“Queríamos un punto de vista que destacara el papel de la mujer en la guerra”
‘Gernika’, la segunda película de Koldo Serra, se estrenó ayer en la Sección Oficial del Festival de Málaga, justo en el día en que se cumplían 79 años del bombardeo de la villa
donostia -Con un presupuesto de casi seis millones de euros y rodado en inglés, castellano, euskera y alemán, el filme narra la historia de Teresa (María Valverde), editora de la oficina de prensa republicana, que es cortejada por su jefe, Vasyl (Jack Davenport), asesor ruso del Gobierno de la República. Sin embargo, atraída por el idealismo del periodista norteamericano Henry (James D’Arcy), intentará despertar en él la pasión por contar la verdad. Ayer pudo verse por primera vez en Málaga, pero habrá que esperar a otoño para disfrutar de Gernika en salas comerciales.
El estreno ha tenido lugar en una fecha muy señalada, justo en el día en que se cumplían 79 años del bombardeo en aquel lunes de mercado...
-Efectivamente. Cuando desde el festival nos transmitieron que estábamos seleccionados para competir en la Sección Oficial, tuvieron el detalle de proponernos hacer coincidir la proyección con el aniversario del bombardeo y la verdad es que para nosotros no podría haber una fecha mejor ni más especial.
La película ha creado una gran expectación...
-Sí, lo hemos notado porque cada vez que tuiteamos algo o colgamos mensajes en Facebook, las menciones y el apoyo son continuos. Todo eso da un poco de vértigo y esperamos estar a la altura.
Habla de vértigo y no es para menos. ‘Gernika’ llegará a salas de cine de todo el mundo, ¿no es así?
-Sí, tendrá una distribución mundial de la mano de Sony, que acercará la historia a mucha más gente que si lo hubiéramos hecho de una manera más pequeña. Por un lado, Gernika es muy local; por otro, nace con una vocación internacional. Ocurre que fuera no conocen la historia. Cuando íbamos a vender la película a Cannes, por ejemplo, la asociaban al cuadro de Piccaso, pero pocas personas sabían lo que ocurrió. Cuando explicábamos que detrás del cuadro había un bombardeo, había gente que se sorprendía.
¿Durante cuánto tiempo se ha gestado el proyecto?
-Llevamos unos cuatro años. El cine es un proceso largo para degustar algo que apenas dura un par de horas. Y más en una película como esta, con muchos efectos visuales, porque había que recrear de la manera más creíble posible el bombardeo. Hemos disfrutado en el proceso de montaje porque es entonces cuando comienzas a visualizar cosas que hasta entonces no existían.
¿Y cómo se decidió a llevar este acontecimiento a la gran pantalla?
-Este caso es algo un poco loco porque ocurrió justo al revés. El proyecto no sale de mí sino de dos productores malagueños, José Alba y Carlos Clavijo, que me ofrecen dirigir la película. Cuando me llamaron ya llevaban un tiempo trabajando y buscaban un director que hubiera rodado en inglés y fuera de la tierra. Me dijeron que habían pensado incluso en que fuera extranjero, pero acabé convenciéndoles de que lo interesante era tratar el tema desde el punto de vista de alguien que conocía la historia desde dentro.
Apenas se conocen trabajos cinematográficos sobre el bombardeo de Gernika. ¿Le sorprendió?
-Sí, me llevé una gran sorpresa. Pensaba que habría tres o cuatro películas y resulta que investigué y apenas existe nada, quitando la miniserie de ETBGernika bajo las bombas. Es un tema que se ha tocado muy tangencialmente en el cine. Hay menciones al bombardeo o al cuadro, pero no se ha hecho ninguna película para salas de cine que transcurra en ese momento histórico. Esto hace todavía más grande y apetecible invertir cuatro años de mi vida en contar esta historia.
¿Han sentido que la población vasca se ha volcado con el proyecto?
-Absolutamente. No sabemos si funcionará o no, pero la película ya está bendecida por el público. Todo el mundo nos ha abierto sus puertas. En lugares como Lekeitio o Artziniega recreamos el bombardeo y metimos escombros, fuego, explosiones... Estamos eternamente agradecidos a todos los lugares donde hemos rodado; fue un esfuerzo de producción y humano increíble.
A la hora de recrear el bombardeo, barajaron la posibilidad de desplazarse a Alemania o Rumania. ¿Qué les llevó a decidirse por Bizkaia?
-A priori, cuando uno piensa en bombardeos, le vienen a la cabeza casas derruidas, fuego, explosiones... y, claro, tiendes a pensar en hacerlo en decorados. Alemania y Rumania nos ofrecían unos ya construidos, que en el caso de Rumania podíamos, por así decirlo, casi destrozar. Después de pensar mucho en la propia identidad de la película, decidimos que era mucho mejor rodar en Euskadi. Por muchos decorados que tuviéramos, rodar en las localizaciones reales no es lo mismo.
¿Esa decisión trajo consigo un esfuerzo añadido de producción?
-Dedicamos mucho tiempo a buscar localizaciones y quizá en los decorados hubiéramos tenido más facilidades para rodar, pero esa verdad solo podíamos conseguirla aquí. Es algo que se palpa en la pantalla. Sinceramente, creo que lo que hemos conseguido no lo hubiéramos logrado nunca en un decorado. Luego estaba el tener que parar el rodaje y trasladarse a otro país con un equipo nuevo. Era una película complicada y tener a tu equipo cerca e implicado era importante.
El protagonista, Henry Howell, comparte muchos rasgos con el periodista George Steer. ¿Se trata de su particular homenaje a quien destapó la verdad del bombardeo?
-Sí, hemos querido homenajear a todos esos periodistas que se juegan la vida. El protagonista está inspirado en diferentes reporteros de guerra de la época: Capa, Hemingway... pero, sobre todo, tiene mucho de George Steer. Él fue el primero y único que contó al mundo lo ocurrido y se jugó su puesto en el Time.
Steer contó en un libro su experiencia en el frente. ¿Ha sido esta su principal fuente a la hora de construir el personaje?
-Muchas cosas están directamente inspiradas en la biografía que menciona, pero la película es un compendio de anécdotas. La base tiene mucho de esa biografía pero hay cosas recreadas a partir de la Oficina de Prensa Republicana de Madrid, los relatos de Hemingway y compañía y, por supuesto, testimonios de supervivientes. Nos hemos documentado todo lo que hemos podido para crear esta historia de ficción con una base muy realista.
Los personajes femeninos tienen un papel esencial en el transcurso de la historia, ¿me equivoco?
-Así es, queríamos que el punto de vista fuera muy femenino. El personaje de Teresa, la protagonista, está inspirado en Constancia de la Mora, directora de la Oficina de Prensa Extranjera de la República. En el lado de los periodistas, tenemos a una fotógrafa de guerra (Ingrid García-Jonsson) inspirada en mujeres como Gerda Taro y Marta Gershon, que se jugaban la vida junto a Robert Capa y que son menos conocidas. En definitiva, tiene un componente muy femenino porque nos parecía interesante destacar el papel que jugaron estas mujeres en la guerra.
Varios inversores vascos han apostado por implicarse en el proyecto. ¿Cómo lo han logrado?
-Cuando íbamos a vender la película remarcábamos mucho la idea de que se rodaba y se dejaba el dinero en Euskadi. En total, hemos dejado unos dos millones de euros y todo eso repercute en la zona. Si abrimos las puertas a que se invierta más a nivel local y se traigan más rodajes a nuestra tierra, sería maravilloso.
Otro de los productores, Daniel Dreifuss, desea que el estreno genere debate. ¿Qué reacciones espera usted?
-Básicamente, es una ficción creada en un contexto histórico real. Más allá de debates ideológicos o políticos, para mí lo más importante es que la gente se emocione y la historia llegue a todos aquellos que no la conocían. A partir de ahí, todo el debate que se genere será bueno.