as lamias pueden asomar donde menos te lo esperas. Hay en las tierras vascas muchos lugares donde aparecen. A buenas, te ayudan en las labores de la casa o del campo; a malas, pueden secuestrar a un niño y provocar un gran daño. Les gusta aceptar retos y se enamoran de los mozos. En cierta ocasión, en el río de mi pueblo...

Quien quiera seguir el hilo de esta misteriosa tradición en torno a estos seres fabulosos, tiene una oportunidad inmejorable si se sumerge en los Cuentos de lamias del país de los vascos. Una obra del escritor Juan Kruz Igerabide (Aduna, 1955) con sugerentes ilustraciones de Elena Odriozola (Donostia, 1967) construida en torno a interrogantes abiertos: ¿Qué son las lamias? ¿Qué contaban nuestros antepasados sobre ellas?

A través de cinco relatos de la tradición oral recuperados, actualizados y traídos a un contexto cercano -cotidiano incluso- por Juan Kruz Igerabide, este proyecto editorial de Cénlit Ediciones y su sello para publicaciones en euskera Denonartean -con doble edición en castellano y en lengua vasca- es el cuarto volumen de la colección de recopilaciones de cuentos vascos que tiene como objetivo “acercar a jóvenes lectores, en especial de ocho a diez años, a los cuentos clásicos pero sin filtrar, tal y como fueron contados”, explica el editor de Cénlit y Denonartean, Unai Pascual. Un legado que es un tesoro de la tradición oral con un valor simbólico muy elevado, y que la editorial navarra quiere actualizar y acercar a nuestra realidad y a nuestro tiempo, en su certero empeño por que no se pierda.

Después de Cuentos del país de los vascos, Cuentos crueles del país de los vascos y Cuentos maravillosos del país de los vascos, llega este volumen en torno a las lamias, seres femeninos representados a modo de sirenas de río con diversas características, en general personajes muy altos, de cabello rubio y pies palmeados (de pato).

“Según las zonas, había otro tipo de lamias: de color cobrizo, azul, amarillo, algunas más altas, otras más bajas; con patas de cabra, de oveja, o con pezuñas de caballo”, relata Juan Kruz Igerabide, quien ha incluido en sus cuentos “lamias morenas”. “Aunque no he encontrado vestigios de este color, me ha parecido procedente que estén también”, dice de estos seres en los que hay influencia de “las mitologías en las que el ser humano está unido a una parte animal”.

Las lamias suelen habitar en los ríos, en pozos o en cuevas. “Normalmente su medio es líquido. De hecho, en euskera sirena se dice itsaslamina, lamia de mar”, apunta el escritor.

La tradición de estos seres femeninos se forja en el acervo popular. “Vienen de la tradición oral, sin una datación clara”, dice Igerabide, quien matiza que “el nombre de lamia se conoce ya en la mitología griega, y se supone que proceden de una tradición indoeuropea antigua”.

La lamia de Asteasu, las lamias que construyeron el puente de Aduna -localidad natal de Juan Kruz Igerabide- o lamias en el riachuelo Ursalto protagonizan algunos de los cuentos recopilados por el escritor guipuzcoano en este libro que, dice, “va a aportar a quien lo lea algo muy valioso: el conocimiento de la tradición oral de la tierra, de un acervo cultural popular muy importante y que no se circunscribe exactamente al País Vasco, que es más amplio, porque en Santander también hay lamias...”. Además, apunta, el lector que se sumerja en estas historias “va a disfrutar porque son cuentos de una gran fuerza narrativa, que han sido mejorados siglo tras siglo a base de ser contados y pulidos”. Y, también, va a reconocer y dialogar con “conceptos y valores culturales como la lealtad, la veracidad o la justicia”.

Un valioso legado

Igerabide ha recurrido una vez más a la tradición oral, y a la labor realizada por “los grandes recopiladores y antropólogos que han recogido estos cuentos”. Esas han sido sus fuentes, como también “ciertas costumbres o creencias o relatos no escritos pero que forman parte de muchos rincones de la geografía vasca. “Prácticamente en todos hay un lugar de lamias, un caserío de lamias, un pozo de lamias. Lamiategi es una palabra que se emplea en muchas comarcas; y lo que he hecho es contar todo eso como si ocurriera cerca de donde vivo, al lado de mi casa, como si hubiera visto yo a las lamias o cuando era pequeño con mis amigos... Lo cuento con personajes cercanos, como mi abuela, mi madre... Porque el testificar haber visto a las lamias es una costumbre generalizada en el País Vasco. Había quienes afirmaban que las habían visto y contaban sus aventuras con estos seres. He tratado de revivir esa costumbre, de convertir a las lamias en algo vivo, cercano, traerlas a la realidad incluso cotidiana”, explica Juan Kruz Igerabide.

Como escribe en la bella introducción que abre el libro, titulada Cuentos del hogar, “las lamias habitan en pozos y cuevas, igual que las emociones encerradas en nuestro interior, que nos empapan de gozo o de tristeza”.

Estos seres, en el mundo simbólico, representan en parte el mundo emocional, de los sentimientos. “Son personajes con sus caprichitos, con esas tendencias, impulsos o pulsiones que tenemos todos los seres humanos dentro de nuestra psique emocional y no podemos controlar. Y ahí nos vemos retratados”, dice el autor, seguro de que a través de la fantasía se puede lograr mucha autenticidad y veracidad. En este sentido, destaca que “la fantasía que hay en estos cuentos no es gratuita, siempre tiene una segunda lectura. Es un tipo de fantasía bien enraizada antropológicamente en una cultura universal, no solo vasca, indoeuropea”.

En ese camino hacia la autenticidad de la mano de una fantasía enraizada juegan un importante papel en este libro las sugerentes ilustraciones de Elena Odriozola, que sorprende con una perspectiva, una técnica y una estética muy original en creaciones en las que juega con transparencias tomando como punto de partida la certeza de que a las lamias no las conocemos, no sabemos cómo son. Son unos personajes que se camuflan en la naturaleza, que aparecen y desaparecen...

Título. Cuentos de lamias del país de los vascos. Peines, puentes, cunas y culebras / Euskal herrietako laminen ipuinak. Orraziak, zubiak, sehaskak eta sugeak.

Autores. Juan Kruz Igerabide (textos) y Elena Odriozola (ilustraciones).

Editorial. Cénlit Ediciones (edición en castellano) y Denonartean (edición en euskera).

Páginas. 68.

Precio. 16 euros.

Edad. Libro recomendado para lectores y lectoras desde los diez años de edad.

Los cuentos. Tras una introducción del autor Juan Kruz Igerabide bajo el título Cuentos del hogar/Etxeko ipuinak, se relatan cinco historias: La lamia de Asteasu/Asteasuko lamina, Las lamias construyen el puente de Aduna/Laminak Adunako zubia egiten, Una lamia en la cuna del bebé/Lamina umetxoaren sehaskan, Lamias en el riachuelo Ursalto/Laminak Ursaltoko errekan, y El criado perezoso del pastor y las tres lamias/Artzainaren morroi alproja.

“Las lamias simbolizan las pulsiones emocionales de nuestra psique, y ahí nos vemos retratados”

“La fantasía en estos cuentos no es gratuita, está bien enraizada en una cultura universal”

Escritor