Este martes se ha presentado en el Euskal Itsas Museoa la exposición Inmersión: Viaje submarino que ofrece una visión general de lo que ha sido el mundo del buceo desde la antigüedad hasta el siglo XX. La muestra se podrá visitar de manera gratuita hasta el 8 de enero.

La visita, comisariada por la arqueóloga subacuática Ana María Benito, una de las primeras arqueólogas submarinas del estado, y el buceador Javier Mazpule, sumerge a los visitantes en las profundidades marinas para conocer la historia del buceo desde la antigüedad, pasando por el siglo XIX con el descubrimiento de la escafandra Siebe, hasta el nacimiento del submarinismo deportivo en el siglo XX.

Esta exposición surge como complemento de la exposición Tromelin que llena las dos salas inferiores del Museo Marítimo de Donostia, que presenta las técnicas de arqueología subacuática que se utilizaron para recuperar los restos de la fragata negrera naufragada en 1760 en el Océano Índico. La exposición dedicada a la historia del buceo sumerge al visitante en el mar "para vivir la historia del buceo casi desde la prehistoria, porque el deseo de la humanidad siempre ha sido sumergirse en las profundidades del océano para descubrir un mundo desconocido y explotar las riquezas del mar”, ha asegurado Ana Benito.

Además, recoge algunos pecios o barcos hundidos a lo largo de la costa vasca (Petracho, Saint Sunniva, Knebworth, Joao Pessoa, Mina Mary, Hochheimer, Cañonero Tajo) y Canarias (Telamon) que han sido documentados por los creadores de la exposición.

La historia del buceo

“Cuenta una bonita leyenda que en el siglo cuarto, en el 332 A. C., Alejandro Magno se sumergió bajo el agua con una campana de cristal”, ha contado Benito. Avanzando en el tiempo, uno de los grandes hitos del buceo lo hizo Leonardo Da Vinci en el siglo XV, un genio que tuvo múltiples facetas a lo largo de su vida y una de ellas fue la de conocer el fondo marino. Da Vinci diseñó el primer traje de buceo con tubo respiratorio y aletas, incluso un esbozo de submarino.

En el siglo XVII se dio a conocer el nombre de un vasco-navarro, Jerónimo de Ayanz, que realizó la primera inmersión de un buzo en el río Pisuerga de Valladolid, “otro hito del mundo del buceo”, ha asegurado la arqueóloga. Posteriormente, en el mismo siglo, Halley, conocido por el cometa Halley, patentó en 1691 una campana de madera que a lo largo del siglo XVII y XVIII sirvió para recuperar muchos pecios en todo el mundo y que transportaban material interesante.

“A lo largo de la exposición buceamos en el siglo XIX con el descubrimiento de la primera escafandra estanca de metal, diseñada por el alemán Augustus Siebe”, ha contado Ana Benito. El aire llegaba al casco por medio de una bomba y fue el modelo de todas las demás escafandras que se utilizaron prácticamente durante el siglo XX en trabajos profesionales portuarios. En 1856, el francés Joseph Cabirol mejoró y comercializó el equipo de Siebe generando el buzo tradicional: un casco con cuatro o cinco ventanillas, un traje de lona cauchutada, plomos delante y atrás y una bomba de aire en la superficie. Descubrimientos que Julio Verne aplicó a su conocida novela Veinte mil leguas de viaje submarino, en la que dio a conocer todo este mundo submarino de su época.

Traje de buceo antiguo Ruben Plaza

La costa vasca

A través de audiovisuales y objetos, la exposición acerca a la persona visitante a descubrir a los pioneros del submarinismo de la costa vasca en materia de buceo, a los primitivos escafandristas, como los Mancisidor, a las federaciones deportivas y a los primeros clubs de buceo.

“Acercándonos a los pioneros de nuestra costa, surgió una de las sagas familiares dedicadas al buceo profesional con escafandra, la familia Mancisidor, quienes fundaron la asociación de buzos del cantábrico y efectuaron trabajos en casi todos los puertos y rías vascas”, ha contado la expositora. Además, construyeron las presas y los altos del Duero, como la de la Almendra, que es una de las más grandes de la península. “Uno de los últimos miembros de los Mancisidor con los que yo tuve el honor de hablar me contó que el trabajo que se hacía en la Almendra era impresionante”, ha añadido. Realizaron muchos desguaces y salvamentos de barcos como, por ejemplo, el Jatamendi, el Luis Adaro y el Petracho de Pasaia.

La gran revolución del buceo llegó a mediados del siglo XX con Jacques Cousteau, teniente de navío de la Armada francesa, y Émile Gagnan, ingeniero y experto en equipos industriales de buceo. “Formaron la pareja ideal que revolucionó el mundo del buceo”, ha dicho Ana. Aprovecharon inventos anteriores con una mayor dimensión, aplicando el regulador, las aletas y la botella de aire comprimido. “Con todo eso, gestaron lo que hoy en día conocemos como el submarinista o buzo autónomo. Ya no tenían que estar atados mediante a un tubo a la superficie que les suministraba el oxígeno y podían bucear libremente con un traje de neopreno, aletas, botellas de aire comprimido y unas gafas”, ha explicado Benito. Además, con ello, el submarinismo se abrió al mundo deportivo e hizo que se pudiera disfrutar del mar como un ocio más.

En la exposición también se presentan dos marcas icónicas en el mundo del buceo, la catalana Nemrod, pionera en el estado, y la internacional Aqualung, fundada por Cousteau y Gagnan. Cousteau y Louis Malle hicieron una película documental titulada El mundo del silencio, que se estrenó en 1952. Fue la primera vez que el público pudo ver imágenes en color del mundo submarino, y ganó la Palma de Oro en Cannes y un Oscar en Hollywood.

En la visita se pueden ver más de 60 objetos de numerosos fabricantes de equipos de buceo que han marcado la historia del submarinismo; un equipo de buceo tradicional completo, escafandras, reguladores como el de Cousteau, botellas, profundímetros, trajes de neopreno a medida por Alitan de Zarautz, cámaras fotográficas acuáticas antiguas, como las Nikonos, o detectores de metales que completan la exposición. Además, hay dos vídeos históricos sobre los Mancisidor rescatando el pesquero Petracho, naufagrado en Pasaia en 1944, y un vídeo actual hecho por Luis Olarte con el club de buceo de Hernani.

Horarios de visita:

Del 2 de agosto de 2022 al 8 de enero de 2023.

  • De martes a sábado: de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 19.00 horas.
  • Domingos y festivos: de 11.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 19.00 horas.
  • Lunes: cerrado.

Xabier Alberdi, director del Museo Marítimo Vasco, en la exposición Ruben Plaza