omPetty estaba en su cima comercial a mediados de los 90, pero su vida personal hacía aguas, ya que su historia de amor con su primera mujer había concluido. Fue cuando grabó Wildflowers (Warner), uno de sus mejores discos, sin la ayuda de sus Heartbreakers, con un tempo más lírico, elegante y sosegado. Su “disco del divorcio” se reedita ahora de manera magistral en varios formatos con canciones inéditas, tomas caseras y un álbum en directo de mediados de los 90.

Wildflowers & All the rest (Warner), en su edición ampliada y totémica, se edita coincidiendo con el que sería el 70º cumpleaños del rockero rubio de pelo lacio si este no hubiera fallecido hace tres años. Petty canta en Wildflowers: “Perteneces a las flores silvestres, perteneces a un barco en el mar y a un lugar donde te sientas libre/huye, ve a buscar un amante/huye, deja que tu corazón sea tu guía”. La canción que daba título a su segundo disco en solitario hablaba del deseo de sentirse libre y refleja de manera clarividente el momento emocional que vivía Petty en 1994.

El estadounidense se había casado en su juventud con Jane Benyo, una rubia aficionada al rock, de manera precipitada y bajo la presión familiar. Y lo hizo justo un día antes de viajar a buscarse la vida a Los Ángeles con The Hearbreakers, así que pasó por la vicaría y desapareció. Y aunque cuando viajaba a casa se ocupaba de la familia, aquel amor y pasión juvenil hacía tiempo que habían concluido. “Ha llegado el momento de seguir adelante, de ponerse en marcha/no hay forma de saber lo que está por venir”, cantaba en el álbum.

Él mismo reconoce en la maravillosa biografía escrita sobre él por Warren Zanes que el álbum es una despedida. “Soy yo disponiéndome a irme. Ni siquiera sé lo consciente que fui cuando lo estaba escribiendo. No me meto en estas cosas con planes elaborados. Tuve que armarme de valor para dejar aquel imperio enorme que habíamos construido y salir de allí. Supe que iba a ser devastador para toda la familia, pero quedarme habría acabado conmigo”, reconocía.

Petty estaba sufriendo y pasándolo mal aunque su carrera profesional venía de una de sus cumbres comerciales. Wildflowers era su segundo disco en solitario y llegaba tras el éxito de un debut titulado Full moon fever, publicado en 1989. Y entre ambos álbumes en solitario se coló otro bonito disco con The Heartbreakers, Into the great wide open, en 1991, que consiguió ventas millonarias gracias a clásicos como Learning to fly. Además, en aquellos años se unió a Dylan, George Harrison, el propio Jeff Lynne y Roy Orbison en The Travelling Willburys.

Y mientras su carrera se había asentado en el Olimpo del rock, en solitario, con su banda de siempre y en un proyecto paralelo en el que se codeaba con sus músicos favoritos, Petty se encerró en el estudio de grabación Sound City de Los Ángeles durante dos años para cantarle al final del amor, de forma sosegada, melancólica y elegante, pero terrible y autobiográfica.

Petty grabó 25 canciones en aquellas sesiones interminables. Y lo que iba a ser un disco doble, que su compañía impidió, está ahora disponible en Wildflowers & All the rest. Además de sus 15 temas originales, se adjuntan las diez canciones restantes, maravillas como el medio tiempo folk Leave Virginia alone (grabada por Rod Stewart), la sombría balada Confusion wheel (“tanta confusión me ha destrozado, me ha dado miedo/no sé cómo amar, no sé en quién confiar”), California o la luminosa Somewhere under heaven, que Petty no recordaba ni haber grabado.

Son canciones que ofrecen, frente al brillo y la inmediatez pop de los temas grabados con Lynne, una emotiva intimidad, más acústica que eléctrica, y ausencia de adornos. Y resulta especialmente estremecedor el álbum que incluye sus maquetas y grabaciones caseras, disponible en la caja de lujo, que aporta también un disco adicional grabado en vivo en la gira posterior en la que se refugió para huir de sus conflictiva vida personal.