a cultura gallega tiene "dos grandes glorias" en la historia contemporánea; Rosalía de Castro, en la segunda mitad del siglo XIX, y Daniel Castelao, en la primera mitad del XX. Eso es lo que afirma "sin duda" Xosé Estévez, historiador, profesor universitario jubilado y experto en los nacionalismos vasco y gallego. Por ello, no es de sorprender que el año pasado este lucense afincado en Oiartzun publicara A presenza de Castelao en Euskadidonde narra y documenta las visitas realizadas por el escritor y político gallego a Euskadi y su relación e influencia en los círculos aber-tzales de los años 30 y 40.

La relación de Castelao con Euskadi empieza un poco por casualidad, cuando en 1921, en un viaje camino a París y a Bélgica, pasa por tierras vascas. En esa parada fugaz entra en contacto con dos pintores de los que "habla muy bien", los hermanos Ramon y Valentin Zubiaurre.

Sin embargo, Estévez considera que "la primera vez" que Castelao "estuvo realmente en Euskadi" es una década más tarde, en 1932. Entonces, el diputado del Partido Galeguista por Pontevedra es invitado por su compañero en las Cortes, el diputado de Izquierda Republicana Ramon Aldasoro. En esa ocasión conoce Gernika.

Y a ese lugar vuelve un año después, cuando el político gallego decide volver a pisar Euskadi, esta vez motu proprio. Estévez destaca que se debe a "un interés en conocer todo lo relacionado con lo vasco", además de la "gran amistad" ya entablada con algunos diputados euskaldunes, de los cuales "admiró sus virtudes y valores". En esa segunda visita, en primavera de 1933, es verdad que pasa por Gernika e incluso "firma en el árbol de la Casa de Juntas", pero el motivo principal de pisar suelo vasco es acudir a un mitin en Bilbao el 2 de abril, donde incluso pronuncia un discurso, que queda recogido en los medios de la época, como Tierra Vasca.

Acción Nacionalista Vasca (ANV) invita a Castelao a participar en el acto, en el que no es el único que habla, ya que también intervienen Luis Urrengoetxea y Julian Arrien, del partido abertzale, y Josep Riera i Puntí, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

La confluencia entre los nacionalismos vasco, catalán y gallego es importante para Castelao el resto de su vida. Prueba de ello es su participación activa enGaleusca, "un movimiento de solidaridad y unión" entre las corrientes identitarias propias de Galicia (Gal), Euskadi (Eus) y Catalunya (Ca). Su colaboración es "intensa", especialmente durante el exilio del político en Buenos Aires tras la Guerra Civil, desde 1940 hasta 1950, fecha de su muerte. Durante esa decada "tiene mutitud de relaciones con los vascos y es el principal impulsor" de Galeusca, tal y como establece Estévez.

dualismo

Izquierda Republicana, después ANV... ¿Se diría que Castelao tuvo especial afinidad con la parte izquierdista del movimiento nacionalista vasco? Pues resulta que no. "A partir de 1933, las relaciones, fundamentalmente, fueron con el PNV", relata el historiador; "después, en el exilio, volverían a ser relaciones con el PNV y ANV". Prueba de ello son las amistades cultivadas por el político gallego, con nombres como Jose Antonio Aguirre, Manuel de Irujo, Francisco Basterretxea o José María Larrarte, por parte jeltzale; y Jesus Zabala, Santiago Cunchillos, Pablo Archanco o Jose Olivares Larrondo Tellagorri, por parte de ANV.

Al constatar una relación tan estrecha, cabe preguntarse la posibilidad de que el nacionalismo vasco tuviera influencia de Castelao, algo que Estévez confirma, pero puntualiza. "Muchas de sus apreciaciones y pensamientos tienen mucha relación con algunos de los grandes ideólogos del nacionalismo vasco, como pudieron ser Jose Antonio Aguirre y Manuel de Irujo. Y al revés; también los pensamientos y reflexiones de Manuel de Irujo influenciaron en Castelao. Hubo una influencia mutua". Tiene sentido que la aportación fuera bidireccional.

Su implicación en los círculos vascos, especialmente en el exilio, hacen que torne en una figura muy querida, algo que queda patente en el momento de su fallecimiento y que da lugar a una anécdota que refleja ese aprecio. Y es que "Castelao no murió dentro de la Iglesia y, sin embargo, le rezaron responsos"; unas plegarias que "fueron en euskera" y corrieron a cargo del padre Iñaki de Azpiazu.

Más allá del ámbito religioso, el político gallego, al haberse convertido "en un líder carismático para los vascos" en el exilio, es recordado durante años en el aniversario de su muerte en diversos lugares de Latinoamérica, como Argentina, México o Venezuela.

Incluso, a día de hoy, Castelao sigue recibiendo sus particulares homenajes en tierras vascas, donde, tal y como apunta Estévez, tiene varias calles y monumentos. Algunos de ellos se encuentran en Gipuzkoa, en lugares como Eibar, el barrio donostiarra de Intxaurrondo o Trintxerpe.

Pero la influencia y el homenaje a Castelao no es únicamente en el terreno político; también lo es en el literario, y por ello "prácticamente todas las piezas que escribió" están traducidas al euskera. Entre ellas, una antología de su obra política, titulada Sempre en Galiza y que "es conocida como la biblia del galleguismo", incide Estévez.

Más allá del interés por una figura tan relevante del siglo XX, el historiador quiere seguir ahondando en Galeusca. Actualmente, está trabajando en "temas muy concretos", como un encuentro en Venezuela en 1959, el viaje Galeusca de 1933 o una breve historia del movimiento, desde 1923 hasta hoy en día. Este último trabajo espera tenerlo publicado el próximo año, coinciendo con su centenario. La guinda del pastel.

Estévez considera que la relación entre Castelao y el nacionalismo vasco fue bidireccional y que se influenciaron mutuamente