El mestizaje de ska, rap, tex mex, rumba, rock, electrónica y pop de Esne Beltza también está presente en Durango. En este caso, con el que será su último disco, Esne bidea (Mauka), un trabajo repleto de colaboraciones, de Chambao a miembros de Suicidal Tendencies. Antes del agur definitivo, sus seguidores disfrutarán de una gira de despedida en 2024. “Es tiempo de celebración, no de tristeza”, explica Xabi Solano, su líder.
“Bidea bukatu da”, canta. ¿Por qué el agur?
Han pasado 17 años del inicio y pensamos dejarlo con 18, en 2024. Hay que saber terminar las cosas y no olvidar que siempre dejamos claro que cada uno tendría sus trabajos y que el grupo iba a ser secundario. Son 17 años, muchos hemos tenido familia y cuesta quedar. Ya sabes que somos 9 músicos, hasta 17 en la carretera.
Tener un grupo longevo cuesta.
Claro, por eso la decisión surge ahora, cuando todos estamos bien. Llevaba tiempo dándole vueltas, pero quería concluir con un disco que, creo, debíamos a quienes nos siguen. La reflexión creció con la pandemia y lo vi claro.
¿Cómo aguantarán tanto The Rolling Stones?
Yo también me lo planteo (risas). Lo cierto es que hay bandas que siguen con otros músicos, pero eso no es lo mismo. Esto se acaba y vamos a otro proyecto.
Y eso que ha acudido sangre fresca y femenina recientemente.
Sí, Lova Lois, de Astrabudua. Nos ha dado frescura y fuerza en los directos, y en el disco canta en dos canciones. Haremos un año con ella a tope, ya que siempre nos planteamos acudir a una voz femenina. Ahora, hemos dado el paso.
Siempre les he visto disfrutar arriba en el escenario tanto como el fan debajo.
Claro, por eso queremos dejarlo ahí, arriba del todo, como amigos y disfrutando. Y hemos conseguido cosas que ni nos habíamos imaginado
Fiesta y reivindicación. ¿Es el carburante principal de este viaje?
Sin duda alguna, desde el principio. El primer tema fue Bozgorailuetatik, que sonó en todas partes y aludía a los presos.
Y en lo musical, casi prejuicios cero ¿no?
Si está bien hecho, vale todo y mucho. Al ser músicos valoramos lo que está bien hecho y no nos cerramos a nada. Cada disco lo hemos utilizado para aprender y para escuchar cosas que normalmente no haríamos. Además, cada miembro viene de palos distintos: el batería, de Su ta Gar, yo, del grupo de Fermín Muguruza… El resultado final es una coctelera de estilos, así que prejuicios cero.
Y la música popular euskaldun, en la raíz, desde la triki.
Sí. Mi hermana Kristina y yo venimos de ahí desde txikis, de la música de raíz, de la triki, el pandero, los campeonatos… Esa raíz nunca falta en el grupo, al igual que el euskera aunque no siempre componga con la triki. A veces con piano o guitarra, según. Tengo un montón de instrumentos en casa y chapurreo con ellos.
Del rock a la electrónica, pasando por rap, reggae, ritmos latinos, flamenco, aires mexicanos… ¿De Negu Gorriak y Laboa a los ritmos negros de Temptations, Nina Simone y Public Enemy, y de Mano Negra a Camarón y The Clash?
Justo me dices lo que suelo escuchar yo y el resto de la banda, así que eso se refleja en las canciones.
¿Qué tienen en común artistas tan dispares?
La reivindicación, siempre oímos ese tipo de música.
Los músicos suelen huir de las etiquetas, pero nunca ha renegado de las palabras mestizaje o fusión.
Me encanta el mestizaje, estoy a favor. Vengo de tocar la triki, instrumento tabú a la hora de mezclar con otros estilos, pero rompí con ese prejuicio, al igual que Joseba Tapia. Mano Negra son los reyes del mestizaje, como Negu Gorriak, y me encantan, como los actuales La Pegatina.
Estos encuentros van más allá de la música y se reflejan en lo personal.
Van de la mano, por eso cuando vamos a grabar llamamos para colaborar. Pero siempre tiene que haber algo de coleguismo y calor, no hacerlo por el nombre y la difusión. Eso es un error.
El ciclo se cierra con un disco. ¿Obligado?
Sí, queremos acabar con disco y gira, y aportando en lo social, ya que daremos algunos conciertos reivindicativos, para apoyar a los nuestros. Nos encontraremos con todos los amigos hechos en el camino y daremos un concierto final apoteósico con todas las colaboraciones que hemos tenido. Estamos pensando en grabarlo, pero poco a poco.
Solo siete canciones nuevas, 23 minutos, y cinco años después de ‘Ni’.
Solemos sacar disco cada dos años, pero la puta pandemia nos ha impedido movernos: trabajo, familia… No ha sido fácil tirar para adelante, y menos para un proyecto como este, que es nuestro hobby, aunque lo mimemos mucho.
Es un disco muy Esne Beltza, en música y en textos: empoderamiento, sueños, libertad, solidaridad con Palestina, represión, lucha antiimperialista… ¿Es volver a “las mismas luchas”?
La lucha continua tras tantos años, todos bailamos en la misma espiral.
El agur deberá esperar a la gira. ¿Tiempo de celebración y fiesta, no de tristeza?
Hay que pasarlo bien, saltar y disfrutar. Solemos decir lo de “jaiak bai, borroka ere bai”. En esta vida hay que celebrar siempre aunque sin olvidar lo que pasa en este puto mundo, y gritarlo muy alto.