La cita es de Massimo Vignelli, “uno de los personajes más influyentes del diseño contemporáneo”, en opinión d el estudio donostiarra Husmee, que le ha dedicado una exposición-homenaje en el centro cultural Okendo bajo el título Timeless. Compuesta por material original del artista y una treintena de carteles ajenos, se trata de la primera muestra mundial organizada tras la muerte en 2014 de este genio nacido en 1931 en Milán. Vignelli fue autor de los mapas y la señalética del metro de Nueva York, cuyo diseño en 1966 marcó un antes y un después en este campo. También creó, entre otros trabajos, el logotipo de American Airlines (1967), el branding de United Colors of Benetton (1995) y la identidad corporativa del Guggenheim de Bilbao (1998).

“Era uno de los últimos grandes maestros del diseño”, aseguraron en la presentación de ayer Ernesto Arnáez y Alain Villastrigo, responsables de Husmee para quienes Vignelli era el “diseñador total”. Es autor de obras tan diversas como carteles, relojes, urnas funerarias, sillas y diferente mobiliario industrial. La geometría estuvo en el ADN de todos sus trabajos, “siempre impecables, muy arquitectónicos, tan amables y distinguidos que nos resultan familiares”.

De hecho, el título Timeless alude a algo que siempre persiguió un artista que opinaba que “se puede lograr la atemporalidad si se busca la esencia de las cosas”. “La apariencia es transitoria, es moda, tendencia... pero la esencia es atemporal”, decía Vignelli, que, según recordaron desde Husmee, optó por una “línea racional” que no era la habitual en los 60, años muy dados al “barroquismo”. “En lugar de epatar y ser extravagante, él defendió la funcionalidad pura, el orden y la claridad con un solo objetivo: comunicar”, aseguraron.

El núcleo de la exposición está compuesto por 34 carteles que Husmee encargó a diferentes diseñadores locales, españoles e internacionales que no dudaron en participar con total libertad. En algunas creaciones domina el color rojo, el predilecto de Vignelli, y en otras la protagonista es la Helvética, su tipo de letra favorito. También hay varios guiños a algunos de los encargos más célebres realizados por el diseñador italiano, como el mapa del metro de Nueva York.

“En un momento en el que el diseño parece no tener importancia -el Ministerio de Cultura acaba de eliminar el premio nacional de esta disciplina- nos hemos unido todos, incluso los estudios que somos competencia”, se congratularon los donostiarras antes de subrayar, entre otras aportaciones, las realizadas por cuatro premios nacionales de diseño: Javier Mariscal, Enric Satué, Mario Eskenazi o Alberto Corazón, que fue amigo íntimo de Vignelli. También hay trabajos de creadores locales como Estudio Lanzagorta, Alambre, Husmee y la escuela Kunsthal, mientras que del ámbito internacional se pueden contemplar carteles de nombres que figuran “entre los 50 mejores del mundo”, como Hubert & Fischer (Nueva York), Nico Gibson (Chicago) o Mark Studio (Inglaterra). Precisamente, uno de esos estudios extranjeros es Vignelli Associates, que tras la muerte de su fundador dirigen sus socios Beatriz Cifuentes y Yoshiki Waterhouse, que el 17 de abril visitarán Donostia para ofrecer una charla. Su aportación a la muestra es un bonito cartel presidido por el número 23, que para Vignelli representaba la “perfección gráfica” absoluta con dos números que parecen besarse.

Además, han cedido a Husmee varios trabajos originales de Vignelli que dan un valor añadido a la exposición. Así, se muestran algunas sillas y ejemplares de mobiliario industrial, así como bocetos y planos para diseños de marcas como Ducati o Galerías Preciados en los que se puede apreciar el trazo ágil de un hombre que diseñaba todo con lápiz: “Jamás tuvo un ordenador en su mesa”.