El amor envuelve la nueva novela del escritor y guionista Félix Jiménez Velando. ¿Qué haría Jorge para que Andrea, el amor de su vida, le hiciera caso? ¿Se inscribiría en un curso de yoga avanzado? ¿Se apuntaría a un retiro espiritual? El protagonista de Yoga a primera vista es capaz de hacer eso y mucho más. Esta es la primera novela que firma Jiménez Velando, aunque el mundo de la escritura no le es desconocido, ya que es guionista desde hace más de veinte años. Empezó en Goenkale, ha pasado por series como 7 vidas y Física o química, y durante nueve años ha sido uno de los dialoguistas de El secreto de Puente Viejo, una de las historias diarias más largas contada en televisión. Ahora habla de su nueva aventura literaria y de cómo ve el complicado y cambiante mundo catódico.

Yoga a primera vista parece una comedia romántica y disparatada.

Esa es la sensación que quiero que tenga el lector. Cuando escribes no sabes muy bien para quién lo haces exactamente. No hay un patrón definido, hay muchos hombres y mujeres, muy diferentes todos pero que pueden estar unidos por sus gustos, y yo buscaba a quienes le gusta la comedia. Es un género que está dentro mis pasiones y lo he trabajado mucho en televisión.

¿Cuántas tonterías hacemos por amor?

Bueno, yo no diría que son tonterías. Pienso que son gestos que nos pueden acercar a la otra persona, aunque cuando los arranques se enfrían y nos damos cuenta de lo que hemos hecho por atracción o por amor quizá nos podamos reír o pensar en que hicimos el tonto, pero en principio, hacer lo más extravagante o aquello que nada tiene que ver con nosotros por atraer la atención de alguien es más un acto generoso que una tontería.

¿Es usted un hombre romántico?

En su justa medida, como todo el mundo.

Apuesta por la comedia, pero sabrá que lo que ahora se lleva es el thriller.

Sí, y no hace falta más que ver las listas de novedades. Yo quería hacer un relato cómico, pero sin que los personajes parecieran muy superficiales. El libro está destinado a alguien que quiera leer algo fresco, que mezcle amor y comedia pero sin llegar a ser una cosa romántica y edulcorada.

¿Es un libro solo para chicas?

No, no tiene nada que ver con ese género romántico destinado solo a las mujeres. Esto es comedia; no sé hasta dónde habré llegado, pero pienso que está alejado del romanticismo puro y duro.

¿Tiene algo que ver Jorge, el protagonista de la novela, con usted?

Él no conoce el mundo del yoga y yo sí. Sí tiene que ver en cuanto a la televisión. Para crear un personaje que me resultara más conocido hice que Jorge fuera guionista de televisión, y yo también lo soy; de hecho, es la forma con la que me gano la vida. Así, puse a mi protagonista en dos mundos que yo conocía directamente.

¿Qué le resulta más cómodo, escribir para un libro o para la televisión?

Escribir una novela puede ser un problema para un tipo vago como soy yo.

¿Vago?

Sí. Cuando escribes un libro lo haces porque quieres, nadie te lo encarga. Cuando escribes un guion hay siempre un jefe que te dice que tienes que entregar tal día, y si no entregas malamente vas a poder comer, pagar las facturas o tener más trabajo. La novela me ha exigido disciplina y eso es bueno. Un guion son setenta páginas para un prime time y una historia para un libro, al menos este, son trescientas. Hay muchas diferencias.

¿Cuál es el último trabajo que ha hecho para televisión?

El secreto de Puente Viejo, para Antena 3. He estado nueve años de dialoguista de esta serie y ha sido una experiencia impresionante. No hay muchas series largas, así que te da cierta tranquilidad mientras dura, porque no estás a salto de mata y te permite afianzarte. Si una serie tiene recorrido es un trabajo cómodo y en el que puedes disfrutar viendo crecer a los personajes.

¿No es un trabajo tan irregular como el de los actores?

Más o menos. No es un oficio en el que tengas tu nómina asegurada todos los meses. En mi caso he tenido suerte porque es muy raro estar nueve años seguidos en una misma historia. Curiosamente empecé en una serie que tenía una vida muy larga cuando yo llegué, Goenkale.

¿Empezó en ETB?

