- El empresario José Luis Moreno está en los calabozos de la comisaría madrileña de Moratalaz a la espera de ser puesto hoy a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional concretamente ante el juez Ismael Moreno, encargado de la investigación.

Agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional de Madrid, ayudados por perros especializados en la búsqueda de dinero negro, localizaron y requisaron el martes en la mansión y en las sedes de empresas del productor televisivo varios cientos de miles de euros en billetes y pagarés de entidades investigadas. Además, se incautaron de nueve vehículos de alta gama, máquinas de contar dinero, talonarios, varios ordenadores, muchos teléfonos móviles y numerosísima documentación, según fuentes policiales. Gran parte del dinero en metálico hallado en el chalet de Moreno, de 5.000 metros cuadrados, situado en la urbanización Monte Encinas de Boadilla del Monte, estaba en una caja fuerte que los agentes del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas, especializados en buscar y reventar habitáculos ocultos, tuvieron que forzarla para abrirla, ante la nula colaboración de su dueño.

Además del chalé vivienda, los agentes y la Unidad Canina registraron también sedes del entramado empresarial de Moreno en la calle Serrano y en el entorno de la Puerta del Sol. Allí detuvieron a cuatro personas, alguno de ellos empleados de Moreno. También revisaron la sede de la productora en Moraleja de Enmedio. Finalmente, la macrooperación de Policía Nacional de Madrid y Guardia Civil de Barcelona terminó con 47 detenidos, 25 en Madrid, 17 en Barcelona, tres en Murcia, uno en Valencia y uno en Alicante. Una sobrina del empresario, su abogada y un notario figuran entre los detenidos. Todos los arrestados están acusados de haber estafado más de 50 millones de euros a través de la creación de un entramado empresarial que contaba con más de 700 sociedades mercantiles, blanqueando presuntamente el dinero negro de organizaciones dedicadas al tráfico de drogas.

Para ello simulaban una actividad inexistente con el fin de justificar los millonarios ingresos en efectivo que generaba la venta de droga. Estas sociedades contaban con buena reputación para ofrecer proyectos empresariales que nunca se materializaban. Tenían el visto bueno de directores de bancos, una notaría y productores de televisión. Una vez que recopilaban los fondos, activaban una maquinaria perfectamente estudiada en la que el peloteo de cheques, la facturación simulada y la falsificación de documentos mercantiles eran actividades ordinarias. El destino del dinero eran Suiza, Panamá y las Maldivas. Entre sus proyectos estaba crear un banco en Malta diseñado para el crimen económico.