¿Se imaginan que en vez de los ya tradicionales cubos del Kursaal se hubiese erigidio una gran pirámide de 135 metros de altura? Podía haber ocurrido. No en vano, esta fue una de las más de 130 propuestas que se proyectaron en los tres concursos de ideas que se celebraron entre en 1964 y 1989 para sustituir al Gran Casino Kursaal, construido a principios de la década de 1920 por Lucas Alday, Víctor Elusa y Saturnino Ulargui,

La demolición se acordó en los 60 pero no se hizo efectiva hasta 1973. No obstante, el proyecto definitivo el del navarro Rafael Moneo no se eligió hasta 1989. La construcción, además, no terminó de ejecutarse hasta hace 20 años, efeméride que se celebra en este 2019 y que motiva la exposición que acoge el propio auditorio Kursaal, dentro de la programación de la IIª Bienal Mugak.

La muestra Solar K es fruto de un trabajo académico de cuatro alumnos de Arquitectura de la UPV/EHU y del doctor en Arquitectura y miembro del Archivo Peña Ganchegui, Mario Sangalli. Las 21 maquetas son 20 proyectos descartados, más el que finalmente se ejecutó elaboradas con DM blanco y a escala 1/500, se presentan de forma cronológica, lo que permite entender la manera de actuar de los arquitectos durante esas casi tres décadas. Las maquetas están acompañadas por otra información como las vistas de sus alzados y sus plantas.

De las 135 propuestas que se presentaron, el equipo dirigido por Sangalli ha seleccionado las 21 obras que, a su juicio, mejor responden a cada una de las épocas en las que fueron diseñadas, aunque el donostiarra deja claro que, entre todas, fue la propuesta de Moneo la que "mejor" respondió al "espíritu del lugar" y de la ciudad.

Con Solar K tienen la voluntad de mostrar "un momento importante en la transformación de la ciudad" para el que fue necesario que transcurriese un cuarto de siglo. "Muchas veces parece que la arquitectura surge de la nada, pero muchos enclaves tienen historias parecidas", explica Sangalli.

Hasta llegar a las "rocas varadas" del navarro muchos proyectos se quedaron en el camino, incluyendo uno en el que participaba Luis Peña Ganchegui responsable de obras como la plaza de la Trinidad o del entorno del Peine del Viento, y que participó en el segundo concurso que se falló en 1973 aunque comenzó a construirse, la obra quedó paralizada debido a la crisis de 1975.

Peña Ganchegui fue el encargado de construir el proyecto de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún, que presentaron un edificio de carácter continuista con las manzanas del ensanche de Gros que tenía alrededor.

Se trataba de un bloque de 39 metros de altura que se adaptaba a la morfología triangular del solar, pero con una abertura en el paseo de la Zurriola que permitía la entrada a una plaza interior.

"Este proyecto era muy distinto al de Moneo en lo que se refiere a la lectura del lugar", dado que la idea que finalmente se desarrolló entendía que el ensanche tenía su límite en la Zurriola y que el solar no pertenecía a esta zona, sino "a la playa y al mar". De ahí, la idea de las rocas varadas, que no pertenecen a la ciudad, sino al paisaje.

Propuestas radicales Solar K exhibe propuestas "muy icónicas", con "volúmenes y formas muy escultóricas" que llegan incluso a plantear el lugar como un "frente marítimo en el que se debía construir un complejo turístico", hasta otras que tuvieron "muy poco en cuenta la escala de la ciudad".

Entre las más radicales, se encuentra la ganadora del primer concurso de 1964 se presentaron un total de 122 ideas, que no pudo llevarse a cabo debido a "dificultades técnicas" tras el fallido intento de construir el proyecto premiado, intentaron hacer lo propio con el segundo clasificado, pero tampoco fue posible.

Se trataba de un diseño de un estudio afincado en Inglaterra y el líder del proyecto fue Jean Lubicz-Nycz, al que acompañaron Carlo Pellicia y William Zuk. Su edificio estaba formado por dos grandes cuerpos que se plegaban sobre sí mismos. La prensa de la época afirmó sobre esta propuesta que era "el proyecto más original de los presentados al concurso" y lo describió como "unas formas flotantes cuya silueta recuerda el perfil de los gigantescos juncos chinos, una obra monumental de características tan singulares que constituirá un motivo de atracción".

La segunda propuesta "radical", a juicio del profesor de la UPV/EHU, también se encuentra en esta convocatoria. Se trataba de una inmensa pirámide de 135 metros de altura, pensada por un equipo que dirigía el francés André Gomis.

Al no poder desarrollar ninguno de los proyectos, en 1972 se convocó un segundo concurso al que se presentaron seis estudios y que acabó con el inacabado proyecto participado por Peña Ganchegui y con el consecuente espacio vacío que ha quedado en la memoria de muchos ciudadanos y que fue llamado solar K.

Investigación Sangalli comenta que el proceso de investigación, que se centró en "cómo entendía cada propuesta la vocación del solar", ha sido largo y arduo. En algunos casos la información era escasa, apenas unas imágenes en revistas o unos pocos "croquis".

"Por supuesto, hemos tenido que redibujar todos los proyectos, pero en algunos casos partiendo de muy poca información", explica el profesor, a la hora de aclarar que algunos de los proyectos que se pueden observar tienen un mayor grado de detalle que otros.