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‘Ckristopagania’, una muestra entre lo divino y lo pagano

El Photomuseum de Zarautz acoge hasta el próximo 9 de abril una exposición de Jesús Mari Arruabarrena, que reúne 34 imágenes que muestran la relación entre “dos conceptos contrapuestos”.

‘Ckristopagania’, una muestra entre lo divino y lo pagano

Lo divino y lo pagano, dos conceptos que aunque en un principio parecen contrapuestos, para Jesús Mari Arruabarrena (Durango, 1964) se entrelazan en muchos casos, como por ejemplo, en fiestas populares y en actos religiosos. Ese es el contexto en el que se enmarca Ckristopagania, una colección de 34 imágenes del fotógrafo durangarra que acoge el Photomuseum hasta el próximo 9 de abril.

Según indica el autor de la obra, ambos conceptos aparecen frecuentemente en nuestra sociedad y tienen “un interesante reflejo en las fiestas populares y en los actos religiosos”. “Siempre me ha interesado el mundo rural y durante bastantes años lo fotografié apasionadamente. Dediqué mucho tiempo a tratar temas como los criados, los viejos oficios, la gente que vive en cuevas... La religión y la fiesta eran conceptos muy ligados a aquel viejo mundo”, explica Arruabarrena. Así, comenzó a trabajar en este proyecto allá por el año 2000. Tal y como cuenta el artista, que se considera autodidacta, empezó fotografiando los carnavales y las romerías de Navarra, y con el tiempo fue derivando en lo que acabó siendo Ckristopagania. “La mayoría de las fotos están tomadas en Euskal Herria, aunque también hay imágenes de La Rioja, Burgos o Galicia, entre otros lugares”, señala.

El carnaval, las fiestas patronales, la Semana Santa, las romerías... Son solo algunos de los temas que encontramos en la muestra. “Todos estos eventos se celebran a lo largo del año respetando un rígido calendario. Unas veces la balanza se inclina hacía lo carnal, lo placentero o lo irreverente, y otras lo hace hacía la espiritualidad y lo penitencial. En algunos casos los polos se entrelazan, ofreciendo mensajes confusos y sugerentes, al tiempo que dan pie a segundas lecturas”, explica Jesús Mari Arruabarrena.

Este durangarra afincado en la pequeña villa de Garai estudió en un colegio de jesuitas, lo que ha tenido una gran influencia en esta serie de imágenes. “Por un lado, me interesa la potencia visual del tema; y por otro, el mensaje corrosivo que quiero transmitir. El haber estudiado en un colegio de jesuitas te marca de por vida, en mi caso muy negativamente. Por lo tanto, este trabajo puede ser el eco distorsionado de aquella doctrina, una pataleta o un acto de rebeldía”, reconoce el autor.

La obsesión de

detener el tiempo

Echando la vista atrás, recuerda que ha practicado la fotografía durante toda su vida, desde que era un adolescente, aunque desconoce por qué motivo comenzó a hacerlo: “Puede que empezara como un pasatiempo. Pero sí sé con seguridad que una de mis obsesiones ha sido detener el tiempo, dejar constancia de un mundo que estaba a punto de desaparecer. Hoy en día, mis intereses van por otros derroteros. Me interesa mucho más contar historias y proponer ideas a través de las imágenes”. Tal y como confiesa el autor, empezó fotografíando el mundo rural y con el tiempo, sus trabajos “han ido perdiendo su carácter etnográfico para derivar en el documental subjetivo. Además, en estos últimos años lo subjetivo ha tomado mucho más peso. Los retos fotográficos son cada vez mayores y los intentos por seducir al espectador disminuyen proporcionalmente. Uno de los mayores pecados de un fotógrafo es querer agradar al gran público, y pasarse la vida haciendo, por ejemplo, preciosos paisajes a los que estamos acostumbrados”.

Arruabarrena es un fotógrafo autodidacta, aunque estudió vídeo y ha participado en numerosos talleres de fotografía, entre los que destaca el realizado con el prestigioso fotógrafo Antoine D’Agata. Por otro lado, también ha publicado varios libros, como por ejemplo, Viejos oficios en decadencia (1995), Última generación (2002) Gertukoak-Ausencias (2010), Moo (2013) o Friederike (2016), entre otros.

Actualmente se encuentra trabajando entre Iparralde y Hegoalde. “El punto de partida es el documental realizado por Orson Welles, The Land of the Basques, un filme sobre los vascos. Sus reflexiones sobre la frontera y el euskera, entre otras cuestiones, me han llevado al territorio fronterizo e, indirectamente, a la posguerra. En esta ocasión trato temas como la Red Comète o el contrabando”, explica el durangarra.

La muestra se puede visitar hasta el próximo 9 de abril, de martes a domingo en el siguiente horario: de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 horas. Los miércoles y los viernes, además, la entrada es gratuita.