donostia - Gatibu acudirá a la Azoka de Durango con Azken indioak, su octavo disco, un álbum de siete canciones de “sonido claro y potente” grabado en Sonicranch, en Texas. “Necesitábamos dar un salto y no repetirnos; al final, fue un salto oceánico. “Somos los últimos indios europeos, pero no una pieza de museo. Hay que pelear por nuestra cultura”, según Gatibu. Su gira arrancará el 15 de diciembre en la sala gasteiztarra Jimmy Jazz. En Donostia actuarán el 16 de febrero en Intxaurrondo.
Hace dos años, cuando editó su anterior trabajo, Gatibu barajó la idea de “tomar decisiones arriesgadas y salir de nuestro área de confort”. Sin presión fueron surgiendo las canciones de Azken indioak. “Buscábamos experimentar, dar el salto y protagonizar una nueva aventura porque no miramos atrás si no es para ver de dónde venimos y atisbar adónde vamos; la constante es no repetirnos”, según su guitarrista, Haimar Arejita.
Y “la nueva aventura” de Gatibu llegó con la decisión de grabar en otro lugar. Ese aliciente para el grupo se concretó en “un salto oceánico” a los estudios Sonicranch, en Texas, en los que han grabado Bunbury, Animal Collective, Ministry o Tesla. Lo eligió Santi García, el productor del disco, que ha colaborado con Berri Txarrak, Lauroba, Standstill, Delorean o La Habitación Roja, y ha ofrecido “una sonoridad nueva” a los vizcainos. “Confiamos en su criterio y nos pusimos en sus manos. Es incansable y ha conseguido un sonido claro y potente, muy especial”, según Haimar.
Sonicranch, también residencia que albergó al cuarteto durante “nueve concentrados días en los que hasta dormimos juntos”, son “el Disneyworld de los estudios de grabación”, según Haimar. Paraíso para fetichistas, allí se encontraron con “instrumentos míticos”, como alguna guitarra de Stevie Ray Vaughn o mesas de sonido que usaron la Motown, Madonna y hasta The Rolling Stones.
“Grabamos en una sala muy grande y el estudio fue un punto extra de motivación”, explica el batería, Gaizka Salazar, feliz de haber podido explorar “sonoridades nuevas” con instrumentos como pianos, órganos Hammond, sintetizadores y metales. “Aprovechamos todos los recursos y eso le da un punto de magia a las canciones”, señala Salazar. “Esos instrumentos ofrecen pinceladas”, indica Haimar, en un disco que alterna rock de gran potencia melódica con canciones más frescas, dinámicas y rítmicas, como Salto! o Zure uretan, y una balada, Oh, nire maitie.
cultura minoritaria Sin llegar a ser un disco conceptual, Azken indioak sí tiene como “hilo conductor” la defensa de las culturas minoritarias, según señala el bajista, Mikel Caballero. Y eso se advierte en las letras, en las que, indica el vocalista, Alex Sardui, “también hay cambios”. Alternan la alegría y la tristeza, y destacan las del single, una oda al riesgo, o Iraultza alaia, una canción de amor a “ama lurra, gure lurra”. “Somos los primeros y los últimos indios de Europa, pero no unos monos a los que venir a ver o un producto exótico para consumo de extranjeros”, lamenta Haimar. “Lo de los últimos indios no es una broma. Hay que estar alerta y pelear por nuestra cultura, nuestra música y el euskera”, concluyó Haimar.