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Los ajustes económicos impiden que Argiartean encienda sus luces en 2024

La inflación y el incremento de costes obliga a Donostia Kultura a dejar el festival de luces de Riberas de Loiola “en barbecho”.

Argiartean, festival de luz en Riberas de LoiolaArnaitz Rubio

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Argiartean, el festival de música, light-art y laboratorio experimental de Donostia, no volverá a encender sus luces, al menos en 2024. Los “ajustes” presupuestarios devenidos del incremento de la inflación que ha tenido que acometer el departamento de Acción Cultural de Donostia Kultura, encargada de la producción del evento, han hecho que, por el momento, el proyecto de Argiarteanpase a estar “en barbecho”. Así lo confirmó ayer a este periódico el director de Acción Cultural de la entidad pública, Jon Aizpurua, después de que el comisario e impulsor del festival, Edorta Subijana, diese a conocer a través de sus redes sociales que esta iniciativa no celebrará este año su tercera edición.

Argiartean es un proyecto que, como prueba piloto, nació en 2019, dentro del décimo Olatu Talka, si bien en 2022 pasó a ser un encuentro con identidad propia que se celebraba en el Jardín de la Memoria de Riberas de Loiola, obra de Lur Paisajistak. Con la Iglesia de Iesu, diseñada por Rafael Moneo, como mural sobre el que proyectar inmensos audiovisuales, el festival se convertía en un lugar y un evento “únicos en Europa y en el mundo”. Subijana, en una conversación telefónica, se muestra apenado y lamenta la decisión tomada por Donostia Kultura, “después de todo el esfuerzo que ha costado” organizar el festival.

La segunda edición se celebró en octubre de 2023 y llegó a reunir a 6.000 personas. Argiartean se iba, poco a poco, “consolidando” y había empezado a “calar” en la ciudadanía, cuenta el comisario, en un camino ascendente “bueno y positivo”, gracias, sobre todo, al “boca oreja” que invitaba a disfrutar de espectáculos difícilmente repetibles como la proyección sobre la fachada de Moneo del cine pintado de José Antonio Sistiaga, fallecido el pasado mes de junio, con Joseba Irazoki improvisando en directo a la guitarra y con Beñat Axiari cantando. “¿Cómo se supera algo así?”, se preguntaba Subijana, que también toma con “cierto optimismo” el hecho de que Donostia Kultura no haya dado definitivamente por cerrado este capítulo. 

De cualquier modo, “algunas cosas ya estaban en marcha”, se lamenta el comisario, que insiste en una idea: la suspensión “es una pena”, entre otras cuestiones, porque el festival respondía a algunos de los objetivos de la entidad pública como “acercar a nuevos públicos” y “explorar nuevos formatos en la calle”.

Desde el departamento de Acción Cultural, Jon Aizpurua, subraya que Argiartean pasa a estar “en barbecho” y que es su voluntad recuperar esta iniciativa cuando la coyuntura económica mejore. De Acción Cultural dependen todas las casas de cultura de la capital y en el inevitable “ajuste” presupuestario han tomado la decisión de prescindir de Argiartean que, en su segunda edición, tuvo un presupuesto de 140.000 euros.

“En los dos últimos años se ha producido un incremento enorme en el coste en los consumos, en las adjudicaciones de mantenimiento, en los servicios de limpieza, también en el personal...”, explicó Aizpuru, que pone un ejemplo: sólo el coste de consumo, mantenimiento y limpieza –sin tener en cuenta el personal– de una casa de cultura ha crecido un 180% con respecto al año pasado.

 Ante esta realidad, desde Acción Cultural han tomado el “criterio técnico” de “garantizar y mantener los servicios” de esta red de centros, así como sus programaciones, actividades y el trabajo que se hace en ellos con asociaciones vecinales, agentes, creadores y artistas, entre otros. En este sentido, añadió que han conseguido para las casas de cultura un presupuesto “normal” que ha obligado a tomar la decisión de no celebrar este año una actividad de reciente creación como es Argiartean. “Si el año que viene la situación es mejor, queremos seguir con ello”, aseguró.