parís. El cineasta francés Chris Marker, maestro y pionero del cine documental cuyos trabajos de factura poética y etnográfica han influenciado a varias generaciones de directores, falleció el domingo a los 91 años dejando para la memoria una prolífica y comprometida producción artística.
Discreto y reflexivo, Marker era esencialmente un director de cine, pero también un escritor, un poeta, un filósofo, un crítico de cine o un fotógrafo al que la Cinemateca Francesa le atribuye la creación del "documental subjetivo", una forma de cine en el que el texto resulta tan importante o más que la imagen.
"Espíritu curioso, cineasta infatigable, poeta amante de los gatos, videoartista, personaje secreto, inmenso talento. Somos huérfanos de Chris Marker", reaccionaba el director del Festival de Cannes, Gilles Jacob, al conocer el deceso de uno de los maestros del cine.
Nacido en 1921 en Neuilly-sur-Seine, un elegante municipio colindante a París, y licenciado en Filosofía antes de enrolarse como paracaidista en la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, sus inicios cinematográficos le sirvieron para afilar e internacionalizar su pupila. Marker, militante del Partido Comunista, mostraba sus preocupaciones sociales, aunque no dejaba que sus convicciones enterrasen su mirada crítica. Esas primeras producciones fueron una forma de politizar aún más su discurso, alineado con las luchas obreras e independentistas, y de fabricar un género documental en el que filtraba la realidad a través de sus propias emociones, como un testigo implicado en los acontecimientos que le rodean.
Fueron los trabajos previos a La Jetée una cinta de 28 minutos estrenada en París en 1962. El relato, poético y exigente, se inicia con un hombre que de niño contempló un asesinato no esclarecido. Con saltos en el tiempo y viajes al pasado y al futuro, el protagonista intenta salvar a la humanidad, mientras se involucra en una historia de amor imposible. La Jetée, su obra más aclamada, sirvió de inspiración, entre otros, al director Terry Gilliam para rodar 12 monos en 1995, con Bruce Willis y Brad Pitt, o al músico David Bowie, quien también bebió de las musas de Marker para firmar en 1993 el videoclip de la canción Jump, They Say.
Su muerte coincide con el inicio de los Juegos Olímpicos de Londres, sesenta años después de que Marker rodase Olympia 52, un alegato antirracista basado en los Juegos que se celebraron en Helsinki.