Carlos Malles, promotor del Festival de Blues de Hondarribia (HBF), acusó ayer al alcalde de esta localidad, Txomin Sagarzazu (PNV), de tener una “nula voluntad” para recuperar este evento, suspendido en la edición de 2019; extremo que el Ayuntamiento niega, al tiempo que afirma que sigue trabajando para que se celebre este 2020.
“Nunca ha creído en el festival, ni lo quiere para la ciudad. Simplemente, le ha dado portazo”, afirmó Malles ayer en un comunicado, en el que critica la “completa inacción mostrada por el Ayuntamiento” para retomarlo y en el que expresa su “absoluta disposición” para volver a organizarlo “pese a todas las dificultades”.
Cuando en mayo del pasado año se anunció que la decimocuarta edición de este festival gratuito, que tenía lugar en el mes de julio, no se celebraría, se vio que la de 2020 estaba más que en el aire.
El Ayuntamiento, principal sostén económico del Hondarribia Blues, comunicó entonces que había decidido abrir “un paréntesis” de un año para analizar la “mejor manera de colaborar” con el festival con el fin de mantenerlo “en el mismo nivel de éxito alcanzado” y a la vez “con pleno y riguroso sometimiento a la normativa administrativa”.
Con esto último, el Consistorio se refería a que la ayuda, que en 2018 alcanzó los 280.000 euros como “consignación nominativa”, no podría otorgarse más antes de que los presupuestos del ejercicio estuvieran aprobados.
Sobre esta circunstancia se pronunció Malles ayer, quien dijo que, según determinó un informe técnico municipal, la subvención “no debió de ser nominativa” y que “solo podía abonarse una vez se hubieran hecho efectivos los pagos”.
“Es decir, meses después de haber acabado el Festival, y de que todos los profesionales hubiéramos hecho satisfactoriamente el trabajo, se me dice que no se va a otorgar la subvención aprobada y que yo tengo que adelantar los importes y demostrar los pagos”, aseguró el promotor del HBF.
Reprocha al Consistorio que no subsanara ese “error de procedimiento” y que, “incomprensiblemente, trasladará las consecuencias a la organización del Festival” a su sociedad, Blue Vision, “a sabiendas de que no es una gran corporación sino una empresa local y unipersonal que no tiene capacidad económica para hacer frente a esa suma”.
Malles detalla cómo en 2018 realizó los pagos a diferentes profesionales porque ya habían sido abonadas parte de las ayudas, pero que no pudo hacer frente a 100.000 euros, lo que hace, según afirma, que se encuentre “ante un grave panorama que compromete definitivamente” su situación económica y la de su familia.
Todos los gastos de esa edición quedaron “debidamente justificados hasta el último céntimo mediante factura, sin excepción”, recalcó el promotor. Indicó, además, que a lo largo de 2019 se sucedieron varias reuniones con el alcalde y la concejala de Turismo: “Lejos de buscar soluciones, ambos muestran mucha preocupación por cuáles van a ser mis declaraciones públicas y un absoluto desprecio por el ahogo económico en el que me han colocado”.
“Se puede entender que hubiera un cambio de criterio en el Ayuntamiento para subsanar un error de procedimiento. Este no es el único caso de expedientes con informes negativos de la Intervención y, me consta que Alcaldía ha encontrado la forma de superarlos sin perjudicar a terceros. Pero no ha sido esa su voluntad en este caso en el que se ha mostrado intransigente y opuesto a cualquier tipo de salida, con una especial inquina hacia mi persona”, subrayó Malles.
Por su parte, el Ayuntamiento, consultado por este periódico, afirmó que tuvo constancia del comunicado de Malles “por la prensa” y que “está analizando lo dicho por el señor Malles en su escrito y por el momento no va a realizar declaraciones”. Asimismo, quiso recordar “que sigue trabajando en poder celebrar un festival en el 2020”. - Efe/NG.