"Habeís hecho la mejor de las elecciones. Este es uno de los mejores escenarios internacionales". Y no pudo estar más acertado el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, con sus afirmaciones. Los Premios Max eligieron la "historia y el alma" del Teatro Arriaga para su XXIV edición y ofrecieron una noche llena de cariño hacia el sector de las artes escénicas, con un Bilbao volcado hacia la cultura, en la que la creación vasca fue, si duda, una de las protagonistas. Todo un lujo sublime para los creadores vascos que pudieron subirse al escenario de su casa para poder recoger los premios más prestigiosos del teatro y la danza.

La ceremonia estuvo dirigida por el director artístico del Teatro Arriaga, Calixto Bieito, que sorprendió al público con su propuesta de convertir a la ciudad en un escenario. Porque Bilbao fue un escenario desde las seis de la tarde, cuando comenzaron a concentrarse ante las puertas del Arriaga una gran representación de la escena estatal. Y un sentimiento común: aquí estamos con la cultura, que mantiene viva cuando se cumple un año y medio después de que el terrible covid paralizara el mundo.

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La alfombra roja de los Premios Max

La gala no tuvo un único presentador, fueron varios los artistas, escritores, bertsolaris... los que se subieron al escenario del Arriaga para conducir esta velada tan especial. "No habrá un lugar mejor para tocar el más allá que Bilbao", cantaba Asier Etxeandia en la apertura de la gala. El actor interpretó Bilbao song que escribió Bertolt Brecht, acompañado por la orquesta de cámara Bilbao Sinfonietta.

Varios de los premiados expresaron también su solidaridad con los técnicos de teatros afectados por la Oferta Pública de Empleo (OPE) de 2018 debido al cambio en el requisito de titulación de acceso a la misma, lo que deja fuera a la mayoría del personal temporal. Así, Juanjo Llorens, Premio Max al Mejor Diseño de Iluminación, leyó un mensaje de este colectivo durante su discurso de agradecimiento en el que recordó que el teatro es un oficio que nació hace mucho tiempo y se ha convertido en una profesión. "De ahí que la titulación no existiera y donde hay muchas personas que se han formado ejerciendo el oficio a lo largo de treinta años, por lo que no tienen el reconocimiento académico para poder acceder a esas plazas (de la OPE) y tan siquiera se les ofrece una moratoria que pudiera permitirles encarar los requisitos solicitados".

'El bar que se tragó a todos los españoles', del navarro Alfredo Sanzol, partía como favorita en los Premios Max, con cinco nominaciones. La obra producida por el Centro Dramático Nacional, que recorre la vida de un cura navarro que en 1963 decide dejar el sacerdocio y viajar a Estados Unidos para aprender inglés y marketing (personaje inspirado en el padre de Sanzol), se llevó el de mejor diseño de espacio escénico, el mejor espectáculo de teatro y mejor autoría teatral, estos dos últimos unos de los más importantes de los Premios Max.

'Symfeuny de Deabru Beltzak' consiguió el galardón al mejor espectáculo de calle precisamente este año en el que la compañía vasca cumple 25 años. "Que te den un premio y que te lo den en tu ciudad, que te vio nacer como compañía, no tiene palabras. Eskerrik asko", afirmaron cuando subieron al escenario a recogerlo.

Fue Igor Yebra quien entregó el Max al mejor intérprete masculino de danza, que se lo llevó el bailarín gallego Ivan Villar por Leira. Y a la mejor intérprete femenina, que recayó en Iratxe Ansa por 'Al desnudo', una obra creada durante el confinamiento. "Esta es mi tierra y he tenido la suerte de trabajar sin descanso este último año", aseguró emocionada la bailarina vasca.

La actriz Itziar Lazkano se encargó de revelar el nombre del premio al mejor actor, que recayó en Joan Carreras por 'Història d'un senglar (o alguna cosa de Ricard)'. Y la jefa de sala del Arriaga, Izaskun Ardanaz, el de mejor actriz para Mireia Aixalá, por 'Les tres germanes'. La compañía alavesa Teatro Paraíso no pudo llevarse el galardón al mejor espectáculo para público infantil y juvenil que recayó en Laika de la compañía catalana Xirriquiteula teatro.

Pero sí lo logró la compañía vasca Demode Produzkioak, que consiguió el de mejor espectáculo musical con 'Kutsidazu Bidea Ixabel', el ambicioso musical en euskera basado en la novela de Joxean Sagastizabal. Un subidón para el actor, guionista y director vasco Patxi Barco (Donostia, 1959), quien expresó dos deseos cuando recogió el premio: "Que en 2022 haya una ley que reconozca la cultura como un bien de primera necesidad. Y que las televisiones públicas apuesten por las artes escénicas".

Atxaga recordó a Blas de Otero y entregó el Max del mejor espectáculo de danza, que recayó en 'La mort i La donzella', de Institut Valenciá de Cultura. Y también anunció el premio al mejor espectáculo de teatro para El bar que se tragó a todos los españoles.

Tampoco se pudo llevar el Max a la mejor autoría revelación María Goiricelaya, que se lo acabó llevando Fernando Delgado por Los remedios. La mejor coreografía recayó en Asun Noales por 'La mort i La Donzella', una creación valenciana que triunfó ayer en la noche de los Max.

El Premio Max aficionado o de carácter social fue para el teatro Estudio de San Sebastián, una compañía nacida en 1965 por iniciativa de unos jóvenes que querían ver disfrutar a su barrio y a su ciudad.

La mejor adaptación o versión de una obra teatral se lo llevaron Marc Artigau, Cristina Genebat y Julio Manrique por 'Les tres germanes'.

Premio de honor a Gemma Cuervo

Antonio Onetti, presidente de la Sociedad General de autores y Editores, presentó el premio de honor, que este año se ha decidido otorgar a Gemma Cuervo, "una gran actriz y una gran mujer". Uno de los momentos más emocionantes fue cuando la actriz se subió al escenario acompañada de su hija Cayetana Guillén Cuervo. Y mejor autoría teatral, uno de los premios más importantes de los Premios Max, fue para 'El bar que se tragó a todos los españoles'.

Durante la gala, Yogurina Borova hizo también un mensaje contra la homofobia: "Ama con el corazón, nunca te escondas". Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, entidad organizadora de estos premios, que han contado con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao, explicó que "estos reconocimientos reflejan el trabajo de 2020 y de los primeros meses de 2021, ese período que nunca olvidaremos. A diferencia de otras crisis, las artes y la sociedad han estado más cerca que nunca; cuando se abrieron los teatros, en cuanto pudo el público volvió. ¡Con que fuerza sonaron los aplausos!".

Solana tuvo también palabras de agradecimiento al publico que "ha conseguido que las artes escénicas estén tan vivas, y a otros colectivos de la sociedad que nos han salvado la vida. Permítanme que haga un homenaje al equipo medico que me salvó la vida, que me ayudó a volver de la sedación al que no pude ver las caras, solo veía las mascarillas. Esta función es para todos. Queda mucho que hacer, hay que reconstruir las artes, pero contamos con la colaboración de todos".