La profunda tradición musical polaca es bien conocida en todo el mundo por su calidad y disposición. La Euskadiko Orkestra, como conjunto de “primer nivel” que es, hace audiciones “abiertas al mundo”, motivo por el que cuenta en sus filas con intérpretes de todas las nacionalidades, incluyendo la polaca. De hecho, en el caso de la sinfónica vasca, la incorporación de instrumentistas de esta procedencia se remonta a los primeros compases del conjunto a principios de los 80. En la actualidad son ocho los músicos de origen polaco los que forman parten del talento instrumental de la sinfónica de Euskadi: tres violinistas, tres violistas, un violonchelista y un contrabajista. En la comparecencia para presentar la gira por Polonia que ha tenido lugar este viernes en la sede del conjunto de Miramón, dos de los instrumentistas de cuerda de “altísimo nivel” con los que cuenta la orquesta, Antoni Kosc –violín– y Justyna Janiak-Krymer –viola–, describieron lo que les supone volver a su país, entre el 28 y el 31 de marzo, para actuar y dar cuenta de su orquesta.

Janiak-Krymer, que lleva desde 2010 afiliada a la formación vasca –su marido, Pawel Krymer, al que conoció en el conservatorio de Varsovia, es también viola solista de esta sinfónica–, ha aludido, en primer lugar, a la larga tradición musical de su país, que cuenta desde músicos renacentistas del siglo XV hasta un movimiento “único” de música jazz de la década de los 60 y 70 del siglo XX, pasando por la música folk que puede escucharse en “el sur montañoso” del país. 

Frederic Chopin, Jan Paderewski o, más reciente, Krzystof Penderecki –fundador del Festival Beethoven en el que participará la orquesta– son algunos de los nombres propios entre los compositores sinfónicos polacos. “Me siento muy contenta de pertenecer a la Euskadiko Orkestra. Creo que tenemos un nivel muy alto y estoy muy orgullosa de ello”, ha comentado la instrumentista, para después añadir que considera que la agrupación vasca tiene un estilo “especial” de tocar que va a poder ser descubierto en Varsovia, Wroclaw, Cracovia y Katowice. 

La violista ha reconocido que para ella esta gira es importante, al tiempo que se siente “privilegiada” de pertenecer con su marido a un equipo artístico de tanta calidad. A la edad de 22 años salió de Polonia para seguir formándose como músico en el extranjero: “Volver allí es como volver a mis raíces”. En el concierto que ofrecerán el martes en el Filharmonia Nadorowa, es decir, en el auditorio de la filarmónica de la capital, espera encontrar en el público un buen número de familiares y amigos: “Cuando era pequeña escuchaba los conciertos en la filarmónica y soñaba con actuar en ese escenario. Como los sueños también se cumplen, pronto tocaremos en Varsovia”, ha asegurado con una enorme sonrisa.

La violista no es la única que va a ver cumplido un sueño. Antoni Kosk tiene uno parecido. Este violinista, que salió de Polonia hace dos décadas, pertenece desde hace ocho años a la alineación de la Euskadiko Orkestra. En su caso, aspiraba a poder tocar en el auditorio de Katowice, sede de la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Polaca, una sala que tiene “mucha fama”. Se trata de una de los auditorios más grandes de Polonia, con una capacidad de aforo similar al cubo grande del Kursaal, 1.800 localidades. Verá su sueño cumplido el viernes que viene, 31 de marzo. 

Al igual que Janiak-Krymer, este músico también desea dar a conocer en su país de origen y entre sus allegados la formación de la que se siente “orgulloso”. “Voy a poder enseñar mi país a mis compañeros y voy a poder presentar mi orquesta a mis familiares”, ha afirmado Kosk.