donostia - La cuarta planta de Tabakalera es el escenario en el que, gracias a Kutxa Kultur, la pintora ilustra, “encantada”, el rostro de la actriz del Hollywood clásico, de la que únicamente quedan dos largometrajes. Su pasión es tal y se siente tan bien en el entorno, que realizará dos cuadros en vez de uno: “Su vida fue tan intensa que no puede quedar olvidada”.

¿Conocía a Theda Bera antes de que le propusieran pintarla?

-Lo cierto es que no y ha sido una sorpresa muy agradable saber más de ella. Me intriga mucho su historia, su vida y cómo desapareció de repente. Y luego su rostro, su mirada. Era una persona hipnótica y pintándola me ha atrapado. El jueves pasado llegué a estar ocho horas seguidas pintando sin darme cuenta.

Explíqueme la obra que está haciendo.

-Seleccioné una foto de ella que me gustaba y la estoy pintando igual, pero llevándomela a mi terreno. Los ojos que tiene me gustan mucho y son lo que más destacan en el cuadro. Además, voy a hacerlo como si fuera un cartel. Con su nombre por arriba y con el título de Semana de Terror por abajo. Estoy tan a gusto que voy a hacer otro cuadro más, uno en el que sale con una calavera.

¿Qué es lo que más le atrae de su rostro?

-Sus ojos, son de mujer fatal. Es una mirada que tenían las actrices del cine mudo que me gusta mucho. Eran intérpretes muy expresivas, no como las de ahora, que parecen maniquíes. Tienen cara de Zara. Además, parece que los hombres mayores pueden ser los protagonistas de una película como si nada, pero si la protagonista es una mujer mayor, o es una película cursi o nada. ¿Por qué no pueden interpretar también mujeres a personajes desequilibrados?

¿Cree que las vampiresas del cine de hoy en día le deben mucho a ella?

-Por supuesto, tienen su estética. Esas uñas y su mirada la tienen las vampiresas de hoy en día. Le deben mucho a ella.

Es una pena que desapareciera así como así, todo un misterio.

-Yo tengo una teoría conspiratoria de que algo pasó (Risas). No me parece que pudiera desaparecer así como así, para mí que la hicieron desaparecer. Desaparecer en sí no es tan malo, todos lo haremos, pero hay que reivindicar lo que se consigue. Su vida fue tan intensa que no puede quedar olvidada.

¿Cómo está siendo la experiencia de pintar en Tabakalera con curiosos que se acercan?

-Increíble, ojalá tuviera un ático con estas ventanas y esta luz natural. Nunca había pintado con gente detrás y es una pasada. Hay un buen rollo en la sala super agradable. La gente se acerca a mirar y preguntan por quién estoy pintando y charlamos un rato. Además, aquí cada día hay algo nuevo. El otro día había una charla y cuando volví en sí tras estar hipnotizada pintando, se habían ido todos y solo había un hilo musical (Risas).

¿Llegan muchos expertos a dar su opinión?

-Vienen muchos adolescentes y gente de la tercera edad. Preguntan a quién estoy pintando, pero no me dan consejos. Aquí al lado hay un taller de pintura y suelo hablar con ellos, es una experiencia única. Estoy encantada.

Cuénteme cómo suele ser su obra, ¿en qué se suele fijar?

-Suelo dibujar sobre todo a mujeres. Ahora mismo, varias obras mías están expuestas en la librería Re-Read, y se puede apreciar cómo hago diferentes estilos. Hay dibujos de la Patagonia y religiosos, pero sobre todo me fijo en lo femenino.