os duques de Mandas, al menos sus retratos, han vuelto estos días a la habitación dedicada a ellos en el palacete del parque de Cristina Enea, en Donostia, de donde desaparecieron en abril. En pleno confinamiento, unos delincuentes se llevaron el retrato al óleo pintado en 1905 por León de Malempré con la imagen de Fermín Lasala, Duque de Mandas, creador del parque. También destrozaron el cuadro de su esposa, Cristina Brunetti, pintado en 1879 por Vicente Palmaroli y González.

Aunque la Guardia Municipal se personó en el lugar, no logró capturar a los ladrones ni recuperar el cuadro del duque, por lo que el Ayuntamiento, propietario del parque y del Centro de Recursos Medioambientales instalado en el palacete, encargó una copia digital. En cuanto se le coloque el marco se colgará de la pared, cerca de la imagen de su esposa, que preside ya la estancia en recuerdo a los Duques de Mandas situada en una de las habitaciones del edificio.

El cuadro de Cristina Brunetti sufrió golpes y desgarros y ha estado en los últimos seis meses en el taller de las restauradoras artísticas de la empresa Óvalo de Donostia.

El concejal de Ecología del Ayuntamiento de Donostia, Enrique Ramos, que dejará su puesto en breve para pasar a ser director foral de Obras Hidráulicas, explicó ayer que la reparación ha costado algo más de 1.500 euros, una cantidad que abonará el seguro.

El director de la Fundación Cristina Enea, Txema Hernández, explicó que como no se pudo recuperar el cuadro del Duque de Mandas, se ha tenido que hacer un duplicado. "Los ladrones se llevaron el original y, por desgracia, hasta el momento no ha sido posible recuperarlo, por lo que nos hemos visto obligados a realizar una reproducción digital y la colocaremos en su lugar habitual, junto con el retrato de la Duquesa, en el mismo despacho".

Los ladrones que forzaron la entrada del Centro de Recursos Medioambientales de Cristina Enea no solo se fijaron en las pinturas. También sustrajeron una docena de libros antiguos, que podrían tener una buena salida en el mercado negro, y que formaban parte de la biblioteca especializada en jardinería que atesoraba el Duque de Mandas. Estos, como el cuadro de Fermín Lasala, tampoco se han hallado. Entre ellos estaba la Memoria justificativa de lo que tiene expuesto y pedido la ciudad de San Sebastián para el fomento de la industria y el comercio de Gipuzkoa, impreso por Ignacio Ramón Baroja en 1832; Vicisitudes de la monarquía constitucional en Francia (del propio Fermín Lasala y Collado, 1878), Fuero viejo de Vizcaya (imprenta de José de Asuy, 1909) y Les plantes à feuillage ornamental, de Edouard François André (1911), entre otros.

Unir los hilos. "El resultado de la restauración es muy bueno, tienes que acercarte mucho para poder ver la reintegración y hasta que no le das la vuelta no te das cuenta del destrozo que ha sufrido". Así lo explica la restauradora Cristina Fernández, que señala que el proceso ha sido largo porque había que quitar las deformaciones del lienzo. "Curiosamente, ha costado más corregir las arrugas que se han formado a lo largo de estos años, que los rotos en sí", señala la responsable de devolver la vida al retrato de la Duquesa de Mandas. Unir los hilos rotos, pintar con acuarela, dar barniz y pigmentos son algunas de las tareas aplicadas.