donostia - ¿Es Mafalda carne de escenario por completo?
-Todo lo que hacemos es una preparación para el directo, incluso toda la parafernalia que rodea nuestras redes. Todo está encaminado a un mismo fin y es que las salas y los festivales se llenen y el público disfrute del show. Por eso a cada concierto le damos tanta importancia e intentamos que la gente vibre en cada momento. Cualquiera que haya venido a un concierto de Mafalda sabe que sudamos la camiseta. Después de cada bolo siempre hay media hora o cuarenta minutos en el backstage en los que estamos prácticamente calladas, mirando al horizonte, literalmente intentando recuperar el azúcar. Es un gasto de energía tremendo. Lo damos todo en cada canción porque nosotras sentimos así la música.
¿Qué tiene que darle a Mafalda ‘Palabras forman caos’ dentro de su camino como banda?
-Lo primero que queríamos era sentirnos orgullosas del trabajo. Al final, vas a estar tocando este disco dos años seguidos. Lo segundo que esperábamos es que gustase a nuestro público de estos años. Hay quien nos sigue desde Música basura pero es verdad que con La última vez que te escucho notamos un subidón. Así que teníamos que contentar a públicos muy distintos, y claro que teníamos algo de miedo, pero lo hicimos con mucho amor y, en general, las opiniones han sido muy buenas.
Parece que cualquier estilo es bueno para Mafalda en un momento dado.
-Totalmente. De hecho, hay bandas que se pueden sentir muy cómodas dentro de la casilla del punk rock o del rock y optan por esas etiquetas por el hastío de tener que explicar cada vez a qué suenan. En el caso de Mafalda, nuestra seña de identidad es el batiburrillo, así que hablamos de sonido mafaldero y punto (risas).
Y de repente están tocando una canción y se ponen a cantar en euskera en medio del tema...
-Es que el euskera nos parece una lengua preciosa. Nos acaricia la garganta cada vez que lo pronunciamos. Para nosotras no fue ningún problema juntar lenguas como no lo es hacerlo con los estilos de música. Y seguramente lo haremos más veces porque estamos muy contentas con esos pinitos con el euskera.
Llevan casi una década de trayectoria. ¿Qué está siendo lo mejor?
-Mira, hace unos días en Madrid vivimos una de las experiencias más increíbles de nuestra carrera. Ir a un escenario y que la gente no te deje cantar las canciones porque el público está cantando y gritando las letras vale oro. Sentir que las letras llegan a las cabezas de las personas y que les sirven para andar por sus vidas es increíble, ver que lo que haces no cae en saco roto.
Bueno, no es su propuesta algo sólo para entretener.
- Es verdad que alguna vez hemos utilizado el género absurdo de hablar de todo y de nada, pero en general nos gusta que las canciones digan algo. De hecho, nos rebanamos bastante los sesos con las letras.