“¡Esto se acabó!”, concluía Kortatu en la recordada canción El último ska de Manolo Rastamán. El mítico sello discográfico navarro GOR ha tomado la misma decisión. Bajará su persiana en otoño tras 32 años de rock vasco. Razón: jubilación. El último de los tres hermanos navarros en activo que lo hicieron único, Patxi Goñi, confirma a este periódico el inminente agur. La escudería musical, que ha publicado discazos de Berri Txarrak, Urtz, Ken Zazpi, Parabellum, Lendakaris Muertos o Kojon Prieto y los Huajolotes, faltará por primera vez y para siempre en la próxima Durangoko Azoka, a la que no han fallado un solo diciembre.

La excelente discográfica nació en 1991, después de que Marino, Antonio y Patxi pensaran que la labor que ya hacían en Soñua y Oihuka (subsellos de Elkar) podían llevarla a cabo de forma independiente.

Fue entonces cuando constituyeron una sociedad anónima laboral gestada como GOR, en homenaje a un fanzine que editaban llamado El sordo.

“No hay una fecha de despedida, pero en otoño. Ahora toca recoger cajas, vender el local, acabar de cerrar la empresa…”, se ríe Patxi, quien, junto a su sobrina Orreaga Morrás, son los últimos miembros de este sueño en el que, además de Marino y Antonio, también trabajaron Blanca Izkue, teclista de Balerdi Balerdi, o el cantante de Berri Txarrak Gorka Urbizu. “En los mejores tiempos llegamos a ser siete personas”, apostilla a sus jóvenes 63 tacos.

Se cumplen cuatro décadas de cuando los Goñi trabajaron –siete años previos a GOR–, en el mundo de la edición y no sólo musical. “Cuando aquello sacamos cintas casettes, por ejemplo, de chistes del Señor Tomás. No veas cómo se vendía en las gasolineras y bares… También de bandas folk como Ganbara o música navarra. Barricada serían los primeros más cañeros”, echa la vista atrás “sin nostalgia alguna”. A continuación, llegarían, entre otros, Kortatu, La Polla o Hertzainak. Todos hoy legendarios.

Y en 1991, el primer adiós. Los hermanos Goñi dejaron Elkar y constituyeron GOR en “una bajera en el barrio La Milagrosa de Pamplona, donde hemos estado de principio a fin”. Se presentaban con el grupo Los Del Rayo –producidos por El Drogas–, Flitter, Balerdi Balerdi o Parabellum. “El pepinazo lo dimos con el primer disco de Urtz, que se vendió todo y más. Otro tanto pasó en 1992 con Kojón Prieto y los Huajolotes. Todo lo que ocurría a su lado era impresionante. Exkixu, el directo de Su Ta Gar, Ken Zazpi y, por supuesto, Berri Txarrak”.

GOR, además de discográfica, innovó, creando su propia distribuidora estatal. Ha realizado, asimismo, labores de management. Tras una época de bonanza, llegó la crisis de 2008 y un trienio de “desastre absoluto. La crisis y el pirateo nos llevó a tener que prescindir de gente. Fue un bajonazo terrible en ventas”, lamenta Patxi. Tres años después se jubilaron Marino –creador junto a José Mari Blasco de la etiqueta Rock Radikal Vasco– y Antonio.

Formato digital

La aparición del formato digital fue “un camino por el que poder funcionar”. Sin embargo, no dejaron de arriesgar. Publicaban a Yogurinha Borova o Los Carniceros del Norte. “Lo nuestro era el panorama vasco, pero en alguna ocasión publicamos a gente de fuera como la primera maqueta de Manolo Kabezabolo o Los Ganglios”.

En 2023, es momento de recordar lo mejor. “Las cantidades de experiencias, los lazos, las anécdotas, el conocimiento de cómo es el mundo de los artistas… Todo muy curioso”, hace balance y también analiza lo menos bueno. “El cambio actual total de gustos musicales, sistemas y todo. El cierre coincide con todo ello. Ya no hay formatos. Todo está muy revolucionado. Pero te diré que no siento ninguna añoranza”.

La próxima Durangoko Azoka será la primera sin presencia de GOR en los últimos 32 años. “No hemos fallado nunca, ni nos hemos puesto enfermos esos días. Sólo hubo un día que no fui a trabajar. Al día siguiente de un concierto que organizamos en aquella mítica discoteca llamada Txori Soro de Durango. Creo que tocaban Delirium Tremens y Zarrapo. El caso es que ese día se estrenaron los antidisturbios de la Ertzaintza en el pueblo. ¡Hubo un jaleo...!”, se ríe.

Tienen miles de anécdotas que tal vez algún día puedan ver la luz en un posible libro del exGOR Marino Goñi, quien estos días ha donado una colección propia de 900 maquetas, carteles de conciertos, etcétera…, al Archivo General de Navarra. Patxi, por su parte, piensa ahora en qué hará cuando se jubile. “Descansar, ahora quiero descansar, pero todavía me quedan muchas cosas que hacer. Estoy rodeado de cajas” y de recuerdos. “Revisando aquí papeles, nos apareció que Kojon Prieto y los Huajolotes fue el primer grupo contratado del Festimad, que se organizaba en la sala Revólver, del barrio madrileño de Argüelles”.

Pasados 32 años de rock, GOR entra en su cuenta atrás. Se levanta por última vez la aguja del tocadiscos. “El nombre de la empresa fue, como decía, por el fanzine El sordo. Sin embargo, como seis años después de ponerlo, solíamos bromear en los medios diciendo que eran las siglas de nuestros apellidos Goñi y Oloriz y la erre de records, es decir, Goñi Oloriz Records, pero insisto fue una casualidad”.

Ahora, tras haber dejado sorda (y feliz) a toda una juventud, Patxi se jubila, pide descanso. “Este diciembre –concluye– faltaré por primer año a la Durangoko Azoka, pero el siguiente iré por primera vez como visitante. A sentirla desde fuera”.