Cuando falte, The Times They Are A-Changin’ se entonará, no como canción protesta, tampoco como himno que clama a una sociedad tan líquida que cambia con cada lustro, sino como exequias. Mientras tanto, Bob Dylan será eterno; y cuando la armónica The Times They Are A-Changin’ adquiera tintes fúnebres y acres, Dylan será más eterno –y joven– todavía. Pasa con los que dejan huella, que cuando llegaron el mundo era uno y cuando golpean con los nudillos las puertas del cielo, el mundo ya no vuelve a ser igual. Pero hasta que la paloma llegue a la arena, hasta que la piedra deje de rodar y hasta que se acalle la pandereta –todo ello, claro, antes de que el bufón termine de bailar–, este cantautor estadounidense habrá aprovechado cada minuto sin lamento alguno por instantes desperdiciados.

En su afán por seguir exprimiendo la vida, el bardo de Minnesota volverá a Donostia el próximo mes de junio, dentro de una gira de una docena de conciertos que ofrecerá en el Estado, según ha dado a conocer este viernes la promotora GetIn. El también Premio Nobel de Literatura inició en noviembre de 2021 su actual tour alrededor del mundo, una travesía en la que presenta su 39º álbum de estudio, Rough and rowdy ways, que pretende prolongar hasta 2024. En el caso de su parada en la capital guipuzcoana, las únicas dos citas confirmadas en Euskal Herria, el cantautor detrás de éxitos como When The Night Comes Falling From The Sky, Maggie’s Farm y Tangled Up in Blue actuará en el auditorio del Kursaal. Será la primera vez para Dylan en este recinto. Ha apostado por un aforo menor pero, a cambio, ha duplicado los recitales.

En sus cuatro visitas anteriores conoció las oportunidades que ofrecía el velódromo Antonio Elorza y también Illunbe. Su actuación en la Zurriola en 2006, en la que fue teloneado por Mikel Laboa, es una de las más recordadas en la ciudad por multitudinaria y porque un público no acostumbrado a la actitud esquiva del cantautor se topó con un artista huraño en sus formas y expresiones, que no permitía que las cámaras que retrasmitían el concierto tomasen un plano que fuese corto. 

Los nuevos tiempos –esos que, como en la canción, para esta fecha sí han cambiado– han traído que la experiencia de asistir a los conciertos se haya transformado hasta tal punto que la mirada se ha vuelto rehén de la óptica de los smarthphones. Si los tiempos cambian, la actitud del propio Dylan y su crew debe hacerlo en consonancia y refinarse. Así, las citas en Donostia serán Phone Free Show, es decir, que los teléfonos no estarán permitidos. Para evitar cualquier tipo de interacción con los aparatos, al igual que ocurre en los pases privados de películas para evitar su filtración en redes, los móviles se guardarán en una bolsa aislante que se sellará y que no se podrá abrir hasta que suene el último acorde.

Su antipatía, su actitud arisca, al igual que su nasalidad, esas también son eternas. Ocurre con los genios, que raramente nos caen bien. Ni falta que hace.