Más que un kit de superviviencia, el tan ansiado papel higiénico del confinamiento o un manual sobre cómo sobrevivir a una catástrofe natural, lo que mucha gente realmente ha necesitado para superar la pandemia han sido libros. A pesar de que durante más de dos meses de 2020 las librerías estuvieron cerradas, el porcentaje de lectores subió siete puntos, tal y como apuntan desde la Cámara del Libro de Euskadi. Ante esta tesitura, los libreros que participan en la 46ª edición de la Feria del Libro de Donostia hasta el próximo domingo confían en que mucha gente no abandone a su fiel compañero pandémico ahora que el virus y las limitaciones parecen desaparecer.

“La gente se ha dado cuenta de que un libro nos ayuda a superar una pandemia”, asegura Cristina, de Cristina Liburudenda. Los datos parecen darle la razón, ya que al aumento en siete puntos en lectores hay que sumarle las encuestas publicadas tras el confinamiento, en las que el 82% aseguraba que “leer libros le había ayudado a llevar mejor el confinamiento”. “Hay ganas de leer y eso se nota porque muchas personas vienen informadas con las novedades o con lo que buscan”, añade.

Para Darío Malventi, de Kaxilda Liburudenda, este crecimiento en lectores es un reconocimiento de la gente a las pequeñas librerías. “Existe una afinidad entre el lector y el librero que ha hecho que la gente nos haya querido apoyar después de estar dos meses cerradas”, afirma, asegurando que ha tenido que llegar una pandemia para llegar hasta ese lector que no es habitual.

“A causa del covid, hemos sacado los libros a la calle. Prácticamente, hemos ido nosotros a ellos cuando antes eran ellos los que venían a nosotros”, comenta Iñaki, de la librería Artea, apuntando que esta medida ha ayudado a fomentar la lectura: “La gente pasa, ojea, investiga... le apetece leer y tener una conversación”.

La pandemia ha cambiado los hábitos de mucha gente. El teletrabajo ha llegado a decenas de hogares y los horarios también son otros, lo que ha fomentado tener más tiempo para leer. “Nuestras perspectivas, a pesar de la pandemia, han mejorado”, confiesa José Agustín Iturri, presidente de la Cámara del Libro en Euskadi.

En este nuevo panorama, muchas editoriales pequeñas como Txalaparta, Erein, Pamiela o Imagica se han animado a seguir publicando, ya que el lector “cada vez busca nuevos horizontes”. “La gente no tiene miedo a conocernos. Hay un interés y no hay temor al covid”, apunta Miguel Ángel de Rus, de Ediciones Irreverentes, poniendo como ejemplo la feria del libro de Donostia de hace un año, la primera que se celebró en Euskadi, en la que los lectores se acercaban a los stand sin mascarillas.

Más que un espacio de venta

Físico vs ‘online’

“La función del librero no ha variado”

No obstante, la pandemia sí que ha sacudido al sector en lo que se refiere a un aspecto: la venta online. “Se ha creado una dinámica nueva con el lector a la que hemos sido arrastrados inevitablemente”, asegura Malventi.

Kaxilda Liburudenda es, precisamente, un claro ejemplo de ello, ya que esta librería ha tenido que abrir tienda web a pesar de resistirse a ello. “No es lo que queríamos porque entendemos que nuestro vínculo con los lectores es otro”, añade.

A pesar de ello, “la función del librero no ha variado” y sigue siendo ese experto con el que poder charlar sobre literatura durante horas y horas.

“La gente sigue queriendo consejo. Confía en nosotros y pide recomendaciones, desde algo ligero para el verano hasta un tema más intenso que les interesa mucho”, explica Cristina, mientras que Malventi hace una distinción entre el lector habitual y el de ferias: “Son dinámicas diferentes. Fuera de la tienda no vienen con el título en la cabeza, lo que nos permite a nosotros llegar a ese lector desconocido al que, si no, difícilmente tenemos acceso”.

Las ferias todavía siguen siendo además ese punto directo con los autores. Según desvela De Reus, tres cuartas partes de los libros que venden en ellas están firmadas. “Hay una relación que demuestra un interés mucho mayor que la simple lectura”, apunta.

“Ambas, lo online y lo físico, van a convivir, porque hay mucha gente que busca lo cercano, el contacto con la persona. Quieren que les conozcan y sepan guiarles”, expresa, por su parte, Iñaki, volviendo al punto inicial de que si algo ha demostrado la pandemia es la necesidad de ser parte de una comunidad: “Ha tenido que llegar una pandemia para que mucha gente lea. No es lo ideal, pero bienvenidos sean estos nuevos lectores”.

Las cifras

7

El porcentaje de lectores ha subido siete puntos desde el inicio de la pandemia a pesar de que las librerías estuvieron cerradas dos meses el pasado año, según la Cámara del Libro de Euskadi.

82%

Según las últimas encuestas realizadas a la población, el 82% de las personas han reconocido que leer libros le había ayudado a llevar mejor el confinamiento del pasado año.

75%

Tres de cada cuatro personas que adquieren un ejemplar durante la celebración de una feria de libros lo hacen con la firma del escritor.