de obras. Así que optó por una temática, cuando menos, llamativa.

A partir de ahí, Rutas a frentes de guerra 1936-1945 en Euskal Herria ofrece “un libro sencillo y manejable” que puede llegar a cualquier persona. Quienes se asomen a estas páginas, encontrarán más de veinte rutas. De cada una, se explica desde dónde aparcar para empezar el recorrido hasta cuántos kilómetros hay que hacer o dónde hay que parar de manera especial para encontrar los vestigios de la guerra. “En general, todas son sencillas, las puede realizar cualquiera que quiera hacer algo de naturaleza y montaña”.

Cada ruta tiene su introducción, un contexto de qué es lo que ocurrió. “La dificultad no ha sido buscar la información histórica; ha estado en sintetizarla para hacer todo sencillo, que no simple, y comprensible”. Así ocurre, por supuesto, en las referencias a Gipuzkoa, donde la autora habla de Kurtzetxiki, en Arrasate, la batalla de Akondia en Eibar, y la batalla de los Intxortas, en Elgeta.