a aparición de la Sexta supuso un terremoto en el campo de los productos informativos de la tele, que se planteó como una información directa, agresiva y explicada en hechos y personajes. Antonio Ferreras reclutó un poderoso equipo de informadores que se pusieron a hacer tele informativa, comprensible inmediata y fresca.

La aparición de la Sexta en el panorama televisivo supuso un revolcón en el modo de hacer tele, imitando modos televisuales a la americana, con desarrollo de las informaciones a pie de cámara en el lugar de los hechos. Un granado puñado de informadores saltaron al dominio público y nombres como el de Mamen Mendizabal se hicieron hueco en la notoriedad de la audiencia. Rápidamente las demás cadenas imitaron modos y modelos y la información televisiva tomó una destacada importancia en las escaletas televisivas.

Al comienzo de esta temporada se hicieron cambios en la conducción de espacios importantes y el más sonado fue la conjunción ante las cámaras de Iñaki López y Cristina Pardo, dos dicharacheros periodistas que se ocupan de Arde la tarde, magazine informativo que está experimentando la presencia ante las cámaras de dos personalidades y caracteres de corte muy diferenciado, buscando velocidad narrativa, chispa comunicativa y riqueza expresiva. La decisión de la cadena de sacarlos de sus nichos profesionales y ponerles a remar al unísono es un experimento que tiene sus altibajos sobre todo a la hora de administrar los habituales pisotones entre Cristina e Iñaki, en carrera a ver quién se come las historias de cada tarde. Dos presentadores pretendiendo robar plano y ponerle brillo al programa. Pelea de dos futuros divos largos en el decir y espontáneos en el contar. Dos estrellitas en ebullición manchando los relatos, mediáticos con pisotones periodísticos que deben evitar, compensar, controlar y en lo posible eliminar. Sobran peleas de gallos con desmesurados egos.