En 2018 el centro cultural Koldo Mitxelena cumplirá 25 años y, coincidiendo con sus bodas de plata, poco después cerrará sus puertas durante alrededor de dos años para reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Todavía no está del todo definido el proyecto que le dará forma, aunque sí que se buscarán espacios más amplios y flexibles y menos libros en las estanterías, además de cierta especialización.

El anuncio del cierre y de una nueva concepción del centro cultural despertó algunas dudas y confusión entre los usuarios hace algunos meses, aunque la Diputación Foral de Gipuzkoa, que es consciente de que muchos jóvenes acuden a estudiar y mayores a leer la prensa, promete “no expulsar a nadie” del centro cultural y mantener sus servicios actuales: seguirá habiendo biblioteca y préstamo de libros, salas de exposiciones, salón de actos y lugares de lectura y estudio. Además de todo eso, aspira a ofrecer nuevos servicios, como un proyecto para difundir la literatura entre el público infantil y familiar.

El director del Koldo Mitxelena, Patxi Presa, explica que, en realidad, las obras y el cierre temporal del centro cultural son una necesidad. Un informe técnico advirtió en 2015 de que el estado actual del edificio presenta deficiencias importantes en aspectos como la accesibilidad, la climatización o la cubierta que, por ejemplo, han causado ya varios episodios de inundaciones que han llegado a dañar documentos. Las actuaciones mínimas para ponerlo a punto y garantizar la seguridad supondrían una inversión de alrededor de tres millones de euros y exigirían, obligatoriamente, el cierre del centro cultural, “sí o sí”. Por eso, la Diputación de Gipuzkoa ha decidido aprovechar la ocasión para, además de acondicionar el edificio, dar un paso más y adecuarlo a los nuevos tiempos.

Y es que junto al citado informe técnico, Presa muestra otro documento, encargado en 2012 por el Gobierno Vasco, sobre el modelo y la función de las bibliotecas en el siglo XXI. Recuerda que cuando el Koldo Mitxelena abrió sus puertas, en 1993, apenas se conocía Internet. En estos años la digitalización y otros avances tecnológicos han transformado el papel que cumplen las bibliotecas y los libros, y también la cultura. “El hecho de acudir a las bibliotecas solo a buscar un libro tiene fecha de caducidad”, considera Presa, que añade que tampoco tiene ya mucho sentido tener las estanterías llenas de enciclopedias que en la actualidad nadie consulta.

Menos libros en la pared

La reforma del Koldo Mitxelena se afronta a partir de esos dos informes y distintos grupos de trabajo en los que participan agentes culturales y profesionales del centro llevan ya tiempo analizándola para intentar lograr un proyecto consensuado.

Sí que tienen claros los cuatro ejes sobre los que pivotará el nuevo centro cultural: el citado proyecto para difundir la literatura entre el público infantil, la territorialidad y el volver a mirar a Gipuzkoa, la innovación y digitalización de todos los servicios y la puesta en valor del patrimonio bibliográfico y documental del territorio. “No se trata solo de almacenar más fondos, sino de que la gente los conozca y consulte”, insiste Presa.

El corazón del nuevo centro cultural seguirá siendo, por lo tanto, la biblioteca. La intención es aligerar las estanterías y que los libros físicos dejen más espacio a las personas porque las nuevas tecnologías permiten esa posibilidad. “Los libros seguirán estando a disposición del público, pero no tienen por qué estar todos ahí”, incide Presa, al tiempo que añade que a quien se debe el centro cultural es “a los usuarios, no a los libros”.

El Koldo Mitxelena seguirá, además, ofreciendo los servicios de hemeroteca o el acceso a sus fondos, aunque no estén físicamente en el edificio de la calle Urdaneta gracias a las posibilidades que ofrece la digitalización. De hecho, en la actualidad la Diputación de Gipuzkoa cuenta con almacenes en Belartza donde custodia parte de esos fondos.

En un principio se llegó a anunciar que, coincidiendo con la reforma, la biblioteca del Koldo Mitxelena se fusionaría con la Biblioteca Central de Donostia, gestionada por Donostia Kultura. La idea, que también despertó cierta confusión y suspicacia entre los ciudadanos, se dejó en suspenso finalmente, “porque resultaba demasiado complejo unir personal de dos administraciones distintas”, aunque no se descarta retomarla más adelante y se continuará trabajando para una mayor coordinación y convergencia en los servicios que prestan unos y otros.

Otro de los objetivos que persiguen con la intervención es que el Koldo Mitxelena deje de funcionar como una biblioteca más de Donostia y vuelva a mirar a Gipuzkoa. Para eso, y para establecer relaciones con el resto del territorio, será clave el nuevo proyecto para difundir la literatura entre el público infantil, en el que se pretende involucrar a los centros escolares de toda Gipuzkoa. “No queremos crear una nueva biblioteca infantil como las que ya existen, sino emprender un proyecto para difundir la literatura entre los niños”, incide el director del centro cultural.

Principios de 2019

En principio cuentan con algo menos de un año para concretar los contenidos que quieren encajar en el nuevo centro cultural y dar forma a la obra. La Diputación acaba de publicar los pliegos del concurso de ideas dirigido a estudios de arquitectos para crear el nuevo Koldo Mitxelena y un jurado seleccionará cinco propuestas entre febrero y abril. Sus responsables deberán concretar algo más sus ideas y presentar un anteproyecto a finales de 2018, con intención de seleccionar el definitivo antes del verano de 2019 y licitar las obras, que se prolongarían, según las previsiones, algo menos de dos años y costarían unos cinco millones de euros.

Durante esos dos años de obras el Koldo Mitxelena pretende seguir trabajando, aunque todavía no han decidido cómo. El personal se trasladará a alguna otra sede, todavía por concretar, y seguirá ofreciendo algunos de los servicios actuales. Dependerá de las condiciones de esa sede provisional el que puedan mantener abierta la biblioteca o deriven a sus usuarios a otros centros como las bibliotecas de Donostia Kultura.

Presa, que incide en que la reforma del Koldo Mitxelena es uno de los proyectos estratégicos de la Diputación esta legislatura, se muestra ilusionado con las posibilidades y, sobre todo, con intentar atraer a nuevos usuarios. En la actualidad sus cifras son similares a las de otros espacios culturales y bibliotecas, con una ligera tendencia generalizada a la baja en el préstamo de libros. Un estudio analizará en 2018 el perfil de los usuarios actuales y, también, el de los que no lo son, “dos tercios de la población” con intención de descubrir cómo atraerles.

Datos. Según los datos de 2016, el Koldo Mitxelena cuenta con más de 92.000 socios (el 53% son mujeres) y, de ellos, casi 60.000 son donostiarras. El año pasado el centro recibió casi 450.000 visitas, algo más que en 2014 pero por debajo de las casi 500.000 registradas en 2010. Los fondos de reserva del centro cultural recibieron más de 9.000 visitas, la infoteca más de 25.000 y la hemeroteca, 160.000 (438 diarias). Se prestaron casi 65.000 libros y más de 35.000 documentos audiovisuales.

Exterior. Aunque la intervención será, principalmente, en el interior del edificio, lo cierto es que la fachada del inmueble también está presentando algunos problemas y recientemente hubo una caída de cascotes en una de las cornisas, por lo que se está revisando el estado de los muros exteriores.

Patios. Se está planteando aprovechar la reforma para recuperar el espacio de los patios interiores.