Donostia - La cripta de la Biblioteca Municipal en la calle San Jerónimo se ha convertido estos días en el centro de operaciones del Faro del Misterio, cuyo objetivo es recopilar historias donostiarras y guipuzcoanas, “reales o inventadas”, que guarden relación con lo extraño y lo paranormal. El proyecto, una exposición de tipo “transmedia”, se enmarca en la línea Conversaciones de Donostia 2016, cuyo director general, Pablo Berástegui, elogió “el tiempo y el talento” invertido por los agentes que han participado en la iniciativa bajo la coordinación de los colectivos Artklab, Pintxo Developer y Gugan.
El representante de esta última agrupación, Jon Sánchez, ofreció ayer una visita guiada acompañado de Josemi Beltrán, director de la Semana de Terror, y de varios coautores de este proyecto “colaborativo”.
oficina El ala derecha de la estancia lo ocupa la denominada oficina del misterio, que reúne todo tipo de “piezas para mirar y tocar”. “Invitamos al público a jugar y a experimentar las distintas propuestas que ofrecen una visión multidisciplinar del misterio”, aseguró Sánchez. Entre otras cosas, el visitante podrá curiosear en los ficheros que atesoran información sobre distintos “misterios locales”: las apariciones marianas de Ezkio-Itsaso en 1931, las extrañas manchas grisáceas que surgieron en Pasaia en 1972, las presencias que en 1981 sintió Anthony Quinn cuando pasó la noche en el palacio de Aiete...
En este apartado también hay una serie de videojuegos inspirados en Maritxu, “la mítica bruja buena del monte Ulia”, una colección de fotos de arquitecturas inquietantes tomadas por Andrea Giménez y dos espacios dedicados a la realidad virtual: uno gestionado por la plataforma Terror VR, que ofrece vídeos grabados en la ciudad, y otro que permite disfrutar, también con las características gafas, del cortometraje Portal, dirigido por Adrián Ruiz del Cerro. La productora de este trabajo, Erika Beitia, aseguró que el argumento es sencillo pero el resultado técnico es muy bueno y muestra “los recursos de la realidad virtual para asustar”.
Sobre una estantería repleta de cámaras tomavistas y cintas de vídeo, un televisor avanza imágenes de un documental que verá la luz en diciembre. Un equipo de investigación integrado por Axel Casas, Carol Marín, Albert Stottbart, María Elorza y el propio Jon Sánchez lleva tiempo grabando imágenes e intentando registrar psicofonías en lugares susceptibles de albergar fenómenos paranormales. Hasta ahora han visitado sitios como el fuerte de Txoritokieta o el Victoria Eugenia, y próximamente pasarán la noche en el Palacio de Aiete.
Almacén Si la oficina está más relacionada con cuestiones como el espiritismo, los poltergeist, los ovnis y demás fenómenos de la parapsicología, el almacén del misterio, en la izquierda de la cripta, recuerda el pasado mítico y fantástico de Donostia. Entre ambas partes de la exposición hay otro puesto de realidad virtual que reconstruye la ciudad anterior a la quema de 1813: el espectacular trabajo desarrollado por Jose Javier Pi Chevrot emplea la última tecnología para ofrecer un paseo en globo sobre el San Sebastián previo al incendio, así como dos visitas a una lluviosa plaza de la Constitución y a la enigmática iglesia de Santa María.
El grueso del almacén lo ocupan las bellas pinturas y esculturas de Paula Huarte, que ofrecen “una perspectiva mágica de la ciudad” y “representan la naturaleza como algo misterioso”, según apuntó Sánchez.
Jaime de los Ríos y Dani Tirado son los autores de una instalación que evoca en forma de hologramas las citadas apariciones de la Virgen María en Ezkio-Itsaso, mientras que una gran pantalla al fondo de la cripta proyecta una imaginativa animación de Ximon Agirre sobre “la importancia de la religión en la elaboración del misterio local” y una videocreación de María Elorza y Jon Sánchez con imágenes de lugares que en su día acogieron akelarres. Por último, la referencia más antigua de la muestra la representa un brazo repleto de bubones que alude a la epidemia de peste que en 1597 asoló la capital guipuzcoana.