Bulego, junto a Zetak, encabezan una nueva generación en Euskal Herria que combina sin prejuicios pop y electrónica. Presentan en la Azoka su segundo disco, Aldatu aurretik, que incluye colaboraciones de Aiora Renteria, Oreka Tx, Ede y Ginestá. “Es un disco cantado desde el corazón que explora otros terrenos más intimistas, más allá de nuestro sonido luminoso y bailongo. Nunca hemos tenido miedo de arriesgar”, explica su líder, compositor y cantante, Tom Lizarazu, que ansía ya salir a la carretera para vivir, partiendo del Kursaal, el 10 de marzo, “una gira increíble”.

De quinteto han pasado a trío.

Jontxu e Itzi han sido una parte fundamental del proyecto, fruto de la unión de cinco apasionados por la música, y cuya dedicación y esfuerzo han dado pie a lo que es hoy la banda. Ambos, a finales de 2022, tomaron caminos distintos y ahora seguimos Xabi, Rubén y yo, tan ilusionados con cada paso como el primer día.

¿De qué manera se ha traducido ese recorte de miembros?

La composición la realizo yo, siendo los demás mis mayores críticos y aportadores de ideas. Y seguimos con esa forma de trabajar. En vivo nos acompañan el bajista Jesús Pérez y el teclista Iván Requejo. Aportan una nueva paleta de sonidos y expresión.

Su debut se publicó hace dos años, también en la Azoka. Ahora, el segundo; y entre ambos, un directo. Y todo sin parar de tocar.

Están siendo tiempos intensos. Hemos crecido mucho en solo tres años y este crecimiento es precisamente nuestro mayor fuelle a la hora de seguir creando, ya que las cosas funcionan. Siempre apostamos por tomarnos esto muy en serio y hacerlo más profesional posible. Se traduce en trabajar mucho y ser prolíficos.

¿No van demasiado rápido?

A veces nos cuesta asimilar las cosas tan increíbles que nos están sucediendo. Estamos cumpliendo sueños en un plazo muy corto, pero nos esforzamos al máximo por disfrutar de cada logro y de cada instante, ya que somos conscientes del privilegio de ser parte de este proyecto.

¿‘Aldatu aurretik’ es una declaración de principios desde su título?

Sí, será un disco que marcará un punto de inflexión en nuestra carrera. Ha sido nuestro trabajo más mimado hasta la fecha y nos hemos esforzado en cuidar cada detalle. Es un disco conceptual, algo, que nos motiva mucho también, ya que aunque seamos artistas contemporáneos nos mola el rollo de contar una historia de principio a final.

¿Esa intención de cambio de no tener miedo a dar nuevos pasos, estuvo desde el principio?

Nunca hemos tenido miedo de arriesgar y de apostar por hacer lo que nos dice el corazón. Creemos que ese es el camino a seguir, la forma mas sincera para conectar con el público y estar cómodos con lo que hacemos.

Es un disco luminoso e intimista.

Es un disco cantado desde el corazón y que ofrece una paleta de colores muy amplia, que tiene ese sonido luminoso y bailongo habitual, y otros terrenos que no hemos explorado tanto, más intimistas y relajados. Buscamos hacer un disco más maduro y que reflejara nuestra evolución en el periodo corto pero intenso de Bulego.

‘Ardi beltzak’ habla de avanzar. ¿Otra declaración de principios frente a las críticas?

Siempre hemos sido los raros. En el patio, de pequeños, no jugábamos a fútbol, nos gusta vestirnos a nuestra manera y siempre hemos estado rodeados de música. Estos ingredientes en un pueblo como Azkoitia han hecho que a veces nos sintiéramos como ovejas negras. Con el tiempo aprendimos a amar lo que somos y a sentirnos orgullosos de serlo. Esa canción habla de todo eso, y la voz y la interpretación de Aiora elevan la canción a una dimensión más allá si cabe.

Hay varias canciones de amor.

Ha sido una gran fuente de inspiración debido a mi reciente paternidad. Esta ha bañado el disco al ser uno de los cambios vitales importantes, si no el que más, que he tenido nunca.

‘Gizon’ parece una reflexión sobre el paso de la juventud a la madurez.

Gizon es una forma de ver la masculinidad desde otro sitio al que nos han enseñado. Aún tenemos muchas máscaras que quitarnos y mucho que trabajar para deconstruir esos personajes que utilizamos como escudos frente a la sociedad. A los hombres no nos vendría mal llorar un poco más y tener menos complejos en torno a la expresión de los sentimientos.

¿Cómo eligieron las colaboraciones?

De forma orgánica. Con Ede coincidimos en Gaztea; llevábamos tiempo hablando con Ginestá, que nos encantan, para hacer algo juntas; Aiora es una artista euskaldun que admiramos desde hace años y con Oreka TX también habíamos coincidido. Y ha metido algunas guitarra Haimar, de Gatibu, que es un gran amigo y un musicazo increíble. Consecuencia de su presencia hay euskera, castellano, catalán... Enriquecen el disco y su sonoridad.

¿Vamos avanzando en Euskadi en prejuicios musicales?

La música vasca ha dado pasos hacia adelante considerables. No hay más que mirar la variedad que hay: folk, electrónica, reggaeton, rock, pop... Es un síntoma de que la escena está sana y con fuerza.

¿Habla de Hoffe 4:40, Dupla, Sara Zozaya, Bengo, Merina Gris, Maren?

Todos somos parte de una generación ambiciosa, con ganas de hacer las cosas bien y, sobre todo, de abrir fronteras con nuestra música. Nos une el no tener miedo de hacer cosas nuevas, de romper las reglas preestablecidas y el apostar por aquello en lo que creemos. A partir de ahí, veremos hasta dónde podemos llegar con nuestra lengua y con nuestra música.