donostia - El arte sigue recibiendo un trato especial en la basílica Santa María del Coro. Desde ayer, el templo donostiarra luce una nueva escultura en una de sus paredes exteriores, visible desde cualquier punto de la calle 31 de agosto. Se trata de La Armonía de sonido, una obra creada por Maximilian Pelzmann, artista irlandés de madre donostiarra.

“Cuando me ofrecieron hacer un trabajo para la basílica me fijé en que la fachada tenía una decoración bastante recargada, pero la falsa ventana de al lado no tenía absolutamente nada dentro”, explicó ayer el autor. “Esa ventana era el mejor lugar posible para la obra”, agregó.

El artista partió de un cuadro de la virgen María que vio en una exposición de Menchu Gal en Irun, y utilizó esa imagen para esbozar las primeras curvas que derivarían en el diseño de la pieza final. Aun así, la idea principal de la escultura nació del protagonismo que tiene el coro en la basílica. “Una vez asistí a una misa en la que una cantante del coro consiguió que todos los presentes enmudecieran con su canto”, recordó. Y en ese momento decidió que la base sería el dibujo de las ondas del sonido. A eso le sumó que uno de los atractivos de Donostia es el mar. “Con esa forma ondulante también he pretendido simbolizar las olas”, añadió.

Por último, después de investigar sobre la arquitectura de la basílica, Pelzmann descubrió que su material principal era la piedra arenisca. Ese tipo de material se encuentra en el monte Jaizkibel, así que el artista acudió allí. “Me fijé mucho en las formas naturales que se crean en esta piedra, así que decidí darle ese carácter orgánico a mi obra”, explicó. Al final, con la suma de todas esas ideas, el escultor consiguió llenar ese vacío de la ventana falsa de la basílica . - M.E.