Con motivo del 8 de marzo y de impulsar la visibilización de mujeres artistas, la iniciativa Gure Ahotsak ha programado una serie de conciertos en el Victoria Eugenia. Mañana será el turno de Queralt Lahoz, que estará acompañada por el guitarrista Daniel Felices. La catalana, muy apegada a sus raíces, se mueve por multitud de ritmos, entre los urbanos, los latinos, la música negra y el dancehall. Recientemente, ha sido galardonada con uno de los premios Music Moves Europe y en Donostia presentará su gira Todo se puso azul.

Participa en Gure Ahotsak, una iniciativa para visibilizar el trabajo de las mujeres artistas.

Queda mucho por hacer. Siempre ha sido un sector liderado y frecuentado por hombres. Aunque ahora somos muchas, es cierto que no siempre hemos tenido la oportunidad de estudiar música, de poder desarrollarnos. Es la hora de creérnoslo, de hacernos fuertes, hacer tejido para crear una comunidad y ocupar espacio.

La presencia de mujeres en festivales, por ejemplo, sigue siendo una tarea pendiente.

Es muy interesante que las ciudades brinden oportunidades como la de Gure Ahotsak. Si miras las listas de reproducción, los oyentes hombres siguen escuchando masivamente, en torno al 90%, a otros hombres. Y luego, las mujeres también escuchamos a muchísimos hombres. Por mucho que seamos cada vez más mujeres artistas, necesitamos sentir que tenemos ese refuerzo y ese apoyo.

Llega a Donostia con una gira que es más íntima. 

Venimos en formato dúo. Teníamos muchas ganas de hacer esto. Es un formato único y, además, es muy exclusivo porque hemos programado muy pocas fechas para poder hacer algo que supongo que sorprenderá. Lo que sí estamos logrando es emocionar al público. Es algo muy íntimo, bonito, de raíz. La banda suele tener una gran fuerza y también sensibilidad, pero el dúo consigue transmitir una emoción incalculable. Tenía ganas de que la gente viese la otra cara. Yo vengo de ser muchas cosas y cada formato te permite mostrar una de ellas.

"Es muy interesante que las ciudades brinden oportunidades como la de Gure Ahotsak"

Dentro de todas esas Queralt Lahoz que puede haber, ¿es el dúo la que la acerca a su alma más flamenca? 

Siempre puede haber matices y todos los formatos me permiten explorarlos y exprimirlos de una manera diferente. Los investigo y es lo que me gusta. Sí que tocaremos alguna pieza más de flamenco, que es un estilo del que beber y del que aportar matices a mi música.

‘Todo se puso azul’ es uno de los versos de ‘Tan rico’, la segunda canción de videoálbum ‘Alto cielo’. Llama la atención que salte de algo tan contemporáneo como un audiovisual que es a la vez un LP, a algo tan desnudo como dúo en el escenario.

Siempre hay que dar ese tipo de saltos para no olvidarnos nunca de dónde viene el artista y cuáles son sus capacidades vocales. También me parece que aporta una diversidad y un abaníco de posibilidades que me sostienen y que me hacen ser Queralt Lahoz. Que hagas un videoálbum mediante el que te sumerges en sonidos como la electrónica y acabes haciendo una gira a dúo con una guitarra es algo muy bonito. Todo eso es lo que yo soy y espero que este tipo de cosas también se den con mujeres artistas actuales, que cada vez sean más completas.

Al ser un concierto como el que propone, ¿no se siente más desnuda?

Estuve muchos años haciendo formatos más acústicos al cantar jazz, flamenco o bolero. Desde que era adolescente me he guiado por ello. No creo que me sienta especialmente desnuda. Siento que hay más espacio para la voz y para que con la voz pueda experimentar. Y, al mismo tiempo, habrá muchos más silencios, que para mí son fundamentales. Me parece que es un formato muy interesante, que aporta una sensibilidad mayor.

Su anterior trabajo, ‘Pureza’, comienza con un ‘track’, ‘Origen’, en el que se afirma que para ser artista hay que comunicarse con la verdad de cada una. ¿Usted ha llegado a su verdad?

Sí. Desde que saqué mi primer disco hace cuatro años, siempre he sido yo misma: me he permitido hacer un rap, me permití hacer un tema como El tiroteo, que está inspirado en el flamenco y en las bulerías y en el que cuento con Jorge Pardo... Me permití hacer algo que, quizás en aquel momento, otras artistas no estaban haciendo porque buscaban un sonido conjunto y no salir de ahí. A mí me apetecía hacer algo más personal y no preocuparme de lo que pensaran los demás. Fue una carta de presentación, una manera de abrir el disco dejando las cosas claras: Esto es lo que tengo que decir sobre lo que vais a escuchar. Soy yo, hago lo que me apetece y me dejo llevar por ello.

Su música está muy pegada a la identidad y a las raíces. ¿Qué era lo que escuchaba en casa de pequeña?

Muchas cosas. Escuché mucha radio, porque mi casa era un hogar en el que siempre teníamos el dial sintonizado. Todos mis familiares tenían su radio favorita. Escuchamos mucho flamenco, copla, boleros, canción de autor, pero tambien a Janis Joplin, Jimi Hendrix... Hay que tener en cuenta que mi madre es una mujer de los 60 y, claro, había otras músicas. Había de todo, se entendía todo y se permitía todo. En mi casa aprendí de mi madre a no prejuzgar y dejarme llevar.

 ¿Afecta la condición de clase a la hora de desarrollar una carrera musical?

Afecta muchísimo. El hecho de venir de una familia de clase trabajadora que viene de Andalucía, hace que tengas unos valores, por ejemplo, la defensa de la cultura, de la clase de la que vienes, de tus raíces. Yo escuchaba, por ejemplo, a Carlos Cano o a otros artistas que gente de mi edad no escuchaba. Escuchar la música de tus padres también es muy importante porque ahí está la magia. Lo actual está muy bien pero también hay que pasar por lo anterior para poder entender lo contemporáneo.

"El talento es eso que no se puede comprar, se trabaja"

¿Si uno pertenece a una clase pudiente lo tiene más fácil para dedicarse a la música?

Claro. A la vista está. Hay muchísimos artistas que vienen de ahí. Por eso están brillando, quizá, antes que otros. Poder tener un equipo creativo, un equipo de marketing, un equipo de ventas... no lo tiene cualquiera. O tienes un golpe de suerte, que le ocurre a uno entre miles, o tienes que currártelo muchísimo más. El dinero siempre es una herramienta que te da privilegios y que te permite llegar a tus metas, porque siempre va a abrir muchas más puertas. Eso es una realidad que sabemos todos, los de abajo y los de arriba. 

¿Y dónde queda el talento?

El talento es eso que no se puede comprar, se trabaja.

Citaba los equipos de marketing. ¿Qué piensa cuando se habla de un arte como producto de consumo?

Eso siempre ha sido así. Siempre ha habido bandas o artistas que desde un inicio buscaban un impacto visual, pero también había algo de producto. No hay por qué hablar de producto en sentido peyorativo. La gente se construye una estética o un estilo para poder diferenciarse de los otros, y para que lo suyo sea más suculento o aporte otros matices diferentes a la escena. Ahora, quizá, todo ello es mucho más visible porque jugamos constantemente con los números.

¿A qué se refiere?

Antes, como mucho, los números eran los discos que vendías. Ahora son los discos que vendes, las reproducciones, los seguidores... Pesa mucho el marketing porque parece que todo tenga que tener una venta continuada. Lamentablemente, se le pone tanto empeño a la venta que estamos friendo churros (ríe).

Hablando de vender, ¿cómo vendería su concierto de mañana? ¿Cómo convencería a un espectador que no la conoce?

Le diría que se anime a ver un encuentro maravilloso entre el pasado, el presente y el futuro de la música. Que se anime a ver cómo se puede desgarrar la música electrónica con seis cuerdas y una voz. Le diría que no pierdan la oportunidad de ver algo emocionante, bonito y humano.