- Dedicada al arte realizado entre finales del siglo XIX y principios del XX, la muestra Bilbao y la pintura nos traslada en un viaje pictórico, salpicado de impresionismo y vanguardia francesa, al período histórico en el que la capital vizcaina iniciaba su imparable proceso de modernización.

La muestra del Museo Guggenheim, presentada ayer, se conforma a través de una treintena de obras pictóricas de gran formato que recogen “aspectos muy distintos del paisaje y la sociedad que promovió las innovaciones en la producción y los cambios económicos con los que la vida moderna daría comienzo en Bilbao”, tal como describe Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, entidad que patrocina la exposición, comisariada por Kosme de Barañano.

En el fin de siècle la villa de Bilbao se convierte en una de las urbes más prósperas de la península gracias a su industria naval y siderúrgica y a su actividad comercial, bancaria y cultural. Entre los ciudadanos de Bilbao de esta época existía la aspiración y la voluntad práctica de prosperar y de avanzar hacia un futuro mejor para todos, una suerte de empatía que se hizo añicos con la llegada de la Guerra Civil de 1936.

Las escenas de aquel Bilbao que comenzaba su propia modernización, una villa que se ensanchaba en todos los sentidos -urbanística e industrialmente- quedaron reflejadas en pinturas de artistas que habían viajado a París y que plasmaron las ideas de modernidad del impresionismo francés y las vanguardias importadas propias de la época.

A través de Bilbao y la pintura, que permanecerá expuesta desde el próximo día 29 hasta el 29 de agosto, muestra diversas escenas de la historia de Bilbao, como “los barcos comerciales en la ría del Nervión y las terrazas dedicadas al ocio, la vida de los burgueses y los aldeanos, los remeros, la lucha y la muerte en el mar, los héroes del deporte, las faenas cotidianas en un puerto pesquero o las romerías en una anteiglesia vizcaina”, explicaron desde el museo.

En el espacio introductorio de la muestra, se podrá observar la villa del siglo XIX a través de reproducciones fotográficas a gran escala, y también se contextualiza la figura del escultor bilbaino Paco Durrio.

En la primera sala se exhibe una selección de obras de Adolfo Guiard, Ignacio Zuloaga, Anselmo Guinea, Manuel Losada y José Arrúe. La ría en Axpe y En la terraza, de Guiard (1886), presentan visiones de buques fondeados en la ría y del mar desde la terraza de un balneario abierto al puerto exterior, mientras que Amanecer, de Zuloaga; Las walkirias, de Losada, y La fuente de la salud, de Guinea, retratan la burguesía ilustrada.

En la segunda sala hay escenas de mar y de montaña. Ejemplos de este tema recurrente a finales del XIX son El marino vasco Shanti Andía, ElTemerario, de Ramón Zubiaurre, que mira al horizonte en mitad de la galerna, o el tríptico Lírica y religión de Gustavo de Maeztu, que capta la conmoción popular por la muerte a la llegada de unos pescadores a tierra firme.

Por último, la tercera sala contiene una visión etnográfica del folclore, en la que los artistas documentan, entre otros aspectos, la simbología del baile.