Cantar estos días no está siendo tarea fácil para la soprano polaca-ucraniana Olga Pasichnyk Con la mente y el corazón puestos en el país que le vio nacer y crecer, Ucrania, donde las bombas y misiles rusos destruyen todo a su paso, esta artista trata de usar su voz como megáfono de miles de creadores que no pueden hacerlo. Este periódico habla con ella antes de sus dos conciertos en el Kursaal con Euskadiko Orkestra, con quien interpretará el réquiem alemán de Brahms, junto al barítono islandés Johann Kristinsson.

El réquiem alemán de Brahms es diferente a otros. ¿Tiene complicaciones interpretarlo?

-Conozco este réquiem de antes, porque lo he representado en muchas ocasiones en diferentes lugares, incluyendo auditorios como el Amsterdam Concertgebow o filarmónicas nacionales. Pero cada vez que canto esta pieza, me maravilla el enorme e increíble espíritu humano que alberga. Cambia completamente el punto de vista de lo que significa esta palabra, réquiem. No es como si estuviéramos rezando a aquellos que han fallecido, sino que en este réquiem tenemos mucha esperanza. Por supuesto, sé que Brahms no era una persona profundamente cristiana, pero a menudo, el espíritu de la música dice lo mismo que el espíritu del compositor, que muchas veces se halla a mitad de camino de lo que hay en el cielo y en la tierra. Creo que Brahms es el mejor ejemplo de este tipo de conexión.

Tiene que ser difícil para usted estar de gira mientras hay una guerra en Ucrania.

-Para mí, esta representación de Brahms es muy especial, porque el concierto es exactamente al mismo tiempo que las horas, los días y las semanas más trágicas en la historia de mi primera patria, Ucrania, donde ya hemos perdido la vida de miles de personas; tantos niños cada día, muertos a manos de rusos de manera cruel. Están destrozando nuestras ciudades, escuelas, hospitales, museos e iglesias. Están destrozando nuestra vida. Es un momento muy duro para mí y es muy difícil cantar cuando mis padres, que son profesores universitarios, tienen 75 años y están ambos en refugios en Ucrania, entre una alarma aérea y otra, continúan enseñando a sus alumnos. Para mí, son los verdaderos héroes. Es extremadamente difícil cantar, porque tu voz, tu cerebro y todo tu cuerpo se niegan a obedecer, debido a las lágrimas, el dolor y la desesperanza. Pero cada uno tiene su lugar en el mundo y el mío ahora es sobre los escenarios, porque mi voz ahora es la voz de miles de cantantes y músicos ucranianos que no pueden actuar, porque están defendiendo nuestro país, están en refugios, son asesinados o escapan de grandes ciudades como Kyiv, Kharkiv, Lviv u Odessa. Es por eso que mi voz es la voz de mis compañeros ucranianos.

¿Le es posible abstraerse de alguna manera?

-En una situación así, es imposible liberarte mentalmente de ello. Cada minuto consulto el teléfono, estoy en contacto con mis padres, mis amigos, mis familiares. Compruebo que todo esté bien, si están seguros, si están vivos. Busco las últimas noticias en diferentes fuentes, para estar segura de lo que ocurre en una parte y otra del país. Si alguien me pregunta, ¿tu familia está bien?, ¿tu familia está segura? Les digo: mi familia ahora son 44 millones de personas. Porque no puedes ser libre y estar feliz cuando en otra parte del país están bombardeando y destrozándolo todo.

¿Qué siente respecto a que Polonia esté acogiendo tantas personas refugiadas ucranianas?

-En los últimos 30 años he vivido en Polonia; mi madre es una polaca que nació en Ucrania. Vengo de una familia polaca-ucraniana, aunque me considero más ucraniana porque nací, crecí y estudié en Ucrania. Y he de decir que cuando mi primera patria ha pasado por días trágicos y se ha defendido y ha luchado heroicamente contra los rusos, mi segunda patria, Polonia, ha aprobado fantásticamente el examen en humanidad, abriendo fronteras, abriendo casas y abriendo sus corazones ante el pueblo ucraniano. La ayuda de nuestros hermanos polacos es enorme; lo están dando todo y dedican mucha atención.

Putin atacó el teatro de Mariúpol, el director del teatro regional de Jerson ha sido secuestrado... Pero también, la Orquesta Sinfónica de Kiev ha salido a tocar a las calles. ¿Tiene la cultura su papel en esta guerra?

-Hasta que esta guerra empezó, estaba bastante segura y creía que la cultura y la música podían cambiar el destino de los países y la gente. Pero ya no creo en ese poder. Porque las personas son consumidoras son gente cómoda que no quieren dedicarse a esto. No es fácil ahora creer en el poder de la cultura. Sí creo, por supuesto, que el suave poder de la cultura podría funcionar, no en un día, una semana o un mes, pero sí a largo plazo, en algunos meses o en años.

¿Qué opina sobre cancelar artistas o creaciones rusas por lo que está pasando?

-Creo que una invasión tan grande de artistas rusos en todo el mundo se convirtió, desafortunadamente, en práctica habitual en muchos festivales, filarmónicas y teatros, en parte, porque a menudo estaban financiados con dinero ruso. Creo que si ahora continúas haciendo negocio como antes, significa que no estás reaccionando a esta guerra en absoluto y que dar espacio a artistas o música rusa ahora es lo mismo que dar un altavoz al terrorismo. No tengo nada en contra de los artistas rusos, pero no es el momento de promocionar la cultura de una tierra que está destrozando otro país vecino. Creo que es el momento de parar, hasta que la guerra haya acabado en Ucrania, y deberíamos decir con voz fuerte: no más poder para el repertorio ruso, la cultura rusa o los artistas rusos. Por supuesto, si dices lo siento, estoy en contra de Putin y la invasión rusa y lo digo abiertamente, serás bienvenido sobre el escenario. Pero muchos están sentados y esperando. No debes apoyar a Putin, pero tampoco deberías permanecer callado.

¿Conocía el trabajo de Euskadiko Orkestra con anterioridad?

-No, es la primera vez que actúo con esta orquesta. Actué hace un par de años con la Orquesta de Navarra y también he hecho representaciones varias veces en el Teatro Real, la Orquesta Sinfónica de Madrid o en el Palau de la Música de Barcelona. Estoy totalmente maravillada con la elevada educación cultural del público en España. Siempre he admirado la sensibilidad y el gusto de la gente. Pero para mí, Euskadi ha sido un descubrimiento. Cuando hace un par de días estaba volando a Bilbao, iba sentada, leyendo todas las noticias y llorando en el avión, pero cuando vi por mi ventana el bonito color del mar, la tierra, las montañas y las casas brillando al sol... Me dije a mí misma: Dios, muchas gracias. Es un regalo para mí; es como una medicina, es como sanar.