Intensidad y desgarro
Lisabö presenta mañana en la sala gazteszena su último álbum, 'animalia lotsatuen putzua'
CUARENTA y un minutos separan el brutal acorde inaugural de Animalia Lotsatuen Putzua (Bidehuts, 2011) y esa especie de acople sonoro con el que concluye el último disco de Lisabö. La banda de Irun publicó a finales del pasado año un nuevo trabajo que ha vuelto a ser recibido por la crítica con toda clase de parabienes. Sin ir más lejos, la prestigiosa revista de ámbito nacional Rockdelux lo ha calificado como el mejor disco publicado en el Estado en 2011 y ha llevado a sus autores a la portada del número de febrero. En esta ocasión, por fortuna, el hecho de que un grupo use el euskera como vehículo de expresión no ha supuesto un obstáculo.
El quinteto guipuzcoano actuará mañana en la Sala Gazteszena de Donostia a partir de las 21.00 horas con otro músico de culto, Joseba Irazoki, como telonero. Lisabö presentará a su nueva formación, que ahora incluye a Xabi (última incorporación al bajo), Karlos (voz y guitarra), Javi (guitarra), Iván (batería) y Eneko Aranzasti (batería). Este último responde a las preguntas de NOTICIAS DE GIPUZKOA.
AGOTADOR
La intensidad sonora
En la atinada hoja promocional firmada por Roberto Herreros, éste asegura que escuchar Animalia Lotsatuen Putzua del tirón puede ser "agotador". "Y sin embargo, no resulta fácil interrumpirlo", añade. El motivo reside, sin duda, en la intensidad sonora que con el tiempo se ha convertido en marca de la casa de Lisabö. Al margen de etiquetas recurrentes (rock, post-core, etc.), los seis cortes de este último disco están presididos por una energía visceral, por esas características subidas y bajadas que reflejan distintos estados de ánimo.
"Cada uno percibe el disco y el directo de modo diferente. Lo que para nosotros como grupo puede ser liberador para otro puede ser agotador o incluso agobiante. Hay gente que ha llegado a parar el disco porque no puede seguir escuchándolo. Y un amigo me decía el otro día que tuvo que salirse del concierto de Durango", recuerda Eneko. Para él y sus compañeros, que aún no han tomado la necesaria distancia de la grabación, la experiencia de los últimos conciertos está siendo verdaderamente liberadora: "Los directos son como vaciarte por dentro".
De todos modos, los irundarras han confesado en distintas entrevistas que éste es su disco menos pensado, el más sencillo en cuanto a estructuras. "La premisa era que las nuevas canciones fueran fáciles de tocar, cómodas para disfrutar más del directo. Eso no quiere decir que sean simples, pero sí bastante directas", sostiene.
Las letras son otro de los puntos fuertes de Lisabö. Las firma desde hace tiempo Martxel Mariskal, a quien la salud ha permitido participar de modo más activo en la elaboración del disco. El escritor de Hondarribia es el sexto integrante de la banda, que siempre procura contar con él en los compromisos promocionales, algo no muy habitual. ¿Conoce usted a muchos grupos que acostumbren a posar en las fotos junto al letrista de sus canciones?
"Martxel siempre ha sido uno más de Lisabö pero esta vez la colaboración ha sido más estrecha. Hablábamos casi todos los días y trabajábamos las letras entre todos. Ha sido una gozada y para el siguiente disco seguramente será aún mejor", vaticina el batería, que destaca el estremecedor recitado que Mariskal hace al inicio de Ez zaitut somatu iristen.
A diferencia de discos anteriores, este último no tiene carácter conceptual, pese a que su enigmático título aparece referido en más de una canción. Eneko recuerda que el álbum Izkiriaturik Aurkitu Ditudan Gurak (2005), por ejemplo, hablaba de las necesidades. Ezlekuak (2007), en menor medida, también estaba circundado por los no-lugares. "Pero Animalia Lotsatuen Putzua es más abierto, las propias letras dan sentido al disco y a la música. Además, los textos de Martxel son muy abiertos, no te dicen algo directamente, sino que sugieren imágenes", opina sobre unas letras que de nuevo llevan el sello del desgarro emocional.
La prensa y el directo
Sin miedo
El grupo se muestra satisfecho por el buen recibimiento que ha tenido el disco, algo que no les provoca "vértigo" ni miedo. "Y no es por ir de humildes, pero sabemos de dónde venimos y dónde estamos. Está claro que no vamos a meter a 1.200 personas en un concierto ni vamos a vender cinco millones de discos. Venderemos lo de siempre y tocaremos delante de las personas que casi siempre han venido a vernos", explica Aranzasti, que tampoco oculta la ilusión de ver que un grupo como Lisabö tiene "eco" en la prensa -también han sido portada de Mondosonoro-.
El directo de Gazteszena no estará centrado solo en el último álbum. También tocarán canciones de trabajos anteriores. "Ahora estamos preparando las viejas con Xabi porque nuestra ilusión es tener ensayado todo el repertorio para que estemos en el escenario y podamos tomarnos la libertad de mirarnos y, sin hablarlo, cambiar de tema en ese mismo momento", asegura el batería. De todos modos, aclara, siempre intentan "no repetir el mismo concierto" para "mantener la tensión". La suya y la del público.
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