Sí, estuve de prácticas en esa serie. Se emitía en euskera, pero se escribía en castellano. Fue un tiempo muy bonito y aprendí mucho. Había que escribir con rapidez porque había muchas secuencias cada día. Llegué allí porque estaba haciendo un máster en la Universidad Autónoma de Barcelona, tenía un acuerdo con varias productoras para hacer prácticas y me dijeron que me había tocado Bilbao y que iba a estar en una serie que llevaba ya cinco años emitiéndose, Goenkale.

Creerá, en una mirada comparativa, que la televisión ha cambiado mucho desde entonces.

Uf, bastante. Hay veces que te sientas ante la televisión para ver algo y no sabes qué elegir, y cuando escoges un programa o una serie siempre piensas que te estás perdiendo algo mejor. Ya no puedes usar eso que te decían antes: Escribe para el ciudadano medio. Antes escribíamos para que lo entendiera todo el mundo y gustara a todo el mundo, pero ahora no, ahora lo que se escribe es para gustos más particulares, para que cada televidente pueda buscar y encontrar aquellos géneros e historias que más le interesan.

¿Escribir para minorías?

Más o menos puede entenderse así. Se escribe de forma más especializada, porque a todo el mundo no le gusta la misma temática y las plataformas han venido para dar gusto a todos y para que cada espectador encuentre lo que quiere ver.

¿Resulta más fácil escribir para un público específico?

Antes era necesario escribir un texto que gustara a todo el mundo. A modo de ejemplo se decía: Algo que interese hasta a mi tía de Getafe. Y tenías que hacer historias que interesasen a todo tipo de públicos. Si dabas con la tecla adecuada, bien, pero era difícil contentar a todos. Ahora hay propuestas mucho más arriesgadas. Creo que estamos en un buen momento, o al menos lo era hasta el coronavirus.

¿Qué han supuesto estos nueve años en El secreto de Puente Viejo?

Como decía han sido una tranquilidad, pero también la posibilidad de hacer hablar a un montón de personajes, todos muy diferentes y todos muy interesantes. Tener una serie de tan larga duración y diaria es un lujo que hoy resulta difícil de encontrar. He tenido suerte y me he sentido muy privilegiado.

La serie ha terminado y el coronavirus se ha instalado en el paisaje cotidiano. ¿Tiene nuevos proyectos?

Tengo el proyecto de hacer un thriller y no sé cómo se va a materializar, si como novela o como propuesta de serie. También tengo intención de volver a buscar trabajo como guionista, pero en Puente Viejo me he pasado nueve años casi sin vacaciones. Una serie de emisión diaria no te deja mucho tiempo libre y ahora quiero disfrutar un poco. Deseo descansar un tiempo y poder escribir las ideas que tengo en la cabeza, pero si me llega un proyecto que me apetezca, seguro que me lanzaré a él de cabeza.

Muy pocos apostaron por Puente Viejo cuando llegó a Antena 3, y sin embargo ha sido de muy larga duración. ¿Son así las sorpresas de la televisión?

Más que las sorpresas de la televisión son las sorpresas que te da la audiencia. Es que son los espectadores los que, apuntando con su mando, te dan vida o te matan. El secreto de Puente Viejo fue el enésimo intento de Antena 3 de hacerse un hueco en la tarde, además un intento muy valiente. Funcionó su lenguaje un poco viejuno y su estética del pasado.

¿Lenguaje viejuno?

Ni te cuento las palabras en desuso que hemos escrito, pero lo fundamental es que llegó a una audiencia hasta ese momento dominada por Sálvame. Nosotros conseguimos hacer sombra al programa de Telecinco y hubo una parte muy importante de la audiencia que nos apoyó de forma incondicional hasta el final.

¿Era necesario terminar esta historia o daba para más tramas?

Yo creo que el mercado es el que decide cuando se acaba una historia en televisión. Hemos estado en pantalla hasta que la audiencia empezó a resentirse. Bajó lentamente, pero llegamos a un punto en el que era necesario replantearse la continuidad. ¿Podía haber seguido? Sí, es posible, pero es mejor cortar de una forma digna.

Ha pasado usted por 7 vidas y por Física o química, dos series emblemáticas.

Ja, ja, ja€ En 7 vidas estuve un año y me fui a Física y química, donde estuve tres y también me fui. Es que entonces era joven e impetuoso y me iba de los sitios, pero maduré y en Puente Viejo me quedé hasta el final. También estuve en los guiñoles de Canal+. La verdad es que estoy muy satisfecho de todos los proyectos que he hecho.