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Descubren una “estructura arquitectónica compleja” en un crómlech de Jaizkibel

Aranzadi halla dos losas enfrentadas de más de 190 centímetros de longitud, que en un futuro volverá a poner en pie

Descubren una “estructura arquitectónica compleja” en un crómlech de JaizkibelAranzadi

donostia - Nuevas excavaciones han revelado estructuras arquitectónicas desconocidas en uno de los crómlech del monte Jaizkibel, conocido como Jaizkibel V. Así lo dieron a conocer ayer responsables de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y el alcalde de Hondarribia, Txomin Sagarzazu, cuyo Ayuntamiento ha contribuido económicamente en esta intervención junto con la Diputación Foral de Gipuzkoa.

En palabras a este periódico, el director de la excavación, Manu Ceberio, explicó que Jaizkibel V fue descubiertohace casi dos décadas -en 2002- y aunque ya contaban con indicios que les llevaban a pensar que podían encontrarse con algo más de lo que aparentemente estaba a la vista, los resultados han revelado “una estructura aún más compleja” de lo que esperaban.

En este sentido, comentó que tras las investigaciones que llevaron a cabo hace dos años en el conjunto megalítico cercano, denominado Jaizkibel II, ya tomaron conciencia de que los crómlench pirenaicos de la zona tenían unas “características muy interesantes”. “Al abordar Jaizkibel V pensábamos que nos iba a dar más información de la que se preveía, pero al avanzar en la excavación nos dimos cuenta de que la estructura era aún más compleja de lo que esperábamos”, apuntó el experto.

Este tipo de círculos están construidos con losas que apenas sobrepasan los 30 centímetros. No obstante, durante las investigaciones de los arqueólogos de Aranzadi se ha descubierto en este enclave la presencia de cuatro losas que sobresalen sobre el resto; de estas “destacan dos” que son muy alargadas, con un tamaño de 210 y 190 centímetros: “Esas piedras cuando estuvieron en pie estaban una en frente de la otra, con una orientación nordeste-suroeste. Si las unimos con un eje imaginario encontramos uno que atraviesa el centro de la estructura”, describió Ceberio para explicar que la situación de ambas losas es “intencionada y no casual”.

Los investigadores de Aranzadi, que comenzaron con esta excavación en el mes de junio de 2018, han paralizado momentáneamente los trabajos sobre el lugar, a los que volverán en las próximas semanas. Es su intención seguir investigando para concluir a qué responden esas dos losas enfrentadas que en un futuro cercano volverán a alzar para devolverle al crómlech su forma original. “Una vez que esté todo excavado vamos a intentar restituirlo a su posición original. Por el tamaño que tienen va a ser algo espectacular. Va a ser un hito”, aseguró el jefe de la excavación.

conjunto El monte Jaizkibel, sobre todo desde las antenas hasta Hondarribia en la ladera que da hacia al mar y en la cresta, hay varios monumentos megalíticos de distintas épocas y que corresponden a ritos funerarios diferentes.

De esta manera, podemos encontrar dólmenes ubicados temporalmente entre hace 7.000 y hace 3.000 años. En estos monumentos funerarios se producían inhumaciones, es decir, “se cogía al individuo fallecido, se le situaba en una cámara y se dejaba ahí”. En el caso de los dólmenes, además, tenían un carácter de sepultura colectiva, dado que se “reutilizaban”.

Los crómlech pirenaicos, como Jaizkibel V, por su parte, se ubicaría en épocas más recientes, hacia finales de la Edad de Bronce y comienzos de la de Hierro -entre hace 3.000 y hace 2.000 años-. Estos círculos de piedra pertenecen a “una cultura funeraria diferente”.

Los pobladores de la Edad de Bronce, que eran sedentarios, cremaban los cuerpos de los fallecidos alrededor de estas tumbas y “las cenizas, huesos carbonizados y carbones” resultantes eran introducidos en una estructura en el centro de los crómlech.

Lo hacían en un simple hoyo o, como es el caso de Jaizkibel V, en una “cista”, una construcción preparada a tal efecto -una caja conformada por losas-. “En este caso, como todo lo demás, está caída, pero se encuentra en el centro del monumento”, expuso Ceberio. A diferencia de los dólmenes, los círculos de piedra tenían carácter individual. Es decir, cada crómlech corresponde a un fallecido.