- La donostiarra Marina Palacio presentó ayer en Málaga su primer cortometraje, Ya no duermo, un ejercicio de cine libre y mágico que nació del amor a su padre y de las ganas que la cineasta tenía por mirarle a través de su cámara y que pudo verse en el último Zinemaldia.

“Mi padre (Kechus Palacio) no quería de ningún modo participar en el corto, pero yo insistí; a él siempre le ha gustado mucho ver películas de vampiros y un día me dijo que saldría si la historia iba de vampiros, hasta ese punto le ilusionaba el tema”, afirmó la directora.

Palacio contó como cómplice con su primo pequeño, Miguel Burgueño, que es una delicia de naturalidad ante la cámara.

Así, Ya no duermo es la historia de un niño y su tío que quieren rodar una película de vampiros juntos, pero también es el homenaje de Marina a su padre, un creador de historias “escondido” en un delineante, enamorado desde siempre de este subgénero del terror.

El cortometraje muestra a Miguel y a Kechus empeñados en crear algo juntos; en ese intercambio, la realidad y la ficción se mezclan en un juego que también muestra la particular relación que tienen niño y adulto.

Palacio, cineasta que sale de la primera promoción de la escuela de cine Elías Querejeta, presentó su corto en la sección Zabaltegi del festival de Donostia.