Síguenos en redes sociales:

Burt Bacharach, toda una vida de canciones

El veterano compositor de estándares repasa su carrera, repleta de canciones míticas, en un DVD en el que participan múltiples cantantes

Burt Bacharach, toda una vida de canciones

q uizás el nombre de Burt Bacharach (Kansas City. 1928) no les suene demasiado, pero ¿quién no ha tarareado o bailado I say a little prayer, I’ll never fall in love again, Alfie o Raindrops keep falling on my head, interpretadas por Dionne Warwick, Dusty Springfield, Aretha Franklin o The Carpenters? Él escribió la música de esas canciones, tan inolvidables como elegantes, junto al letrista Hal David. Y las repasa en A life in song (Universal), un DVD que recoge un concierto en el que múltiples cantantes interpretan su repertorio, que logró tres Oscar y seis Grammy.

Su última obra maestra es Painted from memory, el disco que compartió con Elvis Costello, en 1998, pero su peso histórico es innegable. Aquel niño que dejó el fútbol americano por la música debido a la presión de su madre -“no me gustaba, ni ensayar al piano pero cuando ella me dejó elegir, me sentí libre y seguí; sin ella no estaría aquí”- se convirtió en uno de los maestros de la canción popular del siglo XX, modelo de elegancia y de dedicación a una carrera. Status Quo le dedicó una canción, Oasis le sacaron en la portada de su debut, Faith no More le versionaron y su influencia es innegable en las últimas (¿cinco o seis?) generaciones.

Burt Bacharach. A life in song resulta un documento revelador para comprender y disfrutar de un repertorio que cambió la historia de la música, a partir de los años 60. El DVD, producido en colaboración con la BBC, recoge un concierto grabado en el London’s Royal Festival Hall, el año pasado, en el que se van sucediendo las actuaciones de músicos de diferentes estilos y generaciones (Alfie Boe, Sophie Ellis-Bextor, Shaun Escoffery, Rebecca Ferguson, Justin Hayward, Michael Kiwanuka, Laura Mvula y Joss Stone) mientras Bacharach desgrana anécdotas, curiosidades y detalles de sus métodos de trabajo.

El ya casi nonagenario músico empieza recordando sus influencias -del bebop, Thelonious Monk, Gillespie y Count Basie a Maurice Ravel- y se detiene en la relación profesional que mantuvo con el letrista Hal David, más fructífera y longeva que su matrimonio con la actriz Angie Dickinson, que acabó de mala manera. “Hal ya había tenido algún éxito cuando nos juntamos, yo no. Formábamos parte de la factoría de compositores del Brill Building y nuestras primeras composiciones fueron terribles”, confiesa. “Trabajábamos en una oficina sin aire acondicionado, en la que no se abría la ventana, con el tabaco de Hal y en un piano que apenas sonaba. Nun-ca terminamos una canción en un día, ya que íbamos cada uno a casa, trabajábamos en ella y luego la acabábamos después”, prosigue. “No ganas premios por componer cinco canciones al día”, explica con humor.

Escuchado hoy, Bacharach es el prototipo de la canción elegante, cercana al easy listening, con un pie en el pop y el otro en el jazz suave.

En su día, resultó rompedor. “Nun- ca quise romper las normas”, explica. Pero lo hizo cuando empezó a componer frases de diez compases, en lugar de ocho, en temas como In between the heartaches -“es politonal, con un acorde en registro superior y el otro, inferior”- o cuando él y Hal colocaron la palabra neumonía en un nº 1 pop, I´ll never fall in love again. “Estaba enfermo y lo utilizamos”, asegura entre risas.

Y mientras se van sucediendo las actuaciones, en las que se lucen Justin Hayward (Moody Blues), la deliciosa Joss Stone, el cantante de ópera Alfie Boe y el joven y tímido Michael Kiwanuka en un set acústico, Bacharach confiesa que no tiene un método fijo de composición -“me dejo llevar por el instinto y no compongo rápidamente, soy duro conmigo mismo”- ; recuerda su trabajo junto a Dianne Warwich, Aretha Franklin y Dusty Springfield, a las que dice “adorar”; y reconoce que “arruiné algunos discos” y que hizo sufrir a algunos vocalistas, como cuando grabó Alfie, con el recientemente fallecido George Martin, y sometió a la cantante Cilla Black a ¡41 tomas!

Clase magistral Si su música le convirtió en leyenda, escucharle supone una clase magistral para cualquier artista o seguidor. Poco antes de que todos los músicos participantes compartan el escenario con él para cantar That´s what friends are for y después de recordar él mismo al piano y con la orquesta sus bandas sonoras, Bacharach dice que “la industria de la música es más dura ahora que cuando empecé, pero lo bueno es componer y cantar; ahí tienes una gran ventaja”, indica, antes de dejar caer que “si todo falla, cambia de profesión”. Y al final, llega la frase lapidaria del maestro: “Nunca te sientas avergonzado de una melodía que puedas recordar”. ¡Él compuso tantas?!