Más de medio año después, Hondalea ha vuelto a abrir sus puertas con un ligero lavado de cara. La escultura de Cristina Iglesias en el faro de la isla de Santa Clara ha sido limpiada y acondicionada para la ocasión y desde ayer vuelve a recibir a cualquier visitante dispuesto a sumergirse en su interior. Por el momento, el Ayuntamiento de Donostia ha recibido 2.000 solicitudes de cara a la época estival, a las que hay que sumar los 1.700 escolares que han visitado en mayo o lo harán en junio, septiembre o octubre. El objetivo este curso está puesto en seguir “atrayendo al público cercano”, con especial énfasis en el guipuzcoano.

A las 12.00 horas de este miércoles, Hondalea recibió sus primeras visitas públicas de la temporada. Un pequeño grupo de quince personas pudo comprobar in situ la pieza artística rodeados de algunos de los escolares que también viajan estos días hasta el faro. “Había visto fotografías de la escultura y tenía curiosidad por venir a verla. Hacía diez años que no venía a la isla”, ha revelado Mari Carmen, una de las donostiarras que formaron parte de la primera sesión de visitantes.

Al igual que ocurriese el año pasado -el 75% de los visitantes fueron donostiarras-, durante la jornada la mayoría de las personas procedían de la capital guipuzcoana. No obstante, ha habido alguna excepción, como un matrimonio de Zaragoza que, acompañados por otro de Donostia, habían decidido conocer la obra. “Nos parece una intervención artística muy valiente. Desconocíamos que existiese antes de venir aquí”, han apuntado Pepe y Macu, mientras que su amiga donostiarra, Montse, apuntaba que llevaba desde el año pasado queriendo conocer el interior del faro: “Tenía muchas expectativas”.

Para acceder dentro, los grupos están limitados este año a un máximo de 20 personas, cuando el verano pasado el tope era de la mitad como consecuencia de la pandemia. En el interior, cada visita es de una duración de media hora, con una ligera explicación previa antes de entrar, lo que permite ver todo el proceso artístico con el agua en más de una ocasión. “Nos gustaría saber cómo funciona todo el mecanismo interno. Tenemos mucha curiosidad”, ha indicado Arantxa, que había visitado la obra junto a su marido, a pesar de que ninguno de los dos conocían el trabajo previo de Iglesias.

“A mí, personalmente, me gusta, pero es cierto que hemos visto este proceso natural miles de veces. Quizás no había necesidad de hacerlo”, ha puntado una más crítica pareja, Antonio y Maite, quienes, eso sí, han disfrutado de todo el trayecto en barco hasta allí. “Si te toca un día así, es más fácil que te guste”, han añadido.

Precisamente, el entorno natural y el viaje hasta la isla forman parte de la excursión completa que llevan realizando durante un mes los escolares guipuzcoanos y que tiene como colofón la visita al interior de Hondalea. “Hemos visto las gaviotas, una lagartija, el faro y, ahora, queremos bañarnos”, han gritado varios estudiantes de Maria Reina Eskola que han pasado la mañana en la isla. “Con estas visitas buscamos intentar hacer algo de cantera de artistas”, ha apuntado el concejal de Cultura, Jon Insausti, quien también se ha desplazado hasta el faro. “Es el inicio del verano cultural en Donostia”, ha agregado.

Seguir creciendo

En su primer verano, Hondalea . Una cifra que desde el Consistorio donostiarra se confía en superar entre los meses de junio y septiembre de este año. “Las reservas van muy bien. Hay que tener en cuenta que este verano no hay limitaciones, por lo que entran más personas por grupo”, ha explicado.

El 90% de los visitantes del pasado año eran donostiarras, por lo que la mirada para este verano está puesta en “el público cercano”. “Queremos seguir atrayendo a la gente de Donostia, pero también de Gipuzkoa y Euskadi”, ha indicado. Para incentivar el interés, las visitas seguirán siendo gratuitas bajo inscripción previa a través de la página web de la instalación. Cristina Fundazioa es la encargada de gestionarlas. Las motoras para viajar a la isla, por su parte, tienen un coste de cuatro euros.