La Filarmónica de Rotterdam firmará este viernes su segunda participación en la Quincena Musical, después de haberla inaugurado hoy con un alarde del repertorio ruso de los siglos XIX y XX. Con sólo 34 años, el director del conjunto, Lahav Shani, se subirá al podium del Kursaal para conducir la orquesta durante la interpretación de la Novena Sinfonía, de Ludwig Van Beethoven, en un recital en el que además de cuatro solistas, cantará el Orfeón Donostiarra, bajo las órdenes del director invitado, Jon Urdapilleta. El máximo responsable del festival, Patrick Alfaya, la mezzosoprano donostiarra Carmen Artaza, la soprano israelí Chen Reiss y el tenor estadounidense Matthew Newlin, junto con Urdapilleta, han presentado este jueves las características de una obra y un autor absolutamente “revolucionarios”.

La Novena, que incluye en su último movimiento el fragmento conocido como el Himno de la Alegría –basado en la Oda de la Alegría del poeta germano Friederich Schiller–, fue la primera sinfonía de la historia en incluir a cuatro solistas cantores, así como un coro. “Es una sinfonía tan universal que, cualquier persona en el mundo, aunque no entienda alemán, entiende lo que transmite la obra”, ha explicado Alfaya. “Paz universal”, “igualdad” y “fraternidad” son los conceptos que se transmiten a través de esta partitura, compuesta a lo largo de seis años y estrenada de en 1824, es decir, hace dos siglos, “un momento de ebullición” en Europa. “Enseguida se convirtió en un éxito”, ha recordado Reiss, que como soprano ha interpretado este solo en innumerables ocasiones. Aún así, la experiencia, reconoce, siempre es distinta.

Newlin, por su parte, ha explicado lo que supuso para él descubrir esta música. Sus orígenes no están vinculados al mundo de la clásica, sino que fue un joven pegado a la televisión que creció en una granja, en una familia religiosa. Al llegar a la Universidad de Illinois, donde se formó, tomó conciencia de que esa melodía que había escuchado en tantas ocasiones en el cine y en misa, tenía un origen “muy distinto”. “La primera vez que la canté pensé que debido a su mensaje de alegría y pacifismo conecta con todo el mundo, con el pop, el rock, el gospel. Fue entonces cuando me enamoré de la música clásica y se lo agradezco a Beethoven”, ha relatado el tenor.

Para el Orfeón Donostiarra y para la propia Quincena, la Novena de Beethoven también supone un hito “revolucionario” en sus propias historias. Fundada en 1897, la coral de la capital fue durante años un conjunto exclusivamente masculino, hasta que el director de la orquesta del Casino Kursaal, Enrique Fernández Arbós, propuso al entonces director del Orfeón, Secundino Esnaola, que introdujese a cantantes femeninas para poder interpretar esta composición. 

Desde que la interpretó por primera vez en 1911, han sido innumerables las veces que la coral ha cantado esta obra, incluso, en la inauguración de la primera edición de la Quincena Musical, en 1939, en un concierto que tuvo lugar en el Victoria Eugenia y en el que también participó el Orfeón Pamplonés, el Vitoriano y la Sociedad Coral de Bilbao, con 600 músicos sobre el escenario. “A mí me gustaría saber cómo metieron a 600 personas en el escenario”, ha bromeado Alfaya para concluir las explicaciones con un contrapunto humorístico.