a sala Kubo-Kutxa de Donostia pondrá fin a partir del próximo viernes a uno de las mayores vacíos culturales de Gipuzkoa con una gran retrospectiva dedicada a José Antonio Sistiaga. Aunque el último superviviente del Grupo Gaur había sido protagonista de otras muestras antes, ninguna había sido de la magnitud de esta, comisariada por Jean-Michel Bouhours bajo el título De rerum natura y que reunirá más de un centenar de piezas que abordarán una trayectoria "de alta cotización" entre pinturas, películas y trabajo didáctico.

Para el crítico de arte Edorta Kortadi la razón detrás de que no se haya producido antes una exposición de este tipo se debe "a su poco cariño hacia los canales de distribución", como galerías, salas y hasta espacios de exposiciones. "Pero también por la alta cotización que siempre han tenido sus obras", asegura.

La renovación del movimiento pictórico de Euskal Herria no se puede entender sin la figura de Sistiaga. que va mucho más allá del engranaje en el contexto de las décadas de los 60 y los 70, época en la que dio la idea del Grupo Gaur a Amable Arias. "Ha sido, ante todo, un pintor fiel a sus principios. Cada miembro buscó su forma y él la encontró influenciado por su residencia en París", señala Kortadi.

"Una noche que no dormía empecé a pensar en por qué no hacer una exposición paralela a una figurativa que había organizado el Centro de Atracción y Turismo de Donostia. La idea era hacer una muestra con artistas guipuzcoanos que no participásemos en aquella", recordaba el propio Sistiaga en una entrevista a este periódico, en la que confesaba haber sido parte activa también de la disolución del grupo: "La nueva regencia de la galería empezó a manejarnos como quería sin consultarnos para nada; aquella dirección vino desde la política. Querían hacer un segundo catálogo del grupo Gaur y me opuse. Me presenté en la imprenta con otros miembros del grupo para parar aquello".

Como no podía ser de otra manera, toda esta etapa inicial estará en la muestra, pero, como adelantó en una conversación con este medio la directora de Arte y Patrimonio de Kutxa Fundazioa, Ane Abalde, "la producción de Sistiaga ha sido muy grande", por lo que se podrá recoger toda una carrera que "desde el inicio estuvo en la vanguardia". "Empezó en la abstracción lírica, casi japonesa, con rasgos sobre papel blanco que parecen gestos poéticos que, tras su paso por París, tuvieron una mayor carga", explica Kortadi.

Tras ellos llegarían sus pinturas a base de tizas de desnudos femeninos y de parejas, en los que siempre puso el acento en los azules, y el paso al aerógrafo en unos trabajos más liberales basados en el cosmos y las estrellas. Un foco en el que ha seguido fiel hasta su última época.

No obstante, una gran retrospectiva de José Antonio Sistiaga no se puede entender sin sus obras fuera de la pintura. El donostiarra, de 89 años, creó el primer largometraje abstracto del cine mundial, Ere erera baleibu izik subua aruaren, compuesto por 108.000 fotogramas pintados a mano. "Realizó siempre un cine muy interesante. Recuerdo perfectamente cuando vimos por primera vez Ere erera... en el Teatro Principal y el silencio absoluto que se generó durante su proyección. Fue un momento de gran emoción", rememora el crítico de arte.

El trabajo de este filme, así como la versión recientemente restaurada en 4K que ha llevado a cabo la distribuidora francesa Light Cone bajo la supervisión del propio Sistiaga y de su hijo Gorka, formarán parte de la retrospectiva, que también contará con otros trabajos fílmicos, la verdadera gran pasión del artista durante los últimos años. "Soy pintor. Hay muchas maneras de hacer pintura, pero creo que es lógico que a un pintor le interese el cine", señalaba en la entrevista, recordando que su trabajo no se puede entender sin las manos: "Yo pinto con las manos y en la Prehistoria también se hacía así. Hay un poder en ellas".

A esta amplitud de disciplinas hay que sumar su gran labor didáctica. Junto a la reciente Tambor de Oro Esther Ferrer puso en marcha un Taller de Libre Expresión en 1963 y, un año más tarde, abrió la Escuela Experimental de Elorrio acompañado por Jorge Oteiza. Rosa Valverde y un montón de niños más aprendieron en sus escuelas. Eran unos talleres muy cercanos a la teoría del pedagogo Célestin Freinet en el que se tenía en cuenta la libertad personal de cada uno con sus imperfecciones. Reivindicaba la deformación según la libertad de expresión por encima incluso del estilo cuidado", expresa Kortadi, asegurando que, este movimiento, "que permitía a los niños ser niños", fue fundamental para muchas generaciones de artistas posteriores.

"Siempre ha estado dispuesto a buscar nuevos lenguajes y nuevas maneras de pintar", añade el experto en arte. Ahora, esa búsqueda y pasión se podrán ver en un mismo espacio hasta el 22 de mayo, cerrando, al mismo tiempo, un vacío con el último superviviente del movimiento que cambió las formas artísticas de Euskadi.

"Ha sido, ante todo, un pintor fiel a sus principios. Cada miembro buscó su forma y él la encontró"

"Siempre ha estado dispuesto a buscar nuevos lenguajes y maneras de pintar"

Crítico de arte