El periodista Iñaki Mendizabal y el ilustrador Asier Sanz han publicado en euskera y castellano el libro Piratas vascos (Txertoa), que repasa la historia de los principales hijos del país que ejercieron la piratería o que gozaron de patente de corso y que “sembraron el terror desde las gélidas aguas de Terranova hasta los más recónditos rincones del Mediterráneo”. Aún más, los autores centran su atención en aquellos nombres que “duermen a la sombra de la literatura romántica, que trató de maquillar durante todo el siglo XIX los desmanes de este grupo de bandidos que navegaron indistintamente dentro y fuera de la ley”. El primer testimonio sobre la existencia de piratas vascos se encuentra fechado en 1304, pero se debe dar un salto de un siglo para tener el nombre y los apellidos de dos de ellos: Antón de Garay y Pedro Larraondo, dos vizcainos que fueron ajusticiados por asaltar barcos mercantes. Sobre ellos y sobre otros como Ixtebe Pellot o Jean Lafitte, entre otros, trata Euskal piratak.