Una pequeña pero sustanciosa exposición de la obra del pintor, escultor y grabador Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983) se expone este verano en el Caserío Zabalaga de Chillida Leku. Quienes fueron amigos en vida, y trabajaron algunos veranos en Saint Paul de Vence, vuelven a encontrar sus obras expuestas en el mismo espacio hernaniarra, cargado de fuerza y energía.

En el entorno del caserío nos reciben dos espectaculares esculturas surrealistas una en mármol de carrara y otra en bronce, Oiseau solaire (1968), pájaro-mujer, llena de formas curvas y sensualidad mediterránea, y Femme (1970), mujer-caracol-tubo-interrogación, en la misma línea.

En la primera planta se exponen un conjunto de esculturas objetuales, llenas de colores detonantes, o en puro bronce, de marcado carácter objetual y dadaísta: Famme et oiseau (1967), Maternité (1969), Femme soleil (1966) y Sa majesté (1967). Bricolaje objetual, amor por los objetos de la vida cotidiana, color fauvista, sarcasmo e ironía son algunos de los componentes de estas obras.

En la segunda sala se exponen la objetual Femme et oisseau (1967), la primitiva y totémica Téte et oiseau (1966), plena de acentos precolombinos, el espléndido tapiz Le lezard aux plumes d’or, cargado de animales, ojos y colores fauvistas, y cinco esculturas objetuales y mineralizadas en bronce, tan del gusto del autor de los grandes ojos de niño. Y junto a ellas, la serie de estampas Mallorca, llenas de rostros con ojos, en blanco y negro y con delicados matices de color. Al fondo de la sala, Femme monument (1970), huevo y cuerpo de mujer abierto, de un fuerte acento vital y surrealista.

En la sala del fondo se exponen unas expresivas series de grabados, entre las que destaca L’adorater du soleil (1969), la Oda de Joan Miró al poeta Joan Brossa (1973), un grupo de cinco pequeñas esculturas en bronce, y su art povera, Pájaro sobre una rama (1961), delicada obra, llena de encanto y poesía.

Miró sigue siendo el gran poeta del surrealismo, con los pies en la tierra y los ojos en las estrellas, buceador de espacios infinitos, etéreos y, al mismo tiempo, terrenos, carnales y sensuales, que es capaz de transformar las realidades efímeras y cotidianas en espectáculos y espectros teatrales, al borde de la visión infantil y de la mirada desgarradora. Miró es línea negra, color puro por encima de todo, mujer y estrella al mismo tiempo, reivindicador de los cinco sentidos y de la magia de los espíritus purísimos.

Las obras provienen en su mayoría de la Fundación Miró de Barcelona y Palma de Mallorca, de la colección BBVA, y de algún coleccionista privado de Verona.