En una semana, Lekuona Fabrika abrirá por fin sus puertas en Errenteria y "alimentará de cultura" al público en el mismo lugar donde durante años "alimentó con la creación de pan". Los operarios y bibliotecarios trabajan a contrarreloj estos días dando los últimos retoques a la instalación y colocando el material bibliográfico en las estanterías antes de que los oreretarras inunde el espacio. Un espacio multidisciplinar que no obedece a una biblioteca al uso y que busca fomentar la creatividad de los visitantes.

Dejando de lado la papelería, todavía en activo, Lekuona se ha erguido en los últimos años como la última fábrica en pie en pleno centro de Errenteria. Para su transformación en espacio cultural, el edificio mantiene sus señas de identidad "como un guiño al pasado" del municipio. "Antes era un lugar desde donde se alimentaba con la creación de pan y ahora alimentará de cultura", ha señalado esta mañana la alcaldesa del municipio, Aizpea Otaegi, durante una visita a la instalación para los medios de comunicación.

Aunque Lekuona Fabrika mantiene su antigua identidad en el exterior, su interior ha mutado hacia una biblioteca que no responde al canon tradicional: "La filosofía es ofrecer espacios y material para que los ciudadanos los usen como quieran". Así, tras un planta 0 que actúa como entrada, espacio de información y compra de entradas y mediateca centrada en el ocio, el edificio se divide en dos plantas más en las que los libros se mezclan con lugares ideados para la creación.

En cada uno de estos pisos se han colocado diferentes cortinas que pueden ser utilizadas por los visitantes para crear zonas personales. Además, cada mobiliario cuenta con ruedas para que sea fácilmente manipulable y se adapte a cada necesidad. Incluso en algunas paredes se hallan ocultas mesas que se pueden plegar y abrir. "Todo se puede cambiar. Cada persona o cada grupo puede darle el uso que quiera, desde crear un espacio para cuentacuentos hasta un lugar para reunirse", ha explicado la alcaldesa.

No obstante, en Lekuona Fabrika también hay lugar para una sala de estudio de una biblioteca municipal tradicional. Es en la segunda planta, donde, tras más espacios divididos por cortinas, se encuentra "el único lugar del edificio donde es obligatorio mantener en silencio". Allí se hallan varias mesas con sus correspondientes puntos de conexión eléctrica, así como un espacio apartado por cristaleras que puede usarse por hasta dos grupos diferentes de forma privada.

Un auditorio "único", cantina y terraza

La "joya de la corona" de Lekuona Fabrika se encuentra, sin embargo, en la planta 0. Un auditorio "único en el entorno", capaz de dividirse en hasta tres espacios y con gradas mecánicas con capacidad para más de 7.000 espectadores. Nada tiene que ver este espacio con el actual teatro en Niessen, ni siquiera con la percepción que cualquier persona puede tener sobre un auditorio. El escenario se encuentra en el suelo, a ras de suelo, aunque con la posibilidad de elevarlo a 20 o 40 centímetros. Las gradas, por su parte, están tanto a un lado como al otro, pudiéndose expandir según la necesidad.

Unos paneles laterales ofrecen la posibilidad de reducir el espacio, permitiendo incluso que tres formaciones trabajen a la vez en el lugar sin molestarse. Ello hace posible que, durante la semana, los días que no hay espectáculos, las compañías residentes en la villa galletera como Kukai Dantza y Dejabu puedan utilizarlas.

El estreno oficial de este auditorio, denominado Sorlekua, correrá a cargo de la bailarina errenteriarra Iratxe Ansa el próximo día 29. Tras ser homenajeada en el Salón del Pleno del Ayuntamiento, ofrecerá dos funciones (la segunda el día 30) de la obra Al desnudo junto a su compañía Metamorphosis Dance.

No será el único espectáculo de cara a las próximas semanas, ya que, tal y como ha adelantado Otaegi, en unos días se presentará toda la programación, en la que estará Olatz Salvador, que ofrecerá un concierto el 5 de junio.

El auditorio Sorlekua no es el único espacio disponible en la instalación para actuaciones, ya que en lo alto hay una terraza con capacidad para acoger hasta 100 personas e incluso una pequeña barra de bar.

En unas semanas, el edificio sumará también una cantina "con productos del entorno" que hará expandir la edificación a la calle "invitando a la ciudadanía a entrar en ella